Ollantaytambo era uno de los más grandes
sitios arqueológicos del Cusco. Se encontraba en la provincia de Urubamba. La
región había sido conquistada por el emperador inca Pachacútec quien conquistó el
pueblo y lo destruyó para incorporarlo a su imperio.
Ollantaytambo: sitio
arqueológico incaico
Bajo el gobierno de los Incas el pueblo fue
reconstruido con espléndidos edificios y el valle del río Urubamba fue irrigado
y provisto de andenes. Ollantaytambo se convirtió en un complejo militar, religioso
y agrícola. Sus acueductos hechos en piedra fueron una obra maestra de la
ingeniería.
Acueducto de piedra
La parte occidental de Ollantaytambo o Aracma
Ayllu estaba constituida por una corta planicie que daba lugar a un enorme
cerro desde el cual se podía divisar toda la comarca. Justamente esa
característica era lo que le daría origen a su nombre.
Según los lingüistas Ollantaytambo sería un
término de origen aimara, deformado luego por la lengua quechua, significando
“atalaya o mirador” la primera parte de la palabra; mientras que “tambo” en esa
región era sinónimo de albergue o lugar de acopio de alimentos.
Sin embargo, el saber popular prefería
remitirse a la leyenda que decía que Ollántay, el titán de los Andes, de origen
plebeyo, amaba a la princesa Cusi Coyllor (Estrella Alegre), hija del Inca
Pachacútec, quien estaba en desacuerdo con ese amor. Entonces Pachacútec envió
a la princesa a una casa de Vírgenes. Pero Ollántay intentó raptarla desde
allí, y sin conseguirlo, huyó. Desde la fortaleza que Ollántay tenía al mando
se rebeló contra Pachacútec, y luego de sangrientas batallas fue vencido. Pero
la generosidad de Pachacútec hizo que perdonara la vida de Ollántay, quien
fuera el fundador de Ollantaytambo.
Pueblo en la planicie y
mirador en el cerro
La pendiente de la montaña era sumamente
abrupta y por ella corrían los afluentes del río Urubamba y varias vertientes.
Las precipitaciones se concentraban entre enero y marzo, siendo una zona muy
seca el resto del año.
Mototaxi en Ollantaytambo
El pueblo sirvió de albergue para la nobleza
inca mientras que los andenes eran trabajados por yanaconas, sirvientes
del emperador. Después de la muerte de Pachacútec la región pasó a la custodia
de su panaqa, su grupo familiar.
Plaza principal de
Ollantaytambo
En ese momento, enero de 2008, Ollantaytambo era
una importante atracción turística no sólo debido a sus riquezas arqueológicas
sino por ser uno de los puntos de partida del Camino del Inca hacia Machu
Picchu. Y si bien eso era saludable en cierto modo, por otra parte, se producía
cierta contaminación visual ante los carteles de propaganda de diversos
productos o servicios.
Carteles muy desagradables
para el contexto
Algunas casas de tipo colonial estaban construidas sobre hermosos muros
incaicos pulidos con finura. El tono predominante de las piedras era gris con
matices rosados.
Casas construidas sobre
muros incaicos
Al norte de la plaza principal quince manzanas
conformaban la ciudad histórica, con calles estrechas y pintorescas.
Calle del casco histórico
En la zona era común encontrar venados,
chinchillas, vizcachas, zorros, palomas andinas, e infinidad de aves y
picaflores. Y en el río Vilcanota se podían pescar truchas salmonadas y arco
iris.
Como tributo a la avifauna, en la fuente de la
plaza principal había una escultura de un casal de palomas andinas.
Se trataba de una escultura
y no de mi pericia fotográfica
El pueblo se encontraba a 2846 msnm, lo que
permitía que las temperaturas no fueran elevadas a pesar de la latitud, tal
cual ocurría en las otras localidades del Valle Sagrado de los Incas. Si bien
caminarla era muy placentero, al cabo del día la altura se hacía sentir.
El perro era real, no era
una estatua
Durante la conquista, Ollantaytambo funcionó
como capital temporal para Manco Inca Yupanqui, líder de la resistencia inca
contra los conquistadores españoles. Bajo su mandato, el pueblo y sus
alrededores fueron severamente fortificados en dirección a la antigua capital
inca de Cusco, la cual había caído bajo el dominio español.
En el llano de Mascabamba, cerca de
Ollantaytambo, Manco Inca derrotó a una expedición española bloqueando su
avance desde un conjunto de andenes e inundando el llano. Sin embargo, a pesar
de su victoria, Manco Inca no consideró viable permanecer en la ciudad, por lo
que se retiró al espeso bosque de la zona de Vilcabamba.
En 1540, la población nativa de Ollantaytambo,
fue asignada en encomienda a Hernando Pizarro.
Iglesia de Ollantaytambo
construida sobre bases incaicas
Y todo continuaba como en los tiempos de la
conquista, ya que los indígenas realizaban los trabajos más pesados y en
condiciones muy inferiores a otros lugares de América Latina, mientras que la
explotación turística estaba en manos de unos pocos que lucraban básicamente en
dólares o euros.
La población autóctona
llevaba una vida muy sacrificada
La mayor parte de los turistas eran de origen
europeo, y algunos menos provenían de Norteamérica o Japón. Pero los
latinoamericanos casi no se veían. En parte por los elevados precios; y en
parte por no atraerles en general la cultura indígena.
Turistas de todas las
edades recorrían el Valle Sagrado de los Incas
Si bien el sector de Aracma Ayllu era
comúnmente llamado Fortaleza, ese complejo arquitectónico no se circunscribía a
esa función. Su característica principal la determinaban los diversos andenes y
las murallas finamente labradas en las laderas. Se asciendía por una escalinata
de piedra, entre quince y veinte minutos, dependiendo del estado físico, para
llegar al Templo del Sol, en la parte más alta del cerro.
Allí los andenes eran de resistencia, para
evitar los deslizamientos, y no agrícolas como en otras partes.
Escalinata que llevaba al
Templo del Sol
En las estrechas callejuelas de piedra se
amontonaban los turistas que estaban de paso mientras los locales trataban de
llevar adelante su jornada lo más normalmente posible.
Turistas recorriendo las
estrechas callejuelas
El casco histórico contaba con un sistema de
drenaje perfecto a través de las acequias que desviaban las aguas hacia los
sembradíos.
Acequias en el casco
histórico
Y esas acequias abastecían de agua al pueblo,
aunque la forma de utilizarla variaba según el sector socioeconómico al cual se
perteneciera.
Niños calmando su sed tras
una dura jornada de trabajo
Muchos creían que el turismo era la salvación
para resolver los problemas de las sociedades pobres, pero no era generalmente
así, y mucho menos cuando eran las grandes empresas las que explotaban a la
naturaleza, a las culturas y a las sociedades. Parecería inconcebible que ante
tal cantidad y condiciones económicas del turista que visitaba esa zona, la
explotación de los indígenas, hombres, mujeres y niños fuera la base
fundamental de las grandes ganancias de los operadores.
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