Esquel y su entorno
nos parecían verdaderamente hermosos, pero varios días de lluvia hicieron que
decidiéramos continuar viaje hacia el norte; y la última noche nos dimos una
flor de panzada de pizza y pastas en un restorán del Centro.
Con Omar y Martín en un
restorán de Esquel
También el camino
entre Esquel y El Bolsón era algo maravilloso, sin embargo, no pude tomar ni
una sola fotografía. En parte eso se debió a que le cedí la ventanilla a Martín
y en parte porque el conductor del micro iba a tal velocidad por un camino de
montaña con precipicios y bajo la lluvia, que no atiné siquiera a pararme para
hacerlo. Eran algo más de ciento sesenta kilómetros sobre la impactante ruta
cuarenta, y a pesar de las condiciones mencionadas, le pusimos poco más de dos
horas.
Finalmente llegamos a
El Bolsón sanos y salvos y nos hospedamos en una hostería en las afueras, sobre
la ruta cuarenta, al sur del pueblo. No sólo habíamos cambiado de localidad
sino de provincia, ya que Esquel pertenecía a Chubut mientras que El Bolsón
estaba en Río Negro.
Los perros de la hostería eran tan
buenos que ni Martín sentía temor
Martín acariciando a uno de los perros de la
hostería
Al día siguiente por
la mañana salimos a caminar por El Bolsón, disfrutando de sus verdes y de su
tranquilidad.
La plaza Pagano
constituía el corazón de la localidad, y en ella había un lago artificial donde
se reflejaban los árboles y edificios vecinos.
Lago artificial en la plaza Pagano de El Bolsón
Coníferas típicas del paisaje andino-patagónico
Boulevares con flores
El cerro Piltriquitrón
Martín en la Plaza Pagano
Martín en un banco de la plaza de El Bolsón
Cirrus, el Piltriquitrón, casitas con techos a
dos aguas y coníferas
Por la tarde volvimos
a ingresar a la provincia del Chubut, para visitar el Parque Nacional Lago
Puelo. Y allí nos embarcamos para hacer un paseo por el lago.
El lago Puelo era un
espejo de agua de origen tectónico-glaciario, que ocupaba una cubeta de ciento
ochenta metros de profundidad.
Arribando al embarcadero del lago Puelo
Omar y Martín a bordo de la lancha
Como todos los lagos
andino-patagónicos las laderas que lo encerraban estaban cubiertas de bosques
de coníferas; y se podían practicar la pesca y los deportes náuticos.
Bosques de coníferas en las
laderas de las márgenes del lago Puelo
Deportes náuticos en el
lago Puelo
El turismo era uno de los
principales recursos de la región
Todo indicaba que
Puelo era un apócope del mapudungún “puel-có”, significando en dicha
lengua “puel=este” y “co=agua”, ya que las nacientes se encontraban al este de
la cordillera de los Andes. Sin embargo, como varios de los ríos
andino-patagónicos, por efecto de las morenas glaciarias, había sido capturado
desaguando en el océano Pacífico.
El lago Puelo, a través del
río homónimo desaguaba en el océano Pacífico
Navegando por el lago Puelo
Reflejo del sol en el lago Puelo
Regresando hacia la cabecera del lago
Mucha gente en la playa
Desde la playa del
lago podía verse con toda nitidez el cerro Tres Picos, perteneciente a los
Andes Patagónicos y con una altura de 2492 m.s.n.m.
Cerro Tres Picos desde la playa del lago Puelo
Vista panorámica del lago Puelo y su marco
montañoso
Entre la fauna
autóctona se encontraban el huemul, el pudú, el zorro colorado, el coipo y el
puma; y en los lagos la perca, el puyen grande y la peladilla, aunque gran
parte de ellos habían desaparecido debido a la introducción de la trucha con
fines de pesca deportiva. Y entre las aves, se destacaban el pato vapor
volador, la bandurria y el zorzal patagónico.
Ejemplar de zorzal patagónico
La flora era única en
el país debido a la conexión trasandina existente gracias a la escasa altitud
de las costas del lago (200 m.s.n.m.) y al microclima que ese hecho generaba,
ya que se producían fuertes ingresiones de los vientos cargados de humedad del
Pacífico Sur. Y con esto, la expansión de la flora valdiviana chilena como el
tique, el avellano, el ulmo, el lingue, el deu, el voqui blanco, la Gaultheria
insana; mientras que las representativas del bosque andino argentino lo eran el
coihue, la lenga, el ciprés de la cordillera, el radal y el arrayán, entre
otros. Y como en otras zonas de la región, había sido introducida la rosa
mosqueta.
Cultivo de rosas en los jardines de la oficina
de Parques Nacionales
Después de pasar una
tarde excepcional, volvimos a dejar la provincia del Chubut, para dormir bajo
cielo rionegrino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario