domