Sacsayhuaman es un vocablo que deriva del quechua “saqsaw” lugar de
saciarse, y “waman” halcón; es decir, “lugar donde se sacia el halcón”. El
halcón es un ave de rapiña que abunda en la sierra peruana y fue el protector
del primer inca, Manco Cápac.
En Sacsayhuaman abundaban
los halcones y las llamas
El yacimiento arqueológico se encontraba a dos kilómetros de la Plaza
de Armas de Cusco, a 3700 msnm. Había sido un centro religioso de gran
importancia en la tradición local, que fuera llamado “Casa del Sol”, ya que los
Incas lo adoraban allí con ofrendas y fiestas especiales.
Cuando llegaron los españoles pensaron que se trataba de una fortaleza
debido a su posición y forma, que ostentaba tres niveles cuyas paredes estaban
hechas de piedras de andesita, que pulida y cuidadosamente colocadas daban la
impresión de difícil acceso.
Casa del Sol
De acuerdo con imágenes obtenidas por medio de radar, Saqsaywaman se
comunicaba en línea recta con Koricancha, con Marcahuasi (Convento de Santa
Catalina en Cusco), con el templo del Inca Huiracocha (posteriormente Catedral
de Cusco), con el Palacio de Huáscar, con el templo de Manco Cápac (Colcampata)
y con Huamanmarca. Las investigaciones sugierieron que la perfecta alineación
astronómica de los templos descartaría la antigua presunción de que los Incas sólo
tenían al planeta Venus como referencia astral, sino que podría establecerse
que también se guiaron por el Sol, la Luna, la Cruz del Sur y las Pléyades,
estrellas de la constelación de Tauro.
Martín y Estrella en el templo-fortaleza de
Sacsayhuaman
La construcción de
este templo-fortaleza duró entre cincuenta y setenta años según diferentes
fuentes etnohistóricas. Habría sido iniciada durante el reinado del Inca
Pachacúteq, luego continuada durante el gobierno de Túpac Yupanqui y concluida
con Huayna Cápac.
La guía, de origen
indígena, explicó que en ese momento, año 2008, sólo se podía apreciar un
veinte por ciento de lo que fuera el grupo arquitectónico, ya que, en la
conquista, los españoles desarmaron sus muros y torreones para neutralizar su
uso en un eventual ataque, como el ocurrido en el levantamiento de Manco Inca
en 1536. Y además, destacó que gran parte de las piedras fueron aprovechadas
para construir casas e iglesias en el Cusco.
Manuel conversando
con la guía
La primera muralla era
la más impresionante debido a su imponente presencia, hecha de rocas que se
calculaba su peso entre noventa y ciento veinticinco toneladas cada una,
obligando a acceder al complejo por las puertas de entrada al complejo.
En todos los muros
resaltaba la suavidad aterciopelada de las rocas. Había figuras diseñadas en
las piedras, entradas a túneles subterráneos o chicanas, anfiteatros,
construcciones de carácter ritual, probablemente relacionadas con el culto al
agua.
Entre las piedras que formaban los muros no podía
pasar ni una aguja
En los alrededores del
parque arqueológico se ubicaba una estatua de Jesús, de aproximadamente
veinticinco metros de altura, llamado “Cristo Blanco”. Se trataba de un regalo
de la colonia árabe palestina al Cusco. Desde ese lugar se tenía una
espectacular vista de toda la ciudad del Cusco. Sinceramente lo sentí como un
“elefante blanco” ya que no encajaba para nada con todo el resto de las
construcciones, pero, además, me pareció una burla más a todas las tropelías
cometidas contra la civilización incaica.
Estatua del Cristo Blanco
Pero pese a todo lo que
se había hecho y se continuaba haciendo como forma de aculturación hacia los
pueblos originarios, se conservaba la ceremonia del Inti Raymi. Se trataba del
culto al Dios Sol o Inti, y se movilizaban los lugareños con disfraces
coloridos bailando danzas típicas, repitiendo así la tradición de sus
antepasados. Se realizaba en el solsticio de invierno, en Sacsayhuaman el 24 de
junio, en Catamarca (Argentina) el 21 de junio y en los Andes Ecuatorianos el
29 y 30 de junio.
Vista de Cusco desde Sacsayhuaman
Los Incas tenían un
amplio conocimiento de los elementos de la naturaleza de los lugares en que
habitaban, y era por eso que los utilizaban para satisfacer sus necesidades.
Entre los vegetales contaban con estimulantes que eran utilizados únicamente
por los sacerdotes incas durante ciertas ceremonias religiosas, además de
afrodisíacos, anticonceptivos y remedios para diferentes dolencias.
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