En el Paraguay, las iniciativas del primer ferrocarril databan de 1854, durante la presidencia de Carlos Antonio López, quien contratara a unos ingenieros ingleses que tuvieron a su cargo la realización de los estudios y construcción de la primera línea ferroviaria desde Asunción hasta Paraguarí, un tramo de setenta y dos kilómetros. El desmonte, terraplenado y tendido de vías fue realizado por los soldados del ejército paraguayo, mientras que los rieles, locomotoras, vagones, asientos y accesorios para las estaciones, le fueron encargados a la firma británica BLYTH.
Y recién el 14 de junio de 1861 con la locomotora “Paraguay” se hizo el primer paseo en el ramal urbano desde la estación Central de Asunción, originariamente denominada “San Francisco” hasta Trinidad, para seis meses después llegar hasta la ciudad de Luque, siendo el sexto país sudamericano que contó con un ferrocarril a vapor, después de la Guayana Británica, Perú, Chile, Brasil y Argentina.
durante el gobierno de Don Carlos
Antonio López.
Fue entregada al Superior Gobierno
de la Nación por el F.C.C.P. (Ferro
Carril Central del Parauay),
el 21 de octubre de 1948
La extensión tuvo lugar el 25 de
diciembre y, según una crónica del periódico El Semanario, constituyó un
motivo de festejo: “Las locomotivas han
estado funcionando desde las cinco de la mañana hasta las doce de la noche,
habiendo habido precisión de enganchar trenes extraordinarios para poder
conducir la muchedumbre que acudía no solamente a Luque sino al punto
intermedio de Trinidad. En Luque hubo juego de sortija, baile y mascaradas, y en
Trinidad una gran corrida de toros”.
Al promediar 1862, las vías se extendieron hasta la población de Areguá, y en 1863 se inauguró el edificio de la estación “San Francisco”, obra del arquitecto inglés Alonso Taylor apodado “Picapedrero”, quien llegara desde Europa con el fin específico de encargarse de la construcción de la estación y del palacio de Gobierno. Y el 24 de julio se realizó un gran baile en el salón principal ofrecido por los jefes y oficiales en festejo del cumpleaños del presidente de la República.
Estación “San Francisco”
(luego Estación Central), inaugurada en 1863
Andén principal de la Estación Central
Ya durante la presidencia de
Francisco Solano López, hijo de Carlos Antonio López, en el mes de mayo de 1864
fue habilitado el tramo hasta Ypacaraí, y en agosto, hasta Paraguarí, última
estación construida antes de la guerra de la Triple Alianza.
En 1865 se suspendió el servicio debido a la guerra
y el edificio de la Estación Central fue convertido en hospital de sangre. En
1869 el ejército paraguayo desmanteló las vías del ferrocarril que habían
quedado destruidas, y los vagones y locomotoras fueron trasladados a Buenos
Aires por el ejército argentino.
En 1870, finalizada la Guerra de la Triple
Alianza, justamente conocida como de la Triple Infamia, en la cual Argentina,
Uruguay y Brasil destruyeron a un país que venía teniendo un importante avance
político y económico, el gobierno del Brasil reparó varios tramos y
maquinarias, facturando unos veinte mil dólares al gobierno paraguayo, momento
a partir del cual el servicio ferroviario comenzó a funcionar precariamente. Y
estos infortunios obligaron al gobierno a vender el ferrocarril en 1876 a Luis
Patri, ganadero italiano que en ese momento era uno de los capitalistas más
rico del Paraguay, para poder pagar la deuda pública.
En 1886 el gobierno de Bernardino Caballero
había recuperado el ferrocarril para el estado paraguayo, prosiguiéndose las
obras desde Paraguarí hasta Villarrica, incluyendo la compra de más locomotoras
y vagones de pasajeros y cargas. Pero en 1887, se autorizó la venta del tramo
Asunción-Villarrica, negociaciones que culminaron con la formación de la
sociedad “The Paraguay Central Railway Co”.
Entre los años 1887 y 1894 se extendió la línea hasta el río Pirapó y se terminó la construcción de los talleres Sapucai.
La locomotora “Paraguay” que fuera reparada en los
talleres “Sapucai”
En el año 1907 el gobierno paraguayo renunció
a sus acciones preferenciales y la compañía inglesa quedó como única
propietaria, para luego, en el año 1909, el estadounidense Percival Farquhar
adquiriera casi la totalidad del P.C.R.C.
En 1910 el gobierno argentino por intermedio
del Ferrocarril Nordeste Argentino, suscribió acciones ordinarias para la
prosecución de la construcción de la línea Pirapó-Pacú Cúa-Encarnación, para
que empalmara con la ciudad argentina de Posadas, mediante el servicio de Ferry
Boat, inaugurado en 1913. Y desde entonces continuó expandiéndose la red hasta
llegar en 1919 a Foz do Iguazú.
