Torres del Parque Central vistas desde la autopista
Francisco Fajardo
El
Profesor Ramón Tovar era un destacado docente del Instituto Pedagógico de Caracas y de la Facultad de Economía
y Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela, además de Miembro
de la Academia Nacional de la Historia de su país. Él consideraba, desde una
visión marxista, que el espacio geográfico era el producto de la acción del
hombre como agente de transformación social del territorio, para culminar en la
síntesis de hombre-espacio como producto histórico. Y entre sus libros se
podían mencionar “Venezuela, país subdesarrollado” (1964), “La
población de Venezuela” (1968), “Perspectiva geográfica de Venezuela:
para una comprensión realista del espacio geográfico de Venezuela” (1978),
y “El enfoque geohistórico” (1998).
Tras la actividad académica nos obsequiaron presentes recordatorios y nos llevaron a conocer las instalaciones de la UPEL. Y nos resultó muy placentero ver que las autoridades habían erigido un busto del Profesor Ramón Tovar en los espacios de tránsito estudiantil, algo muy significativo que se hiciera en vida, y con la posibilidad de que lo conocieran y admiraran las nuevas generaciones.
Con Omar Gejo y el Profesor Ramón Adolfo Tovar,
docentes y estudiantes de la UPEL
Entrega de presentes recordatorios en la UPEL
Busto del Profesor Ramón Tovar en la UPEL
Después de tan grata actividad académica, salimos a dar un paseo por Caracas en el auto de Beatriz, y en pocos minutos nos encontrábamos circulando por la avenida Baralt, localizada al oeste de la ciudad, muy transitada y con mucha actividad comercial. La denominación que recibía era en honor a Rafael María Baralt, importante escritor y político venezolano autor del primer diccionario de galicismos del español, y el primer hispanoamericano en ocupar un sillón de Número en la Real Academia Española.
Comenzando el paseo por Caracas con los Andes de
fondo
Circulando por la avenida Baralt
Mucho tránsito en la avenida Baralt
Siguiendo por la avenida Baralt, cruzamos la
avenida Urdaneta que estaba elevada, y allí se encontraba un monumento en
homenaje a los Caídos en Puente Llaguno, haciendo referencia a la llamada
Masacre de El Silencio, por los hechos ocurridos en el Centro de Caracas
durante una marcha multitudinaria hacia el Palacio Miraflores, un precedente
del golpe de estado del 11 de abril de 2002 contra Hugo Chávez, por lo cual
perdieron la vida diecinueve ciudadanos venezolanos entre opositores y
simpatizantes del presidente, además de que ciento veintisiete manifestantes
resultaran heridos.
Monumento a los Caídos en Puente Llaguno
Al llegar a la Avenida Oeste 5, doblamos hasta
Avenida Norte 4, y a pocos metros se encontraba el Ministerio de Educación, un
edificio moderno e imponente.
Ministerio
de Educación
Y ya en la intersección de la Avenida Norte 2 con
la Avenida Este 5, se erigía la Iglesia Nuestra Señora de las Mercedes, razón
por la cual a esa esquina se la denominaba “Las Mercedes”.
La primera construcción databa de 1614, cuando un
grupo de mulatos se habían reunido para construir una ermita hecha en madera,
que quedara destruida por el terremoto de 1641. Y si bien fue reconstruida,
nuevamente fue derribada por un sismo en 1766; y a pesar de que le hicieron
algunas reparaciones resultaron afectadas por otro movimiento telúrico en 1812.
En 1857 se volvió a construir con base rectangular conservando sus tres naves
con tres entradas y destacados elementos neoclásico, volviendo a ser afectada
levemente la estructura en el año 1900.
La historia de este templo demostraba, de alguna manera, tanto la elevada sismicidad de la ciudad de Caracas, tal cual lo que ocurría en toda la región andina, como, a la vez, la perseverancia en volver a levantarlo a partir de la fe de sus devotos. Y en homenaje a esta resiliencia, el 2 de agosto de 1960, fue declarado mediante Gaceta Oficial como Monumento Histórico Nacional.
Iglesia Nuestra Señora de las Mercedes
Continuando por la Avenida Norte 2 y en solo
doscientos metros tuvimos ante nuestros ojos una verdadera maravilla
arquitectónica, y se trataba de la Basílica Menor Santa Capilla.
