Desde Juiz de Fora tomamos un ómnibus directo a Sao Paulo donde se
realizaba el X Encuentro de Geógrafos de América Latina (EGAL).
Omar, Martín y yo nos alojamos en un hotel del Centro, bastante alejado
del campus de la Universidad de Sao Paulo (USP) donde tendría lugar el evento.
Pero la idea era aprovechar las mañanas para conocer más la ciudad y ver si me
cambiaba la mala impresión que había tenido en viajes anteriores.
Salíamos muy temprano y además de caminar por el sector financiero y
observar la cotidianeidad de los hombres de oficina, recorrimos desde áreas de
museos a las zonas de compra-venta de diferentes productos, y todo
estilo de barrios, tal cual como podían encontrarse en Buenos Aires. Pero lo
lujoso era más lujoso y la zona deteriorada estaba más deteriorada. Y apenas
bajaba el sol, la gente que se acomodaba para dormir en las calles superaba
lejos lo que habíamos visto en otras ciudades.
Solíamos comer en los lugares donde almorzaba la gente que trabajaba en
el Centro, y generalmente los platos consistían en alguna carne con arroz
blanco, ensalada y papas fritas, pero los postres eran inexistentes o con muy
escasa variedad.
Y luego, ómnibus de por medio, íbamos al Encuentro, que en realidad fue
un gran Desencuentro. La gente era tanta y los salones tan separados unos de
otros, que en muchos casos para dirigirnos a los lugares de exposición debíamos
atravesar tantos espacios verdes, subir y bajar tantas escaleras, que no
podíamos llegar a escuchar lo que pretendíamos. Lo mismo nos ocurría si
queríamos encontrarnos con alguien. Digamos que nada tuvo sabor agradable. Por
eso, sólo expusimos nuestras ponencias, presentamos un libro y fuimos a
escuchar a Elena Chiozza, cuya conferencia fue excepcional, tanto por su
lucidez como por el manejo del discurso para el cual no contaba con ningún
papel de ayuda a pesar de sus ochenta y cinco años.
A la noche no nos era muy seguro
andar dando vueltas, por lo cual, a cenar y tempranito al hotel.
Si bien había lugares a los que volvería una y mil veces, hay otros a
los que borraría del mapa, y uno de esos es la ciudad de Sao Paulo. Considero
que tiene todos los defectos de la ciudad de Buenos Aires y ninguna de sus
virtudes. Es decir, que si vuelvo es porque hay algún motivo que me obliga o
que me atrae en forma temporaria, pero nada más.
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