Una excursión hacia el sur de la Villa de
Merlo consistió en recorrer parte del valle del Conlara andando por la ruta
provincial número uno de San Luis, paralela a la sierra de los Comechingones.
Y a poco de partir, nos detuvimos unos minutos
ante el complejo de cabañas “El Paraíso”,
muy cercanas a la localidad de Carpintería, que presentaba interesante
infraestructura en medio de un paisaje espléndido.
Cabañas
“El Paraíso” en Carpintería
Ingreso al complejo “El
Paraíso” a la vera de la sierra de los Comechingones
Interior del complejo “El
Paraíso”
Estábamos circulando por una carretera
totalmente asfaltada y bien demarcada, con poco tránsito, que tenía a lo largo
de su trayecto pequeños pueblos cargados de historia.
Transitando
por la ruta provincial número uno de San Luis
Carpintería se localizaba sobre la falta
occidental de los Comechingones en el departamento de Junín, siendo uno de los
asentamientos poblacionales más antiguos de la región.
Las raíces del pueblo se remontaban hacia el
año 1712 con el reparto de tierras a familias tradicionales, cuyos
descendientes continuaban residiendo allí. Documentalmente la zona se
denominaba “Valle de Carpintería”,
aunque, desde 1912, en varias disposiciones de la época, aparecía con el nombre
de “Las Tablas”, en relación con la
estancia donde la Orden de los Dominicos del siglo XVII provenientes de San
Juan, desarrollaban actividades derivadas de la explotación de la madera. En
ese entonces, construían en rudimentarios talleres, sus carretas para comerciar
con Córdoba.
Desde una de las calles visualizamos la cúpula
de la capilla Nuestra Señora de Luján, que se encontraba frente a la plaza
Manuel Zalazar, delimitada por las calles San Martín, Coronel Pringles, Manuel
Zalazar y Belgrano y que contaba con gran cantidad de juegos infantiles.
Cúpula de la iglesia Nuestra Señora de Luján en Carpintería
Plaza Manuel Zalazar en
Carpintería
El pueblo siguiente fue Los Molles, considerado
el corazón de los Comechingones. Su nombre, según relatos de viejos pobladores,
se debía a la gran cantidad de estos árboles, que eran autóctonos, y se
concentraban desde la ladera de la sierra hasta gran parte del valle, no
repitiéndose ese hecho en localidades vecinas.
Como en todo el circuito, se podían encontrar
lugares donde alojarse y tener buenas comidas, pero las calles eran muy
tranquilas, tal cual la plaza Gral. San Martín, que se encontraba absolutamente
vacía.
Esa plaza, que se había diseñado en los
terrenos donados por la familia Chirino, una de las pioneras del lugar, era un
verdadero vergel; y en su interior se localizaba la biblioteca “José Manuel Estrada”.
Dormis y Restaurant “La Minga” en Los Molles
Ingresando a Los Molles
Plaza Gral. San Martín en
Los Molles
Biblioteca “José Manuel Estrada” en la plaza Gral. San
Martín de Los Molles
A solo veinte minutos más se encontraba la comarca
Cortaderas-Villa Elena, frente a una imponente quebrada con su bosque de
molles.
En el lugar había un
complejo de cabañas con todas las comodidades, además de una confitería con
propuestas artesanales.
Llegando a Cortaderas
Bienvenidos al complejo “Villa Elena” en Cortaderas
“Le Ville” Confitería artesanal
Y continuando hacia el sur,
en el kilómetro veinticinco, llegamos al desvío que conducía al dique “Las Sepulturas”, un magnífico espejo de
agua como resultado de la contención del arroyo “La Sepultura”.
Dique Las Sepulturas
Dique inaugurado el 20 de
diciembre de 2010
Al este del dique, la sierra de
los Comechingones
Con mis nietas Ludmila y
Laurita junto al dique
Con mi mamá y mis nietas
Laurita y Ludmila en una zona ventosa
La obra había sido
inaugurada el 20 de diciembre de 2010, con motivo del Bicentenario de la
Revolución de Mayo, a menos de un mes de que nosotros la estuviéramos visitando,
durante la gobernación del Doctor Alberto José Rodríguez Saa. Era la primera
presa que se realizaba en la sierra de los Comechingones, y el lago contaba con
una superficie de casi diecisiete hectáreas y un total de veintiuna incluyendo
los taludes. Tenía una capacidad de reserva de un hectómetro cúbico siendo el
objetivo principal el de la recreación.
PRESA SOBRE EL ARROYO LA SEPULTURA
El sitio contaba con un
fuerte contenido histórico, relacionado con los pueblos originarios de la zona.
Muy cerca de allí, en 1551, una matanza llevada a cabo por colonizadores
españoles casi terminó con la población del pueblo comechingón. Y en una placa
se leía la siguiente leyenda:
“A través de Cruz del Eje, viniendo desde El Barco (Santiago del
Estero), y pasando por el valle de Salsacate, la expedición al mando del
Capitán Francisco de Villagrán ingresó desde el Norte por el Valle del Conlara,
sembrando el terror en los comechingones, en una avanzada de carga de
caballería con lanzas, arcabuces y sables a discreción por parte de los
invasores. Este acontecimiento, el primer contacto “bélico a gran escala” entre
el conquistador y el nativo, es la primera experiencia nefasta que vivieron los
habitantes de San Luis en aquellos años.
Los comechingones fueron la única comunidad de las culturas originarias de nuestra provincia de la que no hay indicios de descendientes directos.”
Referencias sobre “La masacre de la Sepultura”
A la vera del dique,
aprovechando los tiernos pastizales, se criaban vacunos de raza Aberdeen Angus cuyo
propósito era la producción de carne, que se caracterizaba por su calidad.
Ganado vacuno con tiernas
pasturas en los alrededores del dique
Y ya avanzada la tarde,
pegamos la vuelta haciendo paradas en algunos de los pueblitos previamente
visitados para adquirir diversos artículos artesanales elaborados con productos
de la región.
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