Su historia, tal como había ocurrido con la iglesia
anterior, había comenzado con una antigua ermita, dedicada a San Sebastián que
había sido levantada en 1568 y luego, a San Mauricio en 1640, pero destruida
por el terremoto de 1641. En 1667 se había vuelto a construir en ladrillos y
madera, y nuevamente el sismo de 1812 la tiró abajo casi por completo.
Recién en 1883, el Presidente Antonio Guzmán Blanco
le ordenó al arquitecto Juan Hurtado Manrique su reconstrucción, indicándole
que realizara una réplica de la Sainte Chapelle de Paris. Por esa razón la
estructura del templo era de estilo neogótico, siendo reformada y ampliada en
varias oportunidades; pero en el año 1900, un nuevo terremoto dejaría serios
daños, incluyendo el desplome de la torre.
Después de su restauración y nueva ampliación, el Papa Pío XI la designó Basílica Menor, pero el terremoto de 1967, que llegó a 6.5 en la escala de Richter, causó grandes daños y pérdidas humanas, quedando el edificio al borde del colapso, con su torre central a punto de desplomarse. Se encargó entonces la remodelación y reparación quedando casi en exacta similitud con la original. Y en 1979 fue declarada Monumento Histórico Nacional.
Basílica Menor Santa Capilla
En la esquina de enfrente, en una de las manzanas fundacionales, se había destinado un terreno en “L” para la creación de la plaza Andrés Eloy Blanco, un verdadero oasis en una zona tan densa, donde grandes y chicos realizaban diversas actividades. Y el topónimo rendía homenaje a quien fuera un poeta nativo de la ciudad de Cumaná, autor del poema universal “Píntame Angelitos Negros”.
Plaza Andrés Eloy Blanco
Jóvenes andando en patineta y hombres grandes jugando
al dominó en la plaza Andrés Eloy Blanco
Diversidad de actividades en la plaza Andrés Eloy
Blanco
COLECTIVO PREFECTURA
“TODOS LOS PUEBLOS DEL MUNDO DEBEN UNIRSE PARA
CONSEGUIR LO MÁS SAGRADO,
QUE ES LA LIBERTAD, QUE ES EL SENTIMIENTO DE NO TENER
NINGÚN PROBLEMA INSALVABLE
POR DELANTE”
CHÉ
Adyacente a esa plaza, y ya sobre la avenida
Urdaneta, se encontraba el Archivo Histórico de Miraflores que tenía la misión
de conservar, custodiar y divulgar los documentos recibidos y producidos por
las distintas gestiones presidenciales del siglo XX; y a su lado se localizaba
la Vicepresidencia Ejecutiva de la República Bolivariana de Venezuela.
El edificio del Archivo General de la Nación había sido diseñado por el Ingeniero Arquitecto Alejandro Chataing y el Ingeniero Manuel Felipe Herrera Tovar, e inaugurado en 1911 por el Presidente Juan Vicente Gómez. Si bien constituía la primera edificación construida en concreto armado en Venezuela, habiendo sido un material poco usado para albergar grandes cargas como archivos y bibliotecas, en 2009, se había inaugurado una nueva sede para la guarda de los documentos, conservando la histórica.
El Archivo Histórico de Miraflores junto a la Vicepresidencia
Ejecutiva
de la República Bolivariana de Venezuela sobre la
avenida Urdaneta
Y frente a dichos edificios, se erigía el Banco Central de Venezuela, la fuente financiera más amplia de la ciudad, que se levantaba en el lugar donde antiguamente se hallaba un convento de monjas carmelitas. El rascacielos que lo contenía tenía ciento ocho metros de altura, contaba con veintinueve pisos, había sido inaugurado en 1973 por el Presidente Rafael Caldera, y el arquitecto que lo diseñó, Tomás José Sanabria, había ganado el Premio Nacional de Arquitectura por ese proyecto. Una de las características más importantes ha sido el sistema de ventilaciones cruzadas, entrada de ventilación para enfriamiento de las torres de aire acondicionado, catalogado como sustentable.
