viernes, 6 de julio de 2018

A Sao Paulo por el EGAL


  
Desde Juiz de Fora tomamos un ómnibus directo a Sao Paulo donde se realizaba el X Encuentro de Geógrafos de América Latina (EGAL).
Omar, Martín y yo nos alojamos en un hotel del Centro, bastante alejado del campus de la Universidad de Sao Paulo (USP) donde tendría lugar el evento. Pero la idea era aprovechar las mañanas para conocer más la ciudad y ver si me cambiaba la mala impresión que había tenido en viajes anteriores.
Salíamos muy temprano y además de caminar por el sector financiero y observar la cotidianeidad de los hombres de oficina, recorrimos desde áreas de museos a las zonas de compra-venta de diferentes productos, y todo estilo de barrios, tal cual como podían encontrarse en Buenos Aires. Pero lo lujoso era más lujoso y la zona deteriorada estaba más deteriorada. Y apenas bajaba el sol, la gente que se acomodaba para dormir en las calles superaba lejos lo que habíamos visto en otras ciudades.
Solíamos comer en los lugares donde almorzaba la gente que trabajaba en el Centro, y generalmente los platos consistían en alguna carne con arroz blanco, ensalada y papas fritas, pero los postres eran inexistentes o con muy escasa variedad.
Y luego, ómnibus de por medio, íbamos al Encuentro, que en realidad fue un gran Desencuentro. La gente era tanta y los salones tan separados unos de otros, que en muchos casos para dirigirnos a los lugares de exposición debíamos atravesar tantos espacios verdes, subir y bajar tantas escaleras, que no podíamos llegar a escuchar lo que pretendíamos. Lo mismo nos ocurría si queríamos encontrarnos con alguien. Digamos que nada tuvo sabor agradable. Por eso, sólo expusimos nuestras ponencias, presentamos un libro y fuimos a escuchar a Elena Chiozza, cuya conferencia fue excepcional, tanto por su lucidez como por el manejo del discurso para el cual no contaba con ningún papel de ayuda a pesar de sus ochenta y cinco años.
A la noche no nos era muy seguro andar dando vueltas, por lo cual, a cenar y tempranito al hotel.
Si bien había lugares a los que volvería una y mil veces, hay otros a los que borraría del mapa, y uno de esos es la ciudad de Sao Paulo. Considero que tiene todos los defectos de la ciudad de Buenos Aires y ninguna de sus virtudes. Es decir, que si vuelvo es porque hay algún motivo que me obliga o que me atrae en forma temporaria, pero nada más.



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