En mayo de 2007, mi colega y amiga Gerusa
Duarte me invitó a participar de la 28va Semana de la Geografía, que se haría
en la Universidad Federal de Santa Catarina, en la ciudad de Florianópolis.
Si bien quería enviarme el pasaje aéreo, yo
le dije que prefería ir por tierra porque nunca había cruzado por el paso
fronterizo Paso de los Libres-Uruguaiana, y quería conocer esa ruta brasileña.
Así que salí en la empresa Flechabus un día de semana al mediodía, en la que
siendo fuera de temporada, íbamos cuatro pasajeros, dos choferes y un camarero.
Debido a esa relación extremadamente personalizada, el hombre nos mostró dónde
estaba la heladera y nos dijo que nos sirviéramos todo lo que quisiéramos, y
solo se encargó de darnos la cena caliente.
Al salir de Buenos Aires, atravesamos un
sector de la provincia de Buenos Aires para luego cruzar el puente Zárate-Brazo
Largo y pasar a la provincia de Entre Ríos por la ruta nacional nro. 14, “ruta
del Mercosur” o “ruta de la muerte.”
Tanto en el norte de la provincia de Buenos
Aires como en el sur de Entre Ríos, es característica la producción de ganado
de leche y carne, de la mejor calidad.
Paisaje
pampeano, cercano a la localidad de Perdices, en la provincia de Entre Ríos.
A la medianoche llegamos a la frontera y nos
revisaron hasta los dientes. Y eso nos demoró un largo rato, además de tomar
bastante frío. Y luego, continuamos viaje durante toda la madrugada, en que
dormí profundamente. Al amanecer, ya estábamos en Porto Alegre. A menos de cien
kilómetros de Porto Alegre, llegamos al parque eólico de Osório, que se
encuentra junto a la Lagoa dos Barros, en el estado de Rio Grande do Sul. Está
compuesto por setenta y cinco torres y aerogeneradores de noventa y ocho metros,
por lo que está considerado el mayor de América Latina.
Parque
eólico de Osório junto a la Lagoa dos Barros
Lógicamente se trata de una zona muy ventosa
que permite la práctica del surf en la laguna. Ya el paisaje ha dejado de ser
absolutamente llano para presentar amplias planicies alternadas con morros, y
la escasa vegetación natural, reemplazada por las actividades agropecuarias,
presenta especies de clima subtropical.
La
intensidad del viento se manifestaba en la copa de los árboles
Continué disfrutando del camino de la costa y
tomé nota de las producciones y otros sucesos. Y pasado el mediodía arribé a la
terminal de Florianópolis donde me esperaba Gerusa.
Entrando a la ciudad de Florianópolis
Me llevó al hotel que era pequeño pero con
todas las comodidades y un jardín tropical fantástico. Y de allí a la
peluquería a recomponer un poco mi pelo después de un viaje de más de
veinticuatro horas, a recorrer un poco la ciudad y encontrarme con los otros
colegas.
Jardines
que rodeaban al hotel
El evento era muy interesante porque trataba
sobre Recursos Hídricos y Cambios Climáticos, se discutía
fundamentalmente la veracidad o no del cambio climático global, y las posiciones
estaban divididas. La conferencia de apertura estuvo a cargo de Hugo Romero
Aravena, de la Universidad de Chile, y entre los más destacados geógrafos
brasileños expuso Joao Lima Sant’Anna Neto, de la Universidad Estadual Paulista
(UNESP), de Presidente Prudente (estado de Sao Paulo). Estuvo a mi cargo la
conferencia de cierre sobre “Agroquímicos en la Cuenca del Plata”. Y como la
fecha coincidía con el aniversario del Centro Humboldt, Gerusa Duarte y yo
hicimos una breve presentación ante la comunidad presente.
Playa
de Florianópolis
Finalizadas las actividades académicas
formales, Gerusa nos llevó a Hugo Romero y a mí, a hacer una recorrida para
observar in situ, algunos lugares que habían sido mencionados en los trabajos
presentados.
Vegetación
natural costera
Y además de hacernos conocer las características
físicas de las costas, también hizo referencias a características
socioeconómicas de la ciudad.
Estas
playas eran visitadas en verano por gran cantidad de turistas argentinos
Si bien en
promedio las temperaturas de Florianópolis son más elevadas que las de Buenos
Aires, el invierno es marcado y se hace sentir. El promedio del mes de mayo es
de 18ºC, pero por la hora que era, estábamos muy por debajo de ese valor.