Banco Central de Venezuela
Al llegar al cruce de la Avenida Norte 2 con la Avenida Este 0, nos encontramos ante el Teatro Principal, razón por la cual, a esa intersección se la había denominado “Esquina Principal”. La sala de espectáculos había sida proyectada por el Ingeniero Gustavo Wallis Legórburu, e inaugurada en el año 1931. De estilo neoclásico, fue considerado el primer edificio en estructura metálica diseñado en el país, y el acero había sido importado de Estados Unidos. Allí se habían presentado importantes artistas de la época como Carlos Gardel.
Teatro Principal
Continuando por la Avenida Este 0, se encontraban dos edificios correspondientes al Gobierno del Distrito Capital. Uno de ellos, también proyectado por el Arquitecto Wallis, e inaugurado en 1935, tenía reminiscencias de la Paris de los años 20, con elementos decorativos típicos del Art-Deco, caracterizándose por el empleo de formas fraccionadas, cristalinas, con presencia de bloques cubistas o rectángulos y el uso de la simetría, siendo sede del Gobierno del Distrito Capital. Y a su lado, otro inmueble, ocupado por oficinas, que, si bien estaba sobrecargado de ornamentos, para mi gusto, era mucho más bonito que su vecino.
Sede del Gobierno del Distrito Capital sobre la Avenida
Este 0
Oficinas del Gobierno del Distrito Capital
Caminando por la Avenida Este 0, contigua a la
plaza Bolívar, llegamos a su intersección con la Avenida Sur, que era conocida
como “Esquina de la Torre”, por encontrarse allí la torre de la Catedral
Metropolitana de Santa Ana o Catedral de Caracas.
Durante el siglo XVII había aumentado la demanda de edificios religiosos por parte de una burguesía y población en crecimiento, contexto en el cual fuera sustituida la pequeña iglesia destruida a causa del terremoto de 1641 por la catedral concluida en 1674. Y habiendo sido dañada su torre por el sismo de 1812, se la redujo en tamaño, construyéndose en 1866 el frontispicio en estilo barroco.
Caminando por la Avenida Este 0
Catedral Metropolitana de Caracas sobre la Avenida
Sur
Desde esa esquina cruzamos a la plaza Bolívar, uno
de los espacios más importantes de la ciudad, ubicándose en la manzana central
de las veinticinco con las que fuera fundada Santiago de León de Caracas en
1567.
Durante el proceso de la conquista, los españoles
acostumbraban a instalar una Plaza Mayor o Plaza de Armas, una torre, un
cuartel, una iglesia y alrededor de ellos iniciaban su ranchería. Y fue allí,
en esta plaza donde era usual la ejecución y fusilamiento de enemigos políticos
y conspiradores contra el gobierno colonial, siendo a la vez, el sitio donde
Venezuela logró el primer paso hacia la independencia, suscitándose una
rebelión popular contra la Corona Española el 19 de abril de 1810.
Luego de la independencia, se instaló allí un
mercado, hasta que, en la segunda mitad del siglo XIX, se llevara a cabo una
renovación de la plaza al estilo francés, construyendo jardineras, plantando
árboles, recreando en las esquinas las estaciones del año con cuatro fuentes
ornamentales, instalando postes de hierro con diferentes decoraciones y
rodeándola con un balaustre de metal. Las pequeñas escaleras al sureste, le
dieron el nombre a esa esquina conocida como “Gradillas”.
Y el 7 de noviembre de 1874 fue inaugurada la estatua
ecuestre del Libertador Simón Bolívar en el centro de la plaza. En ella, el
Libertador estaba sobre un caballo encabritado sostenido por sus patas traseras
apoyado sobre un pedestal. En 1959, la obra fue designada como Monumento
Conmemorativo.
Omar y Beatriz Ceballos en la plaza Bolívar. Al
fondo, la torre del Banco de Venezuela
La plaza Bolívar muy arbolada y con varias fuentes
Una de las fuente de la plaza Bolívar
Monumento a Simón Bolívar en el centro de la
plaza
Monumento ecuestre al Libertador de Venezuela
Agentes de seguridad en plaza Bolívar
Esquina de Gradillas
En la Esquina de Gradillas se encontraba la Casa del Vínculo
y del Retorno, un edificio de mediados del siglo XVIII ligado al proceso de
Independencia de Venezuela. Habiendo sido propiedad de Juan Jerez de
Aristigueta, primo y padrino de Simón Bolívar, fue heredada por éste. Y en
1802, tras el matrimonio de Bolívar con María Teresa Rodríguez del Toro y
Alayza, celebrado en España, se convirtió en una de sus residencias, siendo el
lugar donde ella falleciera poco tiempo después.
