Desde Trevelin tomamos un remis y le pedimos que nos llevara hasta la
represa de Futaleufú, que se encontraba a sólo doce kilómetros de allí.
En
camino desde Trevelin hasta la represa de Futaleufú bajo enormes cúmulos
Andando
por la ruta número doscientos cincuenta y nueve
En la zona abundaban alerces, cipreses, maitenes,
cohihues y radales
Fuerte
erosión mecánica en las rocas desnudas
La represa de Futaleufú era un aprovechamiento hidroeléctrico que se realizó
con el objetivo principal de abastecer de energía a la planta de ALUAR
(Aluminio Argentino) de Puerto Madryn. Fue construida entre 1971 y 1976 sobre
el río Futaleufú, que en mapudungún significaba “río Grande” y que como
todo curso de agua de zona montañosa por momentos corría encajonado formando
rápidos.
Río Futaleufú
en el oeste de la provincia del Chubut
Bordeando
el río Futaleufú
Rápidos del río
Futaleufú
La presa, de ciento veinte metros de altura, se construyó en una zona
de clima frío y ventoso entre las isohietas de 1500 a 3000 mm anuales por lo
que el bioma característico era un bosque de coníferas, quedando sumergidos
gran parte de los árboles; aunque cada tanto aparecían flotando troncos que
eran rescatados y usados.
El
viento se manifestaba a través del oleaje y de la vegetación
En camino hacia
el muro de contención
Vista
del muro de contención y del vertedero
Muro
de contención en el marco de los cerros nevados
Los lagos anegados eran el Situación, el Quiñe o Lago Uno, el Epu o
Lago Dos, y el Cula o Lago Tres, todos ellos de origen glaciario, que estaban
encadenados y rodeados de cumbres del cordón Pirámides (2609 m.s.n.m.) y los
cerros Situación (2307 m.s.n.m.), Castillo (2125 m.s.n.m.) y Tres Uñas (1976
m.s.n.m.), formando parte del Parque Nacional Los Alerces. El embalse conformó
un espejo de agua de nueve mil doscientas hectáreas con una profundidad media
de sesenta y cinco metros, y debido al maravilloso paisaje que quedó bajo las
aguas, se lo llamó Amutui Quimei, que en mapuche significaba “Belleza
Perdida”.
Embalse
Amutui Quimei, desde el muro de contención
Desde el embalse hasta la turbina el agua era transportada mediante una
tubería de presión o tubería forzada para ser transformada en energía.
La tubería de presión o tubería forzada también
arruinaba en parte el paisaje
El vertedero tenía capacidad para evacuar dos mil novecientos metros
cúbicos por segundo, y el agua llegaba a ella con un salto de ciento cincuenta
y siete metros, alimentando cuatro turbinas de cuatrocientos cuarenta y ocho MW
de potencia y un caudal máximo de noventa metros cúbicos por segundo, generando
anualmente dos mil novecientos GWh.
Formación de un arco iris en la
represa de Futaleufú
La energía hidroeléctrica era generada haciendo
pasar una corriente de agua a través de las turbinas
Desde
lejos continuaba viéndose la nube formada por la fuerza del agua
Al
pie de la nube con flores de amancay
Flores
de amancay, características de la Patagonia
Como toda central hidroeléctrica de envergadura, Futaleufú contaba con
una chimenea de equilibrio que consistía en una estructura tubular
complementaria destinada a absorber las sobrepresiones y subpresiones causadas
por los golpes de ariete provocados por fluctuaciones de presión y del caudal.
Chimenea
de equilibrio vista desde la casa de máquinas
Chimenea
de equilibrio
Y después de visitar las principales áreas de la represa llegamos al
mirador desde donde se podía tener una vista panorámica del río Futaleufú y de
la zona fronteriza con Chile.
El
agua de los ríos y lagos de un área de aproximadamente 7500 km2 desagua hacia
el océano Pacífico a través del río Futaleufú, cuya naciente vemos en este
punto. Allí donde el río deja de verse,
forma
un recodo hacia la derecha para adentrarse más adelante en territorio chileno,
según
podemos ver en el mapa que grafica toda la cuenca
Con
Martín y Omar en el mirador de la represa de Futaleufú
Vista
panorámica de la represa de Futaleufú
La energía se transportaba desde la represa de Futaleufú hasta Puerto
Madryn por medio de líneas de alta tensión con una longitud de quinientos
cincuenta kilómetros cruzando las mesetas patagónicas de la cordillera a la
costa.
Torres
de trasmisión de la energía
Cuando estábamos por dejar el área de la represa encontramos un cartel
que decía “La Tierra no la heredamos de
nuestros padres. Sólo la tomamos prestada de nuestros hijos”. Y si bien acordábamos con la
leyenda, nos parecía absolutamente contradictoria en ese lugar.
La
Tierra no la heredamos de nuestros padres. Sólo la tomamos prestada de nuestros
hijos
Martín
descansando después de recorrer la represa
Yo nunca había estado en desacuerdo con la construcción de las represas
hidroeléctricas ya que no sólo consideraba que el impacto ambiental negativo
era mucho menor que el producido por la explotación petrolera, sino que en
muchos casos contribuían a evitar tanto inundaciones como sequías extremas como
también a tener otros usos como riego para áreas de cultivo, pesca y
recreación, en este caso no me parecía lógica la destrucción de semejante
ecosistema correspondiente a un área protegida, para que el ochenta y cinco por
ciento de la electricidad generada fuera destinada a alimentar a una planta de
aluminio de alto grado de contaminación y básicamente destinada a la
exportación.
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