Salimos de Esquel a la
mañana muy temprano en colectivo de línea de la empresa Jacobsen y tras pasar
por el gran valle de Trevelin, llegamos al puente del río Futaleufú, frontera
con la República de Chile.
Gran valle de
Trevelin (provincia de Chubut, Argentina)
Habíamos recorrido
algo más de sesenta kilómetros y nos quedaban diez más para llegar a la
localidad de Futaleufú, pueblito enclavado en los Andes Patagónicos, a 350
m.s.n.m.
Nos bajamos en la
plaza y quedamos sorprendidos con tanta belleza. Por donde se mirara estábamos
rodeados de montañas y todo estaba sumamente cuidado y prolijo. Ni un papel en
el suelo, todo en su lugar. Los árboles podados formando figuras y las plantas
ubicadas armoniosamente.
Martín en la
Plaza de Armas de Futaleufú
El pueblo fue fundado
el 1ro de abril de 1929 y colonizado por chilenos que ingresaron al valle desde
el territorio argentino, lo que influyó en las costumbres y en el vocabulario.
Alrededor de la Plaza de Armas se encontraban la iglesia, el banco, edificios
públicos y algunos negocios.
Vista
panorámica de la capilla Nuestra Señora del Carmen de Futaleufú,
desde la calle
Manuel Rodríguez
Yendo hacia la
capilla
Capilla Nuestra
Señora del Carmen, frente a la Plaza de Armas
Detalle de la
capilla, realizada íntegramente en madera
Las temperaturas eran
bajas gran parte del año, presentándose cerros con nieves eternas. Por esa
razón y por la presencia de bosques, la mayor parte de las construcciones eran
de madera, pero en su gran mayoría, decoradas con muy buen gusto.
Casas de madera
muy bien construidas
Detalle de vivienda de
madera trabajada
Detalle de una ventana
La localidad de
Futaleufú se encontraba en la provincia de Palena, en la X Región de los Lagos,
en el norte de la Patagonia Chilena.
El pueblo se mantuvo
aislado de Chile hasta 1982, en que quedó conectado a la Carretera Austral a
través de Chaitén, que estaba a sólo 150 km, pero el trayecto demandaba tres
horas en bus. La otra opción era hacia Puerto Montt, a dos horas de vuelo, con
sus consecuentes costos y bajas frecuencias, por lo que su comunicación más
fluida seguía siendo hacia Argentina.
Municipalidad de Futaleufú
Como el pueblito
contaba, en 2006, con sólo mil ochocientos habitantes no había cantidad ni diversidad
de productos y servicios. El principal abastecimiento se lograba yendo y
viniendo a Esquel, lo que sus pobladores hacían en micros de línea o en sus
vehículos particulares. Y no solamente concurrían masivamente al supermercado,
sino que también se atendían en el hospital.
Un pueblo donde
todavía se andaba a caballo
Todas las casas
contaban con jardines con flores de todos colores. Y las ventanas sin persianas
también constituían un gran atractivo en un pueblo que parecía para muñecas.
Detalle de un
jardín
Predominaban
los rosales
Un pehuén o
araucaria araucana en el jardín de una casa
Ventanas sin persianas
características de la región
Flores por todas partes
¿Flor o araña?
Todo era muy
tranquilo, muy seguro. Todos se conocían. Almorzamos en un restorán que era una
casa adaptada. Y en las primeras horas de la tarde, a todos se los tragaba la
tierra. El pueblo parecía abandonado y quedamos sólo algunos turistas dando
vueltas, por lo que hicimos una breve siesta en los bancos de la Plaza de
Armas.
Calle céntrica en pleno
verano
Omar haciendo
una breve siesta en un banco de la Plaza de Armas
Cuando bajó un poco el
sol, subimos a uno de los cerros donde se encontraba el Mirador de la Virgen,
también conocido como La Gruta, donde había una imagen de la Virgen María, y
desde donde se tenía una vista panorámica del pueblo.
Vista
panorámica de Futaleufú
Plaza de Armas
vista desde el Mirador de la Virgen
Martín junto a
la imagen de la Virgen
Martín en el
bosquecito del cerro
Omar jugando al
“monstruo” con Martín
Omar corriendo
a Martín
Con Omar
descansando en el mirador del cerro
Omar y Martín
bajando del cerro
Futaleufú en lengua
mapuche significaba “Río Grande”. La zona contaba con precipitaciones muy
abundantes debido a que los Andes Patagónicos en promedio no superaban los
2500m de altura, y además, se caracterizaban por la gran cantidad de valles
transversales que permitían pasar los vientos húmedos del Pacífico. Por lo
tanto, las laderas estaban cubiertas por un denso bosque de coníferas que era
la continuación de la denominada selva Valdiviana.
Bosque de coníferas en un
ambiente de grandes precipitaciones
Construcciones
en el bosque junto a la laguna Espejo
En el momento en que
nos encontrábamos allí, su principal actividad era el turismo, considerándose
la capital del turismo aventura. Se practicaban rafting y kayak en el río
Espolón. También era factible hacer caminatas, cabalgatas, bicicleta de
montaña, floating, canotaje, canyoning en quebradas y cañones, seakayak en los
diversos lagos, pesca con mosca, montañismo y observación de flora y fauna.
Ríos y lagos de aguas transparentes donde se
criaban truchas
Entre los árboles
característicos de la región se destacaba el Pewen o Araucaria Araucana, que
permanecía como relicto de la era Mesozoica, habiendo convivido con los
dinosaurios. En la cultura mapuche se la había usado como planta medicinal y
como afrodisíaco.
Pehuén o Araucaria Araucana
A la tardecita volvimos
al pueblo y tomamos la “once” en una coqueta casa de té.
Martín y Omar tomando la
“once”
Y como los precios,
debido al tipo de turismo que frecuentaba el lugar, estaban en dólares o euros,
desistimos de realizar excursiones mayores, y retornamos a nuestro hotel en
Esquel.
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