Hacia 1810, en uno de sus viajes a Venezuela, Francisco de
Miranda se hospedó allí y llevó a cabo la primera reunión de la Sociedad
Patriótica, una asociación revolucionaria fundada por él y promovida por la
Junta Suprema de Gobierno de Venezuela, a raíz de los sucesos del 19 de abril
de 1810. Y cerca de allí funcionó la imprenta donde se imprimiera el Acta de la
Independencia.
En la Casa del Vínculo también operó el Gobierno de Venezuela durante la separación de la Gran Colombia.
Casa del Vínculo y del Retorno en la Esquina
de Gradillas
Bordeando la plaza por la Avenida Este 2 hasta la Avenida Sur
2, en la Esquina de las Monjas, nos topamos con el Palacio Municipal de Caracas,
un edificio ecléctico, de corte neoclásico. Constituía la sede principal de la
Alcaldía y del Concejo del Municipio Libertador, donde, además, funcionaba el
Museo Caracas.
En ese lugar, tiempo atrás se habían localizado la Pontificia Universidad de Caracas y la capilla del Colegio Seminario Santa Rosa de Lima, donde tras tres días de deliberaciones del Congreso Constituyente se firmara el Acta de la Independencia el 5 de julio de 1811.
Palacio Municipal sobre Avenida Este 2
En la manzana integrada por la Avenida Este 2, la Avenida Sur 2, la Avenida Universidad y la Avenida Sur 4, se localizaba el Palacio Federal Legislativo también llamado Capitolio Federal. La edificación, de estilo neoclásico, había sido inaugurada en 1873, y por su importancia histórica y cultural, fue declarada Patrimonio Nacional el 22 de agosto de 1997.
Palacio Federal Legislativo o Capitolio Federal
Algo que nos llamó poderosamente la atención fue que, a pesar de la solemnidad que imponía la presencia de la Legislatura, justo enfrente, se hubiesen establecido diversos puestos de venta de frutas y verduras.
Puesto de venta de frutas frente a la Legislatura
Puesto de venta de ajos frente a la Legislatura
Volvimos sobre nuestros pasos
y continuamos nuestra caminata por la peatronal Avenida del Este 2 que nos
conectaría con la “Esquina de San Jacinto” frente a la plaza El
Venezolano. Y mientras nos desplazábamos por allí, había más de una persona que
gritaba a viva voz:
- “¡Vendo oroooo!!!!”
Y en voz muy baja, agregaba:
- “Dólar…euro…”
Peatonal Avenida del Este 2
En 1595, los Dominicos habían
establecido el convento de San Jacinto que contaba con una plaza como parte de
la edificación. Y durante los siglos XVII y XVIII se dedicaron a la formación
humanista dentro de los rígidos preceptos de la Iglesia. Pero el “terremoto
del Jueves Santo”, como llamaban al devastador sismo que se produjo el 26
de marzo de 1812, destruyó varios templos de la ciudad, y entre ellos, el
Convento de San Jacinto.
En medio de esa catástrofe
natural, ocurrida en plena gesta independentista, el Fray Felipe Mota
vociferaba en contra de los sucesos que conllevaron al nacimiento de la
República de Venezuela, invocando que el temblor había sido un castigo de Dios
por los supuestos pecado que se habían cometido, incluyendo la rebelión contra
el rey Fernando VII, ante lo cual, Simón Bolívar, quien en esos momentos vivía
en la Casa del Vínculo, a algo más de cien metros del lugar, interrumpió el
discurso del sacerdote, pronunciando la siguiente frase: “¡Si se opone la
Naturaleza, lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca!”