En 1951 el gobierno intervino el ferrocarril
por las deficiencias técnicas y de servicio con el objeto de mejorar el sistema
y en 1959 la empresa lo paralizó por lo que el gobierno obligó a la compañía a
mantenerlo haciéndose cargo del déficit presupuestario.
En 1961, el gobierno paraguayo compró el
Ferrocarril y todos sus bienes en doscientas mil libras esterlinas a veinte
años de plazo y sin interés. El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones
se hizo cargo de la administración de la empresa formando luego un ente
autárquico con personería jurídica.
En 1961 el ferrocarril paraguayo
fue re-estatizado
Pero los años ’90, como para el resto de
América Latina, fueron mortales para los ferrocarriles paraguayos, dejando de
funcionar como servicio suburbano de pasajeros en 1999 siendo sus últimos
clientes los estudiantes de los colegios tradicionales capitalinos.
En el año 2000 se promulgó una ley que declaró
al Ferrocarril Central del Paraguay Carlos Antonio López (FCPCAL) entidad
pública sujeta a reforma y transformación siendo así intervenido el ente de
dicho servicio; y en 2002, el gobierno de la República del Paraguay, presidido
por el entonces mandatario Luis González Macchi, promulgó un decreto que
estableció la creación de la Compañía Ferrocarriles del Paraguay S. A. regida
por las normas pertinentes al derecho privado, siendo el principal accionista
con miras a su privatización por alguna empresa interesada. En ese lapso fueron
indemnizados cerca de seiscientos empleados, y sólo recontratados ochenta y
cinco, quedando la compañía con un activo cero.
A partir de 2005, se presentaron proyectos de reactivación por parte de empresas británicas pero sólo para servicios turísticos o de cargas y fletes. Todo lo demás, pasó a ser pieza de museo. Y así fue que nos encontramos con el Museo de la Estación Central del Ferrocarril Carlos Antonio López, donde el propio edificio constituía un atractivo patrimonio arquitectónico, uno de los emblemáticos de la capital paraguaya.
Edificio
de la Estación Central de Asunción, convertido en museo ferroviario
A la entrada del museo nos encontramos, en el
inicio de los andenes, con la locomotora “Paraguay”, principal reliquia en
muy buen estado de conservación.
Locomotora “Paraguay” principal
reliquia
del Museo de la Estación Central
del Ferrocarril Carlos Antonio López
Y al ingresar a las salas pudimos ver tanto documentos relacionados con aspectos técnicos y de contabilidad como planos originales de las vías desde Asunción hasta el Ferry Boat de Encarnación, hechos sobre tela y cartulina. Junto a ellos había una caja fuerte de hierro a prueba de fuego fabricada en Londres especialmente para el Ferro Carril Central del Paraguay, y un par de catálogos fotográficos de las locomotoras y vagones. También había relojes de pared retirados de distintas estaciones del interior, faroles de iluminación, ficheros del personal, boletos, marcadores de kilometrajes, telégrafos, campanas, y otros elementos necesarios para el normal funcionamiento de la época, así como otros relativos a las comodidades dentro de los vagones.
El telégrafo se expandió en
relación directa con el trazado de los ferrocarriles
Campana de locomotora, utilizada
para avisar a los transeúntes o animales que caminan por la vía
que el tren está en movimiento
Campana de bronce, utilizada
en las estaciones para anunciar la partida del tren
Asientos de segunda clase hechos totalmente en madera
Asientos de primera clase, con un buen tapizado
Juego de sillas y sillón, originales del vagón presidencial
del año 1910
Una vez recorridas las salas, subimos a los vagones
En la sala de estar presidencial
Salón comedor
Cama de la habitación presidencial
Cómoda de la habitación presidencial
Cucheta de uno de los camarotes
Amplio baño con todas las comodidades
Y con ducha a bordo
La historia del ferrocarril paraguayo no fue muy diferente a la del resto de los países de América Latina, salvo por los avatares de la guerra. Su origen tuvo lugar a mitad del siglo XIX, momento en que Inglaterra ejercía un completo dominio sobre la región, requiriendo de una rápida y segura carga de materias primas para sus industrias que se encontraban en plena expansión. Pero cien años después, cuando el poder británico fue reemplazado por el norteamericano, que con sus negocios petroleros hicieron primar el desarrollo del automotor, los sistemas ferroviarios de las periferias fueron quedando relegados, dejando gran cantidad de trabajadores en la calle y pueblos enteros sin posibilidades de subsistir.
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