Estación de metro Parque Berrío
Edificio de la inmobiliaria
Nutibara
Edificio del banco de la República
Basílica Nuestra Señora de la
Candelaria y detrás, el banco de la República
Basílica Nuestra Señora de la
Candelaria desde el parque de Berrío
El parque de Berrío era un espacio equivalente
a la plaza de Mayo de Buenos Aires, no sólo por estar rodeado por la iglesia y
los principales edificios públicos, localización típica de las ciudades
hispanoamericanas, sino por haberse constituido en un lugar donde, sobre las
bancas, muchas personas sentaban las bases de sus negocios, así como los
reclamos de los habitantes de la ciudad. Era justamente allí donde las madres
de los secuestrados se reunían dos veces al año, en los meses de junio y
diciembre, a pedir por sus hijos; como así también en esa plaza se concentraban
los desocupados.
Estatua en honor del abogado,
militar y político colombiano Pedro Justo Berrío
Pesebre con grandes figuras que aún permanecía
en pie
Edificio del Bancolombia
Mucha gente y diversidad comercial
en el distrito La Candelaria
Caminando por la peatonal
Mientras nos desplazábamos por la avenida
Carabobo, nos topamos con un grupo de personas que se encontraban frente al
banco Agrario. Y al averiguar de qué se trataba, nos indicaron que estaban en
busca de subsidios por problemas causados en sus campos por las FARC o por el
ejército.
Banco Agrario de Colombia en la avenida Carabobo
Nos desviamos por la calle 51 para admirar la iglesia de la Veracruz, de estilo barroco popular, y retomamos la avenida Carabobo hasta llegar al Museo de Antioquía.
Iglesia de la Veracruz, de estilo
barroco popular en la calle 51
Por la avenida Carabobo
Llegando al museo de Antioquía
Con Omar frente al museo de
Antioquía
Y justo enfrente del museo de Antioquía se encontraba la plaza Botero, donde se exponían esculturas del artista colombiano más reconocido a nivel internacional. Fernando Botero, oriundo de Medellín, era, según el designio popular, el que “pinta gente gorda”; pero para el pintor, agregarle un aspecto más “voluminoso”, como él prefería llamarlo, implicaba añadirles belleza estética a sus obras, y desde ya, que eso fue lo que le diera un sello distintivo.
La avenida Carabobo separaba al
museo de Antioquía de la plaza Botero
Con Raquel Pulgarín en la plaza Botero
Cúpula del palacio de la Cultura
Rafael Uribe Uribe, de estilo neogótico, desde la plaza Botero
En la plaza Botero se exhibían
veintitrés esculturas del afamado artista
En primer plano: “Hombre a Caballo”,
y detrás: “El Soldado Romano”
Caballo con bridas
Gato – 1993 – Bronce
Adán y Eva
Maternidad
Continuamos caminando por la
colorida y concurrida peatonal
Durante la tarde hicimos una visita a la
Universidad de Antioquía donde la Doctora Raquel Pulgarín nos presentó a varios
profesores con quienes mantuvimos interesantes conversaciones.
Y siendo ya las ocho de la noche, después de un día de mucha actividad, en el restorán del hotel nos sirvieron una “bandeja”, que consistía en un trozo de carne de res, arroz, maduro (que era banana), ensalada, frijoles y arepa.
Exquisito plato típico
Si bien estábamos muy cansados, tampoco hubiese habido posibilidades de hacer una salida nocturna, ya que todo terminaba muy temprano, por lo que a las nueve de la noche ya estábamos durmiendo.
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