La
Mucuchache, sobre la Carretera Trasandina,
entre
San Rafael del Páramo de Mucuchíes y San Isidro de Apartaderos
En poco tiempo más arribamos
a San Isidro de Apartaderos, a casi sesenta kilómetros de Mérida y a 3342
m.s.n.m., por lo cual su temperatura promedio anual era de sólo 6ºC.
El poblado tomó el nombre de la depresión donde se encontraba el valle de Apartaderos, que a la vez se llamó así en virtud de los caminos que desde allí se dirigían hacia Barinas y Trujillo en la época de la colonia, además de constituir, por una cuestión de altura, una divisoria de aguas. Todo esto tomando al término “apartaderos” como sinónimo de “desvíos”.
Llegada a San Isidro de Apartaderos
El pueblo se había convertido en un atractivo turístico debido tanto a sus paisajes y como a la concentración de lugares de venta de artesanías, productos comestibles, y bebidas regionales.
Venta
de productos artesanales en San Isidro de Apartaderos
Antes de continuar con nuestro paseo, Carlos nos invitó a tomar un espeso y exquisito chocolate venezolano que nos permitió recobrar fuerzas, ya que la altura se estaba haciendo sentir en nuestros cuerpos. Y así pudimos subir las escalinatas que nos llevaban hasta la plaza del Parque Loca Luz Caraballo.
En ascenso rumbo a la plaza de altura del Parque Loca
Luz Caraballo
La Loca Luz Caraballo era un personaje de la cultura popular venezolana, particularmente de la región de los Andes del estado de Mérida, que enloqueciera por perder a su marido y a sus hijos, al partir a la guerra junto a Simón Bolívar. Cuenta la leyenda que, por esa razón, ante su encuentro con las huestes españolas, les indicara el camino opuesto a la ruta del Libertador. Y era justamente por eso, que en la escultura que la representaba en el parque que llevaba su nombre, su figura se levantaba de pie con harapos largos, cabellera descuidada y el brazo alzado apuntando al horizonte con un dedo, evocando el falso indicio dado al enemigo.
Monumento a la Loca Luz Caraballo
La vida de esa mujer, cuya
verdadera identidad era discutida, fue inmortalizada en la literatura por el
poeta social venezolano Andrés Eloy Blanco, en su “Palabreo de la Loca Luz Caraballo” (1936), que aparecía en una
placa junto a su figura, en las cercanías del monumento:
Palabreo de la Loca Luz Caraballo
De Chachopo a Apartaderos
Camina Luz Caraballo,
con violetitas de mayo
con carneritos de enero
Inviernos del ventisquero
farallón de los veranos
con fríos cordilleranos
entre riscos y ajetreos
se te van poniendo feos
los deditos de tus manos
La cumbre te circunscribe
al solo aliento del nombre
lo que te queda del hombre
que quien sabe donde vive
Cinco años que no te escribe
Diez años que no lo ves
y entre golpes y traspiés
persiguiendo tus ovejos
se te van poniendo viejos
los deditos de tus pies
El hambre lleva en sus cachos
algodón de sus corderos
tu ilusión cuenta sombreros
mientras tú cuentas muchachos
una hembra y cuatro machos
Subida, bajada y brinco
y cuando pide tu ahínco
frailejón para olvidarte
la angustia se te reparte
uno, dos, tres, cuatro, cinco
Tu hija está en un serrallo
dos hijos se te murieron
los otros dos se te fueron
detrás de un hombre a caballo
La Loca Luz Caraballo
dice el decreto del juez
porque te encontró una vez
sin hijos y sin carneros
contaditos los luceros
seis, siete, ocho, nueve, diez
Placa con el poema de Andrés Eloy Blanco sobre la Loca Luz
Caraballo
La historia de la Loca Luz Caraballo la recitaban los niños andinos a los visitantes del monumento, a cambio de golosinas, ropa vieja, o cualquier otra cosa que se les pudiera ofrecer. Nuestra relatora fue Tais, una nena de diez años con cachetes colorados, que nos dijo que tenía tres hermanitos, y le dimos caramelos para todos.
Con
Tais y Carlos junto a la placa del poema de Andrés Eloy Blanco
Desde el mirador pudimos divisar el Observatorio Astronómico Nacional de Llano del Hato, administrado por el Centro de Investigaciones de Astronomía de Venezuela. Y por estar ubicado a 3600 m.s.n.m., se consideraba uno de los de mayor altura del mundo. Constaba de cuatro cúpulas, cada una con un telescopio, un museo y residencias para los científicos. Era, además, el mayor complejo de observación del país, por su localización cercana a la línea del Ecuador (8º 47’ 11” N), teniendo la ventaja de poder observar ambos hemisferios.
Observatorio Astronómico Nacional de Llano del Hato
La ubicación de Apartaderos era casi en la cumbre de la serranía de La Culata, presentándose en el valle una gran cantidad de terrenos cultivados con hortalizas, utilizando la antigua técnica de terrazas o andenes, y casas dispersas en las colinas.
Valle de Aparcaderos con terrenos cultivados y casas
dispersas en las laderas
Permanecimos un buen rato mirando el paisaje y tomando fotografías a los cuatro vientos. Y luego de un breve descanso, continuamos con nuestro recorrido por esa maravillosa región de los Andes Venezolanos.
Con Omar en el mirador de Apartaderos, durante un
breve descanso
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