jueves, 18 de julio de 2019

Ollantaytambo



Ollantaytambo era uno de los más grandes sitios arqueológicos del Cusco. Se encontraba en la provincia de Urubamba. La región había sido conquistada por el emperador inca Pachacútec quien conquistó el pueblo y lo destruyó para incorporarlo a su imperio.



Ollantaytambo: sitio arqueológico incaico


Bajo el gobierno de los Incas el pueblo fue reconstruido con espléndidos edificios y el valle del río Urubamba fue irrigado y provisto de andenes. Ollantaytambo se convirtió en un complejo militar, religioso y agrícola. Sus acueductos hechos en piedra fueron una obra maestra de la ingeniería.


Acueducto de piedra


La parte occidental de Ollantaytambo o Aracma Ayllu estaba constituida por una corta planicie que daba lugar a un enorme cerro desde el cual se podía divisar toda la comarca. Justamente esa característica era lo que le daría origen a su nombre.
Según los lingüistas Ollantaytambo sería un término de origen aimara, deformado luego por la lengua quechua, significando “atalaya o mirador” la primera parte de la palabra; mientras que “tambo” en esa región era sinónimo de albergue o lugar de acopio de alimentos.
Sin embargo, el saber popular prefería remitirse a la leyenda que decía que Ollántay, el titán de los Andes, de origen plebeyo, amaba a la princesa Cusi Coyllor (Estrella Alegre), hija del Inca Pachacútec, quien estaba en desacuerdo con ese amor. Entonces Pachacútec envió a la princesa a una casa de Vírgenes. Pero Ollántay intentó raptarla desde allí, y sin conseguirlo, huyó. Desde la fortaleza que Ollántay tenía al mando se rebeló contra Pachacútec, y luego de sangrientas batallas fue vencido. Pero la generosidad de Pachacútec hizo que perdonara la vida de Ollántay, quien fuera el fundador de Ollantaytambo.



Pueblo en la planicie y mirador en el cerro


La pendiente de la montaña era sumamente abrupta y por ella corrían los afluentes del río Urubamba y varias vertientes. Las precipitaciones se concentraban entre enero y marzo, siendo una zona muy seca el resto del año.


Mototaxi en Ollantaytambo


El pueblo sirvió de albergue para la nobleza inca mientras que los andenes eran trabajados por yanaconas, sirvientes del emperador. Después de la muerte de Pachacútec la región pasó a la custodia de su panaqa, su grupo familiar.

Plaza principal de Ollantaytambo


En ese momento, enero de 2008, Ollantaytambo era una importante atracción turística no sólo debido a sus riquezas arqueológicas sino por ser uno de los puntos de partida del Camino del Inca hacia Machu Picchu. Y si bien eso era saludable en cierto modo, por otra parte, se producía cierta contaminación visual ante los carteles de propaganda de diversos productos o servicios.



Carteles muy desagradables para el contexto


Algunas casas de tipo colonial estaban construidas sobre hermosos muros incaicos pulidos con finura. El tono predominante de las piedras era gris con matices rosados.


Casas construidas sobre muros incaicos


Al norte de la plaza principal quince manzanas conformaban la ciudad histórica, con calles estrechas y pintorescas.



Calle del casco histórico


En la zona era común encontrar venados, chinchillas, vizcachas, zorros, palomas andinas, e infinidad de aves y picaflores. Y en el río Vilcanota se podían pescar truchas salmonadas y arco iris.
Como tributo a la avifauna, en la fuente de la plaza principal había una escultura de un casal de palomas andinas.


Se trataba de una escultura y no de mi pericia fotográfica


El pueblo se encontraba a 2846 msnm, lo que permitía que las temperaturas no fueran elevadas a pesar de la latitud, tal cual ocurría en las otras localidades del Valle Sagrado de los Incas. Si bien caminarla era muy placentero, al cabo del día la altura se hacía sentir.

El perro era real, no era una estatua


Durante la conquista, Ollantaytambo funcionó como capital temporal para Manco Inca Yupanqui, líder de la resistencia inca contra los conquistadores españoles. Bajo su mandato, el pueblo y sus alrededores fueron severamente fortificados en dirección a la antigua capital inca de Cusco, la cual había caído bajo el dominio español.
En el llano de Mascabamba, cerca de Ollantaytambo, Manco Inca derrotó a una expedición española bloqueando su avance desde un conjunto de andenes e inundando el llano. Sin embargo, a pesar de su victoria, Manco Inca no consideró viable permanecer en la ciudad, por lo que se retiró al espeso bosque de la zona de Vilcabamba.
En 1540, la población nativa de Ollantaytambo, fue asignada en encomienda a Hernando Pizarro.

Iglesia de Ollantaytambo construida sobre bases incaicas


Y todo continuaba como en los tiempos de la conquista, ya que los indígenas realizaban los trabajos más pesados y en condiciones muy inferiores a otros lugares de América Latina, mientras que la explotación turística estaba en manos de unos pocos que lucraban básicamente en dólares o euros.

La población autóctona llevaba una vida muy sacrificada


La mayor parte de los turistas eran de origen europeo, y algunos menos provenían de Norteamérica o Japón. Pero los latinoamericanos casi no se veían. En parte por los elevados precios; y en parte por no atraerles en general la cultura indígena.



Turistas de todas las edades recorrían el Valle Sagrado de los Incas



Si bien el sector de Aracma Ayllu era comúnmente llamado Fortaleza, ese complejo arquitectónico no se circunscribía a esa función. Su característica principal la determinaban los diversos andenes y las murallas finamente labradas en las laderas. Se asciendía por una escalinata de piedra, entre quince y veinte minutos, dependiendo del estado físico, para llegar al Templo del Sol, en la parte más alta del cerro.
Allí los andenes eran de resistencia, para evitar los deslizamientos, y no agrícolas como en otras partes.



Escalinata que llevaba al Templo del Sol


En las estrechas callejuelas de piedra se amontonaban los turistas que estaban de paso mientras los locales trataban de llevar adelante su jornada lo más normalmente posible.



Turistas recorriendo las estrechas callejuelas


El casco histórico contaba con un sistema de drenaje perfecto a través de las acequias que desviaban las aguas hacia los sembradíos.


Acequias en el casco histórico


Y esas acequias abastecían de agua al pueblo, aunque la forma de utilizarla variaba según el sector socioeconómico al cual se perteneciera.

Niños calmando su sed tras una dura jornada de trabajo


Muchos creían que el turismo era la salvación para resolver los problemas de las sociedades pobres, pero no era generalmente así, y mucho menos cuando eran las grandes empresas las que explotaban a la naturaleza, a las culturas y a las sociedades. Parecería inconcebible que ante tal cantidad y condiciones económicas del turista que visitaba esa zona, la explotación de los indígenas, hombres, mujeres y niños fuera la base fundamental de las grandes ganancias de los operadores.



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