Si bien
estábamos de vacaciones, los domingos continuaban siendo días de descanso, que,
en este caso, sería de interrupción de excursiones y de un mayor relajamiento.
Por eso, toda la mañana Ludmila, Laurita, Martín y Omar disfrutaron de la
piscina del complejo, mientras mi madre y yo permanecíamos en sendas reposeras.
Ludmila y Omar jugando con la jirafa
inflable
Omar con Laurita y Ludmila junto a
la ballena inflable
Ludmila a babucha de Omar
Laurita a upa de Omar
Martín saliendo de la pileta
Y a la tarde,
después de una siesta, fui con mi mamá y los chicos a la casa de té “El
Ángel Azul”, una de las primeras que se habían instalado en la zona, y que
se encontraba camino a Piedras Blancas por el Circuito Chico.
Además de contar con una variada gama de postres, tortas y diferentes blends de tés, el establecimiento estaba rodeado de amplios jardines que contenían muchos árboles y flores, además de un estanque con peces.
Casa
de té “El Ángel Azul”
Con mi mamá, Laurita, Martín y Ludmila saboreando ricos tés y deliciosas tortas
Laurita mirando el paisaje desde la
ventana de la casa de té “El Ángel Axul”
Martín
y Ludmila disfrutando de la merienda
Mi mamá y Laurita durante la merienda
Laurita con su cheese cake con
frutos rojos
Laurita
y Ludmila andando por los jardines de la casa de té “El Ángel Azul”
Mi mamá en los jardines de la casa
de té “El Ángel Azul”
Peces en el estanque de la casa de té “El Ángel
Azul”
Ludmila y Laurita en los los jardines de la casa
de té “El Ángel Azul”
Un avanzado cuarto creciente
Flores en los jardines de la casa de té “El Ángel
Azul”
Martín,
Laurita, Ludmila y mi mamá en los jardines de la casa de té “El Ángel
Azul”
Laurita a upa de Ludmila
Y cayendo la
tarde, regresamos a la Villa de Merlo, para concurrir a la misa que se
celebraba en la Nueva Iglesia Nuestra Señora del Rosario.
Volviendo a la Villa de Merlo
La Nueva
Iglesia Nuestra Señora del Rosario consistía en una construcción moderna que
contaba con dos torres, en una de las cuales se ubicaba el campanario. Y su
interior, tan bonito como sencillo, estaba diseñado con ladrillos a la vista en
combinación con madera.
Nueva Iglesia de Nuestra Señora del
Rosario
Campanario de la Nueva Iglesia de Nuestra
Señora del Rosario
Estando en
período de vacaciones, la temporada más alta del turismo merlino, la misa
reunía tanto a visitantes como locales.
Delante de
nosotros, parada casi al final de la nave, se encontraba una mujer coya, que
vestía el atuendo tradicional. Y, de pronto, en medio de la ceremonia
religiosa, separó sus piernas, y comenzó a correr su orina, formando un “charquito”
en el lugar. Yo conocía esas costumbres propias de la cultura andina, pero
nunca había visto que se llevaran a cabo en un sitio cerrado, y mucho menos, en
un templo.
Interior
de la Nueva Iglesia Nuestra Señora del Rosario durante la misa