Kenko Grande a la vera del camino
Aunque el nombre original de este adoratorio no se conocía, los
conquistadores españoles decidieron nombrarlo con la palabra quechua K’enko,
que significaba “laberinto”, acaso por sus galerías subterráneas o por los
pequeños canales labrados en las rocas en forma de zigzag.
K’enko significa laberinto
La cámara subterránea estaba en el interior de un roquedal. Pudo haber
servido para conducir la chicha ofrendada o la sangre de los sacrificios de
llamas o humanos.
Martín descansando
mientras los demás, al fondo, ingresaban a la cámara subterránea
Si bien estas
ruinas constituían un gran enigma, en parte por el grado de deterioro en que se
encontraban, de hecho, habían significado un lugar de trascendencia para el
culto a Inti, Dios del Sol; y para la Pacha Mama, la Tierra. Ambos, fuentes de
alimento, a partir de la bonanza de la agricultura.
La falta de
precisión de debía a los rastros de la destrucción causada por los extirpadores
de idolatrías, personas encargadas de eliminar los íconos propios del culto
local, durante la colonia.
Suaves lomadas
con pastizales y bosquecitos
Desde las
lomadas, se tenía una vista panorámica del Cusco, tal cual ocurría desde otras
laderas como las de Sacsayhuaman.
Vista
panorámica del Cusco
Y en los
alrededores habían comenzado a realizarse diversas construcciones que constituían
una expansión del Cusco.
Construcciones a
la salida de Kenko
Lentamente las
nubes comenzaron a cubrir todo mientras se ponía la tarde, y continuando con el
disfrute del recorrido retornamos para dormir en el Cusco.
Atardecer en el
camino entre Kenko y el Cusco
Conociendo
estos paisajes y la cultura incaica, nos parecía lógico que esta civilización
encontrara a sus dioses en los astros y en la tierra, y de ninguna manera
pudieran aceptar a los impuestos desde otras geografías.
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