Tanto la superstición como el
fanatismo religioso inspirados por el terremoto lograron inclinar la balanza en
favor del gobierno español y las deserciones a la causa patriótica se contaron
por miles, al extremo de que el general realista Domingo de Monteverde reforzó
su ejército mediante el reclutamiento de hombres jóvenes y adolescentes de las
ciudades conquistadas que habían sido dañadas por el movimiento telúrico. De
hecho, Caracas cayó de nuevo en poder de los realistas y el gobierno patriota
se vio obligado a capitular, finalizando recién en 1823 el proceso emancipador.
Varios años después, uno de
los solares perteneciente a la Iglesia se encontraba baldío, por lo cual los
regidores exigieron a los dominicos que no edificase cosa alguna en él, ya que
se requería para la construcción de una plaza pública para el disfrute de todos
los lugareños.
Suprimidos los conventos de
hombres por decreto de 1837, la edificación fue utilizada como sede de la
municipalidad, y una parte fue habilitada como cárcel. Y en ese lugar estuvo
preso y condenado a muerte Antonio Leocadio Guzmán, redactor de “El
Venezolano”, por estar implicado en la insurrección campesina de 1846, que
consistíó en una rebelión de carácter popular y social que estalló en varias
zonas agropecuarias. El presidente José Tadeo Monagas permutó la sentencia de
muerte por la del destierro, pudiendo ingresar nuevamente al país en 1849. Años
después, en 1882, su hijo Antonio Guzmán Blanco, mientras gobernaba Venezuela,
pondría a la plaza el nombre de “El Venezolano”, haciendo mención del
periódico fundado por su padre, y levantando una estatua en su honor.
El 17 de octubre de 1977, la plaza fur declarada Monumento Histórico Nacional; y en 2010, con motivos del bicentenario de la declaración de la Independencia de Venezuela, fue colocado un monumento que simbolizaba el proceso iniciado en 1810.
Esquina de San Jacinto frente a la plaza El
Venezolano
Sobre la Avenida Sur 1, entre
la “Esquina de San Jacinto” y la “Esquina de Traposos”, estaba
ubicada la Casa Natal del Libertador, donde el 24 de julio de 1783 naciera
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios.
El edificio constaba de una planta presentando una secuencia de patios rodeados por corredores y habitaciones, siendo decorados por el pintor Tito Salas. Convertido en un museo, conservaba algunas piezas originales y algunas prendas del prócer. El 25 de julio de 2002 había sido declarado Monumento Nacional.
Casa Natal del Libertador
Con Omar en uno de los patios de la Casa Natal de
Simón Bolívar
Con Beatriz en el interior de la Casa Natal de
Bolívar
Dimos algunas vueltas más por
la zona, y, a pesar de muchos comentarios que se hacían habitualmente, no vimos
en todo el recorrido linyeras, ni gente grande o niños pidiendo limosna, como
tampoco vendedores cargosos.
Volvimos a subir al auto de
Beatriz y nos dirigimos hacia el este de la ciudad, llegando en pocos minutos a
la plaza Francia, que había sido inaugurada en 1945 con el nombre de “Plaza
Altamira”. Pero, su nombre cambió luego de un convenio bilateral para tener
una plaza Francia en Caracas y una Plaza Venezuela en Paris.
Destacaba en la plaza Francia el Obelisco de Altamira, símbolo del Municipio Chacao, que en su momento fuera la construcción más alta de la ciudad.
Obelisco en la plaza Francia, llamada originalmente
plaza Altamira
Desde allí nos dirigimos a la avenida Boyacá, también conocida como la Cota Mil, por su elevación a 1000 m.s.n.m., que se desplazaba por el norte de Caracas, a los pies del Parque Nacional Waraira Repano o El Ávila, a través de trece kilómetros. Y a lo largo del recorrido, obtuvimos impactantes vistas de la ciudad.
Avenida Boyacá conocida como Cota Mil
Vista parcial de Caracas desde la Cota Mil
Cúmulos sobre la ciudad
Edificios de diferentes características
Edificaciones siguiendo las curvas de nivel
Nubes entre la cima de la montaña y la ciudad
Vegetación y cemento en comunión
Hermosos reflejos sobre el centro urbano
Ya a mitad de la tarde,
después de tan interesante paseo cubriendo tanto aspectos históricos como
físicos de la capital venezolana, disfrutamos de un exquisito almuerzo en un
restorán muy paquete por seiscientos bolívares.
¡Maravillosa jornada…!