Cartel
indicador en Penn Station
Diversidad
de gentes en Penn Station
Partimos puntualmente y comencé a tomar fotografías de la salida de New York. Pasamos por una zona industrial en los suburbios y al cruzar desde Manhattan a Queens pude tener un perfil de los principales edificios destacándose el Empire State.
Saliendo de New
York
Por los suburbios
de New York
El Empire State
Building desde Queens
Por el puente ferroviario de Hell Gate volvimos a atravesar el río East, desde donde tuvimos hermosas vistas del puente Robert F. Kennedy, también conocido como Triboro Bridge, e ingresamos a Randalls and Wards Islands. Y desde allí, además de correr la vía paralela a la autopista, pude visualizar a lo lejos las torres del puente RFK que atravesaba el río Harlem.
Puente
Robert F. Kennedy (Triboro Bridge) desde el puente ferroviario Hell Gate
New York y el
puente Robert F. Kennedy
Vista del puente Robert. F.
Kennedy sobre el East River
Vista del peaje de la autopista
en Randalls and Wards Islands y el puente RFK sobre el río Harlem
Edificios a la
vera del East River
El tren contaba con WI FI, mesita y tomas debajo de las ventanillas, así que pude seguir con mi computadora tanto su recorrido en la página AMTRAK, como chatear con mi familia; y el baño era amplio y estaba muy limpio.
Interior del tren
Mi computadora y
tomas varios
Baño del tren
Si bien, desde un principio había pocos pasajeros,
al llegar a New Haven, muchos se bajaron.
New Haven Station
Llegué después de las seis de la tarde a South
Station, la estación principal y terminal, en Boston, cuando ya había
oscurecido.
Tomé un taxi y le pedí al conductor que me llevara
a un hotel barato. Dijo que en el circuito financiero estaban por encima de 200
U$S la noche. Entonces nos dirigimos a Revere, una zona de playas. Primero consulté
en el Confort Inn donde me pedían más de 100 U$S. Dije que no y entonces fuimos
al Rodeway Inn. Me atendió una vieja irlandesa con cara de culo y como no le
entendí algo de lo que me dijo, no encontró mejor manera que levantarme la voz.
Le dije ¡“Slowly, please”!, poniendo yo también
cara de culo. Porque en eso, a los tanos y sus descendientes nadie nos gana. Y
le levanté más la voz. Me cobraría 74 U$S, sin embargo, ¡en la tarjeta me
descontaron 100!
Para eso el taxista me cobró 55 U$S. Le pagué con 60 y pretendía quedarse con el vuelto como propina. Me dio su tarjeta para que lo llamara al día siguiente. La tomé solo para asegurarme de llamar a cualquiera menos a él. Se llamaba Tony Massy, de la empresa Town Car Service 781-654-7598 (tonybudgetown@yahoo.com).
La tarjeta del taxista que se quiso quedar con mi vuelto
Cuando llegué a la habitación no podía encender la
luz. Y cuando le avisé a la mujer, vino y de muy mala manera hizo funcionar los
veladores.
En cuanto me higienicé y acomodé un poco mi
equipaje, decidí salir a cenar, pero se me trabó la puerta y no la podía cerrar.
No me animé a llamar nuevamente a la caracúlica por lo que le pedí ayuda a un
hombre que estaba como agente de seguridad.
Eran las 19:15 cuando le pregunté a la mujer dónde
podía comer. Me dio varios folletos para que los llamara en delivery, y me
indicó dos o tres lugares cerca de allí.
¡No había nadie en la calle! Yo sola caminaba por
una amplia avenida desolada. ¡Todos iban en auto!
Seguí las indicaciones recibidas y por tres cuadras
con viento y frío llegué a un pequeño negocio que estaba sobre una esquina, una
especie de quiosco al que llamaban DRUGSTORE, y pedí comida. ¡Estaban fumando
de todo…! Y mirándome raro, me dijeron… - ¡NO FOOD…!
Seguí hasta un supermercado, pero me indicaron que
solo vendían alcohol, y me mostraron carteles que decían: ¡ONLY WINE OR SPIRITUAL DRINKS! ENERGY BEVERAGES
Sólo una funeraria estaba abierta. ¡Me fui a dormir con la panza vacía….!
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