Era el jueves 28 de enero de 2010, día en que Martín cumplía diecinueve años, y esa mañana nos pasó a buscar Adriano para ir a pasear por Santiago y sus alrededores.
Salimos del hotel Imperio rumbo al nordeste de la ciudad hasta llegar a Valle La Dehesa, un nuevo barrio exclusivo de casas de elegante diseño con buenos accesos hacia los centros comerciales más importantes.
Rumbo al noreste de Santiago
Elegantes casonas en el barrio Valle La Dehesa
Continuamos nuestro camino hacia el oeste, recorriendo las principales zonas de expansión urbana, muchas de las cuales habían sido áreas de cultivos poco tiempo atrás. Y a mí me parecieron demasiado endebles algunos monoblocks, teniendo en cuenta de que se trataba de una zona de elevada actividad sísmica.
Nuevos monoblocks muy endebles para una zona sísmica
A continuación, pasamos por el Estadio Nacional. Y aunque hubieran pasado los años y las generaciones de jóvenes chilenos casi no lo tuvieran presente, a mí no se me podía quitar de la cabeza la imagen de los fusilamientos que allí se cometieran durante la dictadura de Pinochet.
Estadio Nacional de Chile
Cuando se hizo el mediodía pasamos por la casa de Adriano y Hortensia, comimos algo, y seguimos viaje hacia el Cajón del Maipo.
Martín comiendo en la casa de Adriano y Hortensia
El Cajón del Maipo era un cañón andino correspondiente a la alta cuenca del río, a 900 m.s.n.m., donde se encontraba encajonado por cerros, farellones y macizos. La zona, además, contaba con una serie de afluentes y esteros, siendo la principal localidad, San José de Maipo.
Los meandros del río Maipo bajo un cielo azul intenso
Y cuando ya estábamos a cuarenta kilómetros de Santiago, llegamos a la cuesta de Las Achupallas, lugar donde el 7 de setiembre de 1986, se produjera el atentado contra el dictador Augusto Pinochet, por parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Pinochet regresaba con su nieto de su residencia de descanso de El Melocotón cuando un grupo armado atacara su auto blindado que por una maniobra del chofer lograra ponerse a salvo, aunque además de varios heridos, cayeran cinco de sus escoltas.
Inmediatamente después de ese suceso se declaró estado de sitio, produciéndose una frenética carrera para capturar a los responsables del atentado, que implicara el arresto de importantes personalidades opositoras como Ricardo Lagos, quien años después fuera presidente de Chile, Germán Correa y Patricio Hales, además del asesinato del periodista de izquierda José Carrasco, entre otros.
En ese sitio se hallaban unas lápidas en piedra con la inscripción “LA COMUNIDAD DE SAN JOSÉ DE MAIPO A LOS CAÍDOS EN EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER”.
Los ecosistemas de la zona se encontraban ampliamente intervenidos debido a que la mayoría de los espacios naturales habían sido ocupados y utilizados por asentamientos urbanos, muchos de ellos sin un adecuado sistema de uso y explotación de los recursos, como la ganadería, las actividades mineras, las hidroeléctricas, y el turismo, además de las diferentes especies introducidas que, en muchos casos, habían ocasionado el desplazamiento de las nativas. Algunos de los ejemplos de introducción de flora han sido los eucaliptus, los pinos, los álamos, los abedules, y varios arbustos y hierbas; mientras que a nivel de la fauna exótica, lo han sido el conejo, la rana africana, el gorrión, y la codorniz, entre otras. No obstante, en la zona se conservaban varias aves como el cóndor, el aguilucho, el halcón peregrino, el jilguero cordillerano, la tenca, el zorzal, la golondrina chilena, y el picaflor gigante, como también murciélagos, el ratón de los espinos, el cucuro, el lauchón orejudo de Darwin, la vizcacha de montaña, el quique, el puma, el zorro culpeo, diversidad de insectos, anfibios y reptiles.
Ecosistemas alterados en el Valle Central de Chile, al pie de la cordillera de los Andes
En el denominado Camino al Volcán, que seguía el curso del río Maipo, se localizaba una serie de chocolaterías, casas de té, restoranes y hosterías, destinadas al esparcimiento de los santiaguinos, que acudían los fines de semana o en vacaciones a descansar del ritmo de la ciudad y a respirar aire puro.
Eran muchos y variados los restoranes y chocolaterías en el Camino al Volcán
En San José de Maipo había pequeños establecimientos que ofrecían empanadas y kuchen con té o café. El kuchen, un tradicional pastel de dulces de frutas, originario de la repostería centro-europea, tal como otras recetas, se había instalado fuertemente en la gastronomía chilena debido a la influencia de la colectividad alemana.
En San José de Maipo ofrecían empanadas, kuchen, té y café
Desde el puente El Toyo, nos detuvimos a observar el río Maipo, cuya cuenca nacía en la divisoria de aguas con Argentina y formaba un complejo abanico de ríos tributarios alimentados tanto de lluvias invernales como del deshielo en primavera-verano, siendo el principal recurso hídrico tanto de la ciudad de Santiago como del área de cultivos de los alrededores. Y, en época de crecida, la correntada era tan fuerte, que arrastraba las rocas.
Vista del río Maipo desde el puente El Toyo
Fuerte correntada arrastrando las rocas
En poco más llegamos a El Melocotón, asentamiento que había surgido originariamente por la necesidad de los arrieros de contar con pasturas para el ganado que bajaba de la cordillera, y debido a sus características ambientales, se convirtió en un lugar codiciado para sanar a los enfermos de tuberculosis.
