miércoles, 20 de abril de 2022

Día de elecciones en Colombia

  Era domingo 30 de mayo de 2010, y había elecciones presidenciales en Colombia. Y si bien era habitual que hubiera seguridad fuertemente armada por todas partes, en ese día, todo se había reforzado, por lo que me resultaba mucho más incómodo transitar por las calles de Bogotá.  

Efectivos fuertemente armados por toda la ciudad de Bogotá

  

El día se había presentado nublado, lo que no era nada extraño, ya que Bogotá contaba con más de doscientos días al año con el cielo cubierto. 

Día gris, algo típico en el cielo bogotano

 

La gente iba de un lado a otro en perfecto silencio. Yo los días anteriores, hablando con diferentes personas, les había tratado de “tirar de la lengua”, acerca de su preferencia al votar, pero absolutamente todos me habían contestado con evasivas. Y eso no me parecía para nada bueno, porque suponía o bien falta de libertades, o tal vez “voto vergüenza”; y en ambos casos, reflejaba una situación política más que complicada. 

La gente no quería hablar sobre su preferencia al votar

 

La mayoría de los locales comerciales se encontraban cerrados, y eso tornaba bastante aburrido el paseo. 

Paseo aburrido con la mayoría de los locales cerrados

 

Pero a medida que avanzaban las horas, las plazas comenzaban a colmarse de gente.

 

Mayor concurrencia en la plaza de San Victorino…

 

La plaza de San Victorino mostraba una gran diversidad de gentes, que en muchos casos se concentraba alrededor de la escultura “La Mariposa”, obra del colombiano Edgar Negret Dueñas, escultor que se caracterizaba por el amplio uso del hierro y del aluminio como materiales, uniendo sus láminas mediante tuercas y tornillos.

Durante más de veinticinco años la plaza de San Victorino había estado repleta de locales comerciales que habían inundado la zona de inseguridad y hacinamiento. Pero en julio de 2000, el entonces alcalde Enrique Peñalosa, inauguró la nueva imagen del lugar con el propósito de recuperar el espacio público integrando el arte a las expresiones urbanas. 

La Mariposa, obra del escultor Edgar Negret, en la plaza de San Victorino

 

Si bien en un principio la escultura fue sitio de interés turístico y los niños y transeúntes se habían apropiado de ella, pocos años después, La Mariposa se había convertido en habitación de indigentes, el hierro había sido rayado con grafiti; y el estanque de agua que la rodeaba, ya era un baño público.

  

Plaza de San Victorino, fiel reflejo de las carencias de la sociedad bogotana

 

De hecho, eso demostraba que las soluciones debían ir desde las relaciones sociales y no desde las artes o la ingeniería que no son más que las meras expresiones de lo que la sociedad siente y piensa.

  

En la plaza de San Victorino, frente a la estación del Transmilenio, circulaba un burro de carga

  

Otro de los proyectos vinculados a la recuperación del espacio público de la ciudad en el sector céntrico, había sido el denominado Eje Ambiental, y consistió en transformar a la avenida Jiménez en un gran sendero peatonal de ladrillo acompañado por el canal del río San Francisco y arborizado con especies de flora nativa como la palma de cera y pimientos muelles. Pocos años después, se estableció la línea del sistema de transporte TransMilenio que lo recorría en gran parte, deteriorando la construcción con el paso de los buses articulados.

Por un lado, Bogotá se presentaba como una ciudad que pretendía ser moderna y confortable, pero por el otro, no podía dejar de traslucirse su tremenda desigualdad social, principal razón de todos sus conflictos. 

Un sector del Eje Ambiental

  

Cuando ya el estómago me estaba indicando que había pasado el mediodía, comencé a buscar un lugar donde tener un suculento almuerzo a un precio aceptable. Y fue así como me sentí atraída por un sitio que contenía un mural tan loco como original, que incluía a toda una serie de imágenes y personajes, de los más variados. Era lo más parecido a la imagen del tango “Cambalache”, que decía: Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia junto al calefón...” Y allí aparecían tanto el TransMilenium como templos, la Muralla China, las Torres Gemelas, Bin Laden, Pelé, Maradona, el Papa, Gabriel García Márquez… 

Templos, las Torres Gemelas, Bin Laden, Pelé, Maradona, la Muralla China, el Papa, Gabo…

 

Pedí un plato tan variado como las imágenes del mural. Tenía carne de res con papas, bananas, palta y todo acompañado por una arepa… ¡Sensacional!

  

Contundente almuerzo en base a carne de res

  

Regresé al hotel para hacer una pequeña siesta… La llamada siesta del reptil, imprescindible para digerir todo lo que había comido. 