Hugo
Romero Aravena y Gerusa Duarte
A pesar del frío,
hicimos una larga caminata por la playa durante el atardecer.
Con
Gerusa en la playa de Florianópolis
A la noche fuimos a cenar compartiendo
típicos platos brasileños y desde ya que tomando una tan deliciosa como fuerte caipiriña.
La caipiriña es un cóctel que contiene cachaza, lima, azúcar y hielo. Y la
cachaza es un producto obtenido a partir de la caña de azúcar, con una
concentración de alcohol que va del 38 al 51%.
Con
Hugo Romero, Magaly Mendonça y Gerusa Duarte
Al día siguiente continuamos visitando diferentes
áreas de la ciudad. Florianópolis es la
capital del estado de Santa Catarina y una de las ciudades con mayor calidad de
vida de Brasil donde viven alrededor de 300000 habitantes. Y allí, además de la
actividad turística hay un importante desarrollo industrial, explotación minera
y agropecuaria.
Avenida
de Florianópolis donde se circulaba, como en el resto de Brasil, a gran
velocidad
El 97% de la
población de Florianópolis se encuentra en la isla de Santa
Catarina, que es la más grande de un archipiélago de más de veinte islas. La
isla está conectada al continente por tres puentes. El punto más alto es el morro de Ribeirão
da Ilha, con una altura de 532 metros. Desde la altura Gerusa me indicó las diferentes problemáticas que aquejan a
la ciudad.
Vista panorámica de
Florianópolis donde se observa uno de sus puentes
A
la tarde antes de mi partida, salimos de compras. Yo en busca de regalos para
mi familia y ella, de regalos para mí y los míos. Siempre Gerusa tiene esas
enormes atenciones, que nunca sé cómo agradecérselas, porque las hace con todo
cariño, tal cual el que siento por ella. Conversamos de cuestiones personales y
de tango, porque ella aprendió a hablar en español escuchando música
rioplatense. Yo en cambio, todavía no hablo portugués, pero lo entiendo casi
todo, y eso también se lo debo a los cantantes brasileños como Vinicius de
Moraes, Toquinho, María Bethânia, Roberto Carlos, María Creuza, Paralamas do
Suceso…
Mi
amiga me despide en la terminal de ómnibus, y estoy de vuelta en la ruta
observando los campos con variedad de cultivos y algunos establecimientos con
ganado.
Campos del estado de Santa
Catarina
El
trayecto entre los estados de Santa Catarina y Rio Grande do Sul es una zona
donde puede verse una importante radicación industrial, destacándose
metalúrgicas y automotrices.
Área
rural cercana a la Iglesia de Sao José
Seguimos
desplazándonos hacia el sur, y continúa el paisaje subtropical, donde los
suelos se presentan rojos por la presencia de hierro en un clima con grandes
precipitaciones, y palmeras entre otras especies típicas de la mata
originaria.
Suelos
lateríticos cerca del balneario de Torres
En
las últimas horas de la tarde, ingresamos a la ciudad de Porto Alegre. Allí
suben algunos pasajeros más, pero de todos modos, tal cual el viaje de ida,
somos muy pocos.
Calle
de la ciudad de Porto Alegre
El
ómnibus pasa por áreas de gran concentración de industrias y puedo observar
contaminación de aguas por efluentes, pero ya la escasa luz solar no me permite
tomar fotografías.
Atardecer
en Porto Alegre
Cae la noche, duermo hasta que me despiertan en la frontera y vuelven a
revisarnos, pero no ven la pequeña plantita que llevaba conmigo en una bolsa.
Todo el viaje transcurre sin inconvenientes y al mediodía llego a Buenos Aires.
Palermo,
en Buenos Aires, a pocos minutos de arribar a la terminal de ómnibus de Retiro
El
viaje ha terminado y la experiencia ha sido excelente tanto a nivel académico
como del encuentro con mis colegas y amiga.
La
ciudad de Florianópolis es la que más me gusta de Brasil, después de Río de
Janeiro, claro. Ya conocía treinta y tres países con sus ciudades más
importantes, y mi ciudad preferida desde el punto de vista paisajístico seguía
siendo Rio. La caída de las montañas al mar es lo que más me atrae, por eso le
siguen Barcelona en España, San Francisco en los Estados Unidos, y Valparaíso
en Chile