Entre 1910 y 1914 fue inaugurada una línea férrea que unía Puente Alto y El Volcán, manteniéndose operativa hasta 1985.
Formación en la estación El Melocotón
El rasgo morfológico principal de la zona, tanto por extensión como por ser el principal modelador del paisaje estaba representado, sin duda, por el río Maipo, habiéndose formado barrancas estratificadas.
Estratos en la barranca sobre el río Maipo
Respecto de los pueblos originarios de la región del Maipo se estimaba que la habitaban los mapuche, los chiquiyanes y los puelche, que cruzaban desde las Pampas. De hecho, el término Maipo, en mapudungún, significaba “trabajar la tierra, arar”, mientras que los chiquiyanes basaban su subsistencia en la caza de guanacos, ñandúes y pumas, entre otros. Pero justamente un siglo antes de la llegada de los españoles, el Cajón del Maipo fue ocupado por los incas, quienes acostumbrados a laborar en las laderas de las montañas y en las angostas riberas de los ríos andinos, trasmitieron a los antiguos moradores sus técnicas, costumbres y cultivos.
Antiguo habitat de los mapuche, los chiquillanes y los puelche
En el área andina de la cuenca, las altas cumbres fluctuaban entre los 6000 y los 2000 m.s.n.m., mientras que la zona de piedemonte y planicies se caracterizaban por los procesos de relleno originados por glaciación y vulcanismo, que había producido cenizas y piedra pómez, mezclados con arcillas, arenas y bloques de depósitos más antiguos.
Compleja formación morfológica en los piedemontes y zonas llanas
El paraje siguiente era San Gabriel, sobre el Cajón del Río Yeso, lugar al cual, en 1817, un destacamento del Ejército Libertador al mando de José León Lemus, fuera enviado por José de San Martín con el fin de distraer al Ejército Realista. Debido a un temporal, la guardia realista se había retirado, pero la misión de hacerse notar y dar la impresión de una invasión se había cumplido.
Río Yeso, afluente del Maipo
En la zona se presentaban varias fuentes de agua en forma de hoyas de ríos y arroyos, que por encontrarnos en pleno verano, muchas familias disfrutaban realizando diferentes actividades, incluso, acampando.
Muchas familias disfrutaban de las hoyas de ríos y arroyos
Continuando hacia el sudeste llegamos al túnel Tinoco. Adosado a las rocas de las laderas de la montaña, había sido construido para que por allí pasara el ferrocarril de trocha angosta que surcaba el Cajón. De seiscientos cuarenta y cinco metros de extensión tenía la particularidad de que su curvilíneo trazado no permitiera visualizar el final del recorrido. Sin luz artificial y con el sonido y la humedad que le otorgaban las goteras, era una experiencia interesante, aunque no para cualquiera.
Martín, Hortensia y Omar en el oscuro y húmedo interior del túnel Tinoco
Martín estaba pasando su cumpleaños de la mejor manera, rodeado de afecto y paseando por las montañas que tanto le gustaban, pero de todos modos faltaba que apagara su velita. ¡Y tuvo su torta, y sus regalos!
Conseguimos un arrollado de manjar, que es como en Chile se le decía al dulce de leche, cubierto con coco, y lo acompañó con leche chocolatada.
Adriano y Hortensia le regalaron un rompecabezas de un mapa de Chile. ¡Estaba feliz!
Martín abriendo su regalo junto a Adriano, Hortensia y Omar
El viernes 29 de enero emprendimos el viaje de regreso a Buenos Aires en un micro de la empresa CATA Internacional. Y nuevamente, como tantas otras veces, volvimos a disfrutar del maravilloso cruce de los Andes.
Ya, al dejar la capital chilena, pasamos por los viñedos y otros frutales del norte de Santiago, para luego comenzar a vivir la aridez de la Cordillera, vista a través de los conos de deyección y del paisaje cercano a Portillo con sus valles de origen fluvio-glaciario.
Plantación de frutales en el Valle Central de Chile
Erosión fluvial y glaciaria
Y, al cruzar al sector argentino, pasando por Las Cuevas, pudimos ver, en todo su esplendor, el imponente Aconcagua, que permanecía nevado durante todo el año.
Antiguo puente ferroviario en Las Cuevas
El Aconcagua, ya en el sector argentino
Debido a encontrarnos en período de deshielo, muchas de las laderas mostraban una especie de alfombra verde, y el río Mendoza, con sua característicos meandros, comenzaba a aumentar su caudal.
Acumulación de sedimentos en el río Mendoza
Ya descendiendo de la Cordillera, llegamos al embalse de Potrerillos, construido entre los años 1999 y 2003, con el fin de controlar el flujo del río Mendoza, encauzar las aguas para riego, y producir energía.
El embalse de Potrerillos
Estepa arbustiva a la vera del embalse de Potrerillos
Tanto en el departamento Luján de Cuyo, como en otros de los alrededores de la ciudad de Mendoza, tal cual en el valle Central de Chile, se producían vides y otros frutales, tanto para ser consumidos en forma natural como para diferentes procesamientos agroindustriales.
Desde la ruta nacional número siete, en camino a Buenos Aires
Llegamos a Buenos Aires el sábado 30 por la mañana, y en cuanto estuvimos en casa Martín se puso a armar el rompecabezas que nuestros amigos chilenos le habían regalado.
Martín armando el rompecabezas que le regalaran Adriano y Hortensia
No había sido la primera vez que Martín pasara su cumpleaños fuera de Buenos Aires, pero como siempre había ocurrido, se lo volvimos a festejar con toda la familia. Y también el de mi hija Fernanda, quien el día anterior había cumplido treinta y tres años.
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