jueves, 2 de agosto de 2018

Entre Chubut y Río Negro



Esquel y su entorno nos parecían verdaderamente hermosos, pero varios días de lluvia hicieron que decidiéramos continuar viaje hacia el norte; y la última noche nos dimos una flor de panzada de pizza y pastas en un restorán del Centro.


Con Omar y Martín en un restorán de Esquel


También el camino entre Esquel y El Bolsón era algo maravilloso, sin embargo, no pude tomar ni una sola fotografía. En parte eso se debió a que le cedí la ventanilla a Martín y en parte porque el conductor del micro iba a tal velocidad por un camino de montaña con precipicios y bajo la lluvia, que no atiné siquiera a pararme para hacerlo. Eran algo más de ciento sesenta kilómetros sobre la impactante ruta cuarenta, y a pesar de las condiciones mencionadas, le pusimos poco más de dos horas.
Finalmente llegamos a El Bolsón sanos y salvos y nos hospedamos en una hostería en las afueras, sobre la ruta cuarenta, al sur del pueblo. No sólo habíamos cambiado de localidad sino de provincia, ya que Esquel pertenecía a Chubut mientras que El Bolsón estaba en Río Negro.


Los perros de la hostería eran tan buenos que ni Martín sentía temor


Martín acariciando a uno de los perros de la hostería


Al día siguiente por la mañana salimos a caminar por El Bolsón, disfrutando de sus verdes y de su tranquilidad.
La plaza Pagano constituía el corazón de la localidad, y en ella había un lago artificial donde se reflejaban los árboles y edificios vecinos.


Lago artificial en la plaza Pagano de El Bolsón


Coníferas típicas del paisaje andino-patagónico


Boulevares con flores


El cerro Piltriquitrón


Martín en la Plaza Pagano


Martín en un banco de la plaza de El Bolsón


Cirrus, el Piltriquitrón, casitas con techos a dos aguas y coníferas


Por la tarde volvimos a ingresar a la provincia del Chubut, para visitar el Parque Nacional Lago Puelo. Y allí nos embarcamos para hacer un paseo por el lago.
El lago Puelo era un espejo de agua de origen tectónico-glaciario, que ocupaba una cubeta de ciento ochenta metros de profundidad.


Arribando al embarcadero del lago Puelo


Omar y Martín a bordo de la lancha


Como todos los lagos andino-patagónicos las laderas que lo encerraban estaban cubiertas de bosques de coníferas; y se podían practicar la pesca y los deportes náuticos.

Bosques de coníferas en las laderas de las márgenes del lago Puelo



Deportes náuticos en el lago Puelo


El turismo era uno de los principales recursos de la región


Todo indicaba que Puelo era un apócope del mapudungún “puel-có”, significando en dicha lengua “puel=este” y “co=agua”, ya que las nacientes se encontraban al este de la cordillera de los Andes. Sin embargo, como varios de los ríos andino-patagónicos, por efecto de las morenas glaciarias, había sido capturado desaguando en el océano Pacífico.


El lago Puelo, a través del río homónimo desaguaba en el océano Pacífico


Navegando por el lago Puelo


Reflejo del sol en el lago Puelo


Regresando hacia la cabecera del lago


Mucha gente en la playa


Desde la playa del lago podía verse con toda nitidez el cerro Tres Picos, perteneciente a los Andes Patagónicos y con una altura de 2492 m.s.n.m.

Cerro Tres Picos desde la playa del lago Puelo


Vista panorámica del lago Puelo y su marco montañoso


Entre la fauna autóctona se encontraban el huemul, el pudú, el zorro colorado, el coipo y el puma; y en los lagos la perca, el puyen grande y la peladilla, aunque gran parte de ellos habían desaparecido debido a la introducción de la trucha con fines de pesca deportiva. Y entre las aves, se destacaban el pato vapor volador, la bandurria y el zorzal patagónico.


Ejemplar de zorzal patagónico


La flora era única en el país debido a la conexión trasandina existente gracias a la escasa altitud de las costas del lago (200 m.s.n.m.) y al microclima que ese hecho generaba, ya que se producían fuertes ingresiones de los vientos cargados de humedad del Pacífico Sur. Y con esto, la expansión de la flora valdiviana chilena como el tique, el avellano, el ulmo, el lingue, el deu, el voqui blanco, la Gaultheria insana; mientras que las representativas del bosque andino argentino lo eran el coihue, la lenga, el ciprés de la cordillera, el radal y el arrayán, entre otros. Y como en otras zonas de la región, había sido introducida la rosa mosqueta.


Cultivo de rosas en los jardines de la oficina de Parques Nacionales


Después de pasar una tarde excepcional, volvimos a dejar la provincia del Chubut, para dormir bajo cielo rionegrino.

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