lunes, 25 de abril de 2022

En el Instituto Pedagógico de Caracas

  El viernes 18 de junio junto con Hildegardo, esperé a Beatriz Ceballos quien nos pasaría a buscar por el hotel para participar de un panel a desarrollarse en el Instituto Pedagógico de Caracas. Pero, primeramente, dimos unas vueltas por la ciudad en pleno día para conocer áreas que no habíamos podido recorrer por nuestros propios medios. 

Una de las avenidas principales de Caracas

  

Y una de las cosas que más me llamó la atención fueron los cerramientos de las ventanas de viviendas y oficinas, tal cual se tratara de cárceles. 

Ventanas enrejadas tal cual cárceles

 

 

Balcones cárceles en sectores residenciales de Caracas

  

Si bien esto solía suceder en algún suburbio de Buenos Aires, en este caso, se trataba de sectores centrales de la ciudad. Era lógico, ya que, durante ese año, 2010, la tasa de homicidios en Caracas era de ciento diecinueve cada cien mil habitantes, sólo superada en el mundo por Ciudad Juárez (doscientos veintinueve), Kandahar (ciento setenta), y San Pedro Sula (ciento veinticinco). Otras ciudades venezolanas con elevadas tasas eran Ciudad Guayana (sesenta y nueve), Barquisimeto (cincuenta), y Maracaibo (treinta); mientras que en el Área Metropolitana de Buenos Aires no llegaba a ocho. Se decía que esos niveles de violencia habían comenzado a acentuarse en el país a partir de la década del ’80; aunque mi padre, quien había estado en 1974 cubriendo periodísticamente la gira del Ministro de Economía de Argentina, José Gelbard, ya se había horrorizado por los niveles de inseguridad de la capital venezolana. 

Mapa en base a la tasa de los homicidios del mundo por países,

elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC) EN 2010

  

Otra característica de Caracas, así como de gran parte de las ciudades latinoamericanas, era la manifestación de grandes disparidades socioeconómicas.  

Moderno parque automotor y barrios distinguidos

    

Frente a áreas extremadamente pobres

  

Y esas fuertes inequidades, producto de grandes injusticias, constituían en sí mismas hechos de violencia, generando mayor violencia aún.  

Las clases medias se cubrían con rejas…

 

 

Mientras que los pobres no contaban con ningún tipo de protección…

  

Pero muy a pesar de todos sus aspectos negativos, el sitio en el que estaba emplazada la ciudad era muy bonito, por contar con un imponente marco montañoso.   

Marco natural montañoso en la ciudad de Caracas

  

Caracas se dividía en cinco municipios autónomos, siendo el principal por cantidad de población (más de dos millones), y por contar con los más importantes parques, museos, plazas y zonas históricas, el denominado Libertador, único perteneciente al Distrito Capital. 

Gran densidad edilicia en el Municipio Libertador

  

Libertador, además, era sede de los cinco poderes públicos de la nación, así como de la mayor parte de los ministerios, instituciones oficiales y demás organismos del estado venezolano; como también tenían su sede allí las oficinas de las principales compañías públicas y privadas del país.  

Túnel vial en el Municipio Libertador de Caracas

  

Ancha avenida en zona parquizada

  

Medios de transporte de diferente antigüedad y estado

  

Colegios privados en el Municipio Libertador

  

En el camino vimos carteles que anunciaban el XII Campeonato Mundial de Sóftbol Femenino, que tendría sus comienzos pocos días después, entre el 23 de junio y el 2 de julio. Todos se sentían orgullosos, ya que era la primera vez que ese torneo se realizaba en tierra sudamericana. 

Anuncios callejeros sobre el XII Campeonato Mundial de Sóftbol Femenino

 

 

Áreas verdes cercanas a la Universidad Pedagógica

  

El tránsito de la ciudad era bastante complicado, no sólo por la densidad de vehículos en un espacio relativamente reducido, sino por lo desordenado. Escasa señalización y poco respeto por ella.

   

Tránsito absolutamente complicado y desordenado

  

Por fin llegamos sanos y salvos a la sede del Instituto Pedagógico de Caracas, donde el estacionamiento se presentaba como un problema.   

Ingreso al Instituto Pedagógico de Caracas,

perteneciente a la Universidad Pedagógica Experimental Libertador

  


Con Beatriz Ceballos en los jardines del Instituto Pedagógico de Caracas

  

El Instituto Pedagógico de Caracas dependía de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Y allí, junto a Beatriz Ceballos y a Omar Morales, Hildegardo Córdova y yo, estábamos invitados a participar del Conversatorio “Nuevas Miradas de la Geografía en América Latina”. La actividad estaba coordinada por el Centro de Investigaciones Geodidáctivas de Venezuela y el Núcleo de Investigaciones Geohistóricas “Maruja Taborda”. 

Con Beatriz Ceballos (Instituto Pedagógico de Caracas),

Hildegardo Córdova Aguilar (Pontificia Universidad Católica del Perú),

y Omar Morales Lesseur (Instituto Pedagógico de Maturín)

  

Además de profesores de diferentes regiones del país, se contó entre el público con la presencia del Profesor Ramón Tovar, una verdadera institución de la geohistoria venezolana. El Prof. Tovar, de ochenta y siete años de edad, participó activamente realizando una elocuente exposición sobre la historia de la enseñanza de la Geografía en Venezuela.

Ese mismo día habían ido a tomarle fotografías al Profesor Tovar, con el fin de que un artista plástico hiciera una escultura de su rostro para ser colocada en el centro universitario. 

 

Con Omar Morales Lesseur, Beatriz Ceballos, Bernardina Zalazar y Ramón Tovar

  

Finalizada la actividad académica salimos rumbo a un restorán donde se nos ofreció un almuerzo de camaradería como despedida. 

Almuerzo de camaradería en compañía de los colegas venezolanos

  

Caracas tenía una importante cultura gastronómica debido a las corrientes migratorias, por lo que era frecuente encontrar conjuntamente las especialidades culinarias de las diversas regiones venezolanas y la de muchos países. En cuanto la influencia extranjera, la más común era la de procedencia francesa, italiana, española, portuguesa, libaneses, india, china, japonesa, tailandesa y mexicana. Y el restorán donde estábamos contaba con esas especialidades, por lo que degusté un plato de origen francés en base a lomo con ananá y salsa de guindas. ¡Una exquisitez!  

Lomo con rodajas de piña y salsa de guindas

  

Todo estuvo de primera, salvo que Hildegardo y yo pasamos un poco de calor porque nuestros compañeros venezolanos no soportaron el salón con aire acondicionado por no estar acostumbrados al frío. Diferentes latitudes, diferentes termostatos…

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