viernes, 27 de julio de 2018

En la represa de Futaleufú



Desde Trevelin tomamos un remis y le pedimos que nos llevara hasta la represa de Futaleufú, que se encontraba a sólo doce kilómetros de allí.





En camino desde Trevelin hasta la represa de Futaleufú bajo enormes cúmulos



Andando por la ruta número doscientos cincuenta y nueve


En la zona abundaban alerces, cipreses, maitenes, cohihues y radales


Fuerte erosión mecánica en las rocas desnudas


La represa de Futaleufú era un aprovechamiento hidroeléctrico que se realizó con el objetivo principal de abastecer de energía a la planta de ALUAR (Aluminio Argentino) de Puerto Madryn. Fue construida entre 1971 y 1976 sobre el río Futaleufú, que en mapudungún significaba “río Grande” y que como todo curso de agua de zona montañosa por momentos corría encajonado formando rápidos.


Río Futaleufú en el oeste de la provincia del Chubut


Bordeando el río Futaleufú


Rápidos del río Futaleufú


La presa, de ciento veinte metros de altura, se construyó en una zona de clima frío y ventoso entre las isohietas de 1500 a 3000 mm anuales por lo que el bioma característico era un bosque de coníferas, quedando sumergidos gran parte de los árboles; aunque cada tanto aparecían flotando troncos que eran rescatados y usados.


El viento se manifestaba a través del oleaje y de la vegetación



En camino hacia el muro de contención


Vista del muro de contención y del vertedero


Muro de contención en el marco de los cerros nevados




Los lagos anegados eran el Situación, el Quiñe o Lago Uno, el Epu o Lago Dos, y el Cula o Lago Tres, todos ellos de origen glaciario, que estaban encadenados y rodeados de cumbres del cordón Pirámides (2609 m.s.n.m.) y los cerros Situación (2307 m.s.n.m.), Castillo (2125 m.s.n.m.) y Tres Uñas (1976 m.s.n.m.), formando parte del Parque Nacional Los Alerces. El embalse conformó un espejo de agua de nueve mil doscientas hectáreas con una profundidad media de sesenta y cinco metros, y debido al maravilloso paisaje que quedó bajo las aguas, se lo llamó Amutui Quimei, que en mapuche significaba “Belleza Perdida”.




Embalse Amutui Quimei, desde el muro de contención


Desde el embalse hasta la turbina el agua era transportada mediante una tubería de presión o tubería forzada para ser transformada en energía.



La tubería de presión o tubería forzada también arruinaba en parte el paisaje


El vertedero tenía capacidad para evacuar dos mil novecientos metros cúbicos por segundo, y el agua llegaba a ella con un salto de ciento cincuenta y siete metros, alimentando cuatro turbinas de cuatrocientos cuarenta y ocho MW de potencia y un caudal máximo de noventa metros cúbicos por segundo, generando anualmente dos mil novecientos GWh.




Formación de un arco iris en la represa de Futaleufú


La energía hidroeléctrica era generada haciendo pasar una corriente de agua a través de las turbinas



Desde lejos continuaba viéndose la nube formada por la fuerza del agua


Al pie de la nube con flores de amancay


Flores de amancay, características de la Patagonia


Como toda central hidroeléctrica de envergadura, Futaleufú contaba con una chimenea de equilibrio que consistía en una estructura tubular complementaria destinada a absorber las sobrepresiones y subpresiones causadas por los golpes de ariete provocados por fluctuaciones de presión y del caudal.


Chimenea de equilibrio vista desde la casa de máquinas


Chimenea de equilibrio


Y después de visitar las principales áreas de la represa llegamos al mirador desde donde se podía tener una vista panorámica del río Futaleufú y de la zona fronteriza con Chile.

El agua de los ríos y lagos de un área de aproximadamente 7500 km2 desagua hacia el océano Pacífico a través del río Futaleufú, cuya naciente vemos en este punto. Allí donde el río deja de verse,
forma un recodo hacia la derecha para adentrarse más adelante en territorio chileno,
según podemos ver en el mapa que grafica toda la cuenca


Con Martín y Omar en el mirador de la represa de Futaleufú


Vista panorámica de la represa de Futaleufú


La energía se transportaba desde la represa de Futaleufú hasta Puerto Madryn por medio de líneas de alta tensión con una longitud de quinientos cincuenta kilómetros cruzando las mesetas patagónicas de la cordillera a la costa.



Torres de trasmisión de la energía



Cuando estábamos por dejar el área de la represa encontramos un cartel que decía La Tierra no la heredamos de nuestros padres. Sólo la tomamos prestada de nuestros hijos”. Y si bien acordábamos con la leyenda, nos parecía absolutamente contradictoria en ese lugar.



La Tierra no la heredamos de nuestros padres. Sólo la tomamos prestada de nuestros hijos


Martín descansando después de recorrer la represa


Yo nunca había estado en desacuerdo con la construcción de las represas hidroeléctricas ya que no sólo consideraba que el impacto ambiental negativo era mucho menor que el producido por la explotación petrolera, sino que en muchos casos contribuían a evitar tanto inundaciones como sequías extremas como también a tener otros usos como riego para áreas de cultivo, pesca y recreación, en este caso no me parecía lógica la destrucción de semejante ecosistema correspondiente a un área protegida, para que el ochenta y cinco por ciento de la electricidad generada fuera destinada a alimentar a una planta de aluminio de alto grado de contaminación y básicamente destinada a la exportación.

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