Hotel Dann, en pleno centro comercial de Bogotá

 

Ya más tarde, me asomé por la ventana, y todo continuaba con el mismo ritmo de la mañana…

  

Avenida 19 desde la ventana de mi habitación

 

Pero ya respuesta, decidí volver a caminar por las calles bogotanas…  

Una de cal y otra de arena. Áreas ricas y pobres, a cada paso…

 

De pronto encontré un cartel que anunciaba la venta de “hormigas culonas”, que decía así: “Las hormigas culonas constituyen desde tiempos inmemorables delicioso y nutritivo regalo al paladar. Esta variedad de himenóptero de color amarillo oscuro, cabeza gruesa, tórax delgado y abdomen extraordinariamente abultado con relación al resto de su cuerpo, provista de grandes tenazas y cuatro alas vistozas (sic); es originaria de una bien delimitada región de Santander.” Pero yo consideré que se trataba de algo extravagante y no hice caso al anuncio.  

Oferta de hormigas culonas en una cervecería de Bogotá

 

Continué deambulando de un lado a otro, por las laterales y avenidas principales, sin nada que me sorprendiera demasiado, pero con una calma que no había percibido en los días anteriores. 

Calma durante el día de elecciones presidenciales

 

La ciudad tenía un lindo entorno, pero lo que no me agradaba en general era la tensión que sentía en sus calles, salvo en ese día electoral, donde todo parecía ser diferente.  

Muchas familias paseaban por las calles con absoluta tranquilidad

 

Todos los latinoamericanos hablamos español, pero sin duda, no todos utilizamos las mismas acepciones. Y uno de los tantos ejemplos era el de la palabra “tinto”, que mientras que en Colombia significaba café, en Argentina se refería al vino. 

Oferta de café: TINTO A 700$ colombianos

 

Aunque muy nublado, se veía el cerro Monserrate, que daba un lindo marco a la ciudad.

Cerro Monserrate dando marco a la ciudad de Bogotá

 

Y continuando con la caminata, volví a ver otra oferta de las hormigas culonas, en otro local céntrico, anunciando: “Llegaron las auténticas hormigas culonas”. 

Otra cervecería aseguraba la llegada de las “auténticas” hormigas culonas

 

Y ya entonces comprendí que se trataba de algo habitual en las costumbres del lugar, por lo que ingresé al negocio, y muy tímidamente pedí probarlas antes de animarme a comprarlas. La persona que atendía se sorprendió de que nunca las hubiera comido, pero solícitamente me dio un puñado. Puse algunas en mi boca, y si bien las patas quedaron entre mis dientes, me parecieron muy sabrosas. A las siguientes, les quité las patas con mis dedos, y pude disfrutarlas mucho más. Así que compré varios paquetes para llevar a casa. De hecho, las consumían de la misma manera que en la Argentina se come el maní, para acompañar cerveza o algún aperitivo. Al regresar a Buenos Aires, se las ofrecí a familiares y amigos. Los que aceptaron quedaron encantados; y los demás, no quisieron ni probarlas.  

Las hormigas culonas se consumían tostadas y quedaban muy crocantes

 

Mientras tanto me fui interiorizando sobre los partidos y candidatos que participaban de las elecciones. Eran sólo presidenciables ya que las referidas a los representantes del parlamento habían tenido lugar tiempo atrás. 

Sólo algunas personas mayores habían aceptado hablar de política

 

Los candidatos pertenecían al Partido Social de Unidad Nacional, más conocido como Partido de la U, al Partido Verde, al Partido Cambio Radical, al Polo Democrático Alternativo, al Partido Conservador Colombiano, al Partido Liberal Colombiano, a la Alianza  Social Afrocolombiana, al Partido Político Apertura Liberal, y al Movimiento La Voz de la Conciencia. 

Como siempre, los más marginados no sabían ni de qué se trataba 

 

Si bien el escrutinio definitivo llevaría muchos días más, prontamente se supo que quien tenía mayor cantidad de votos era Juan Manuel Santos, candidato del partido de la U, aunque no alcanzaría lo suficiente, debiendo ir a una segunda vuelta (ballotage), junto con Antanas Mockus, candidato del Partido Verde.

Juan Manuel Santos, sucesor de Álvaro Uribe, quien no pudo volver a presentarse a pesar de haber intentado modificar la legislación sin conseguirlo, había declarado un mes antes de las elecciones, en relación con el bombardeo en Ecuador durante la operación Fénix en la que murieron un grupo de guerrilleros, un ecuatoriano, estudiantes mexicanos de la UNAM y el jefe de la guerrilla de las FARC, Raúl Reyes: “… me siento orgulloso de haber tomado esa decisión y lo hice junto al presidente Uribe”. Santos fue quien autorizó dicha operación como ministro de defensa y en la que resultó controversial que las fuerzas militares colombianas hubieran invadido territorio ecuatoriano.

Santos hubiese sido al último candidato que yo hubiera votado, y si bien podría habérseme dicho que no era quién para opinar sobre los gobernantes de otros estados, de hecho, tenían incidencia en las políticas a llevarse a cabo en mi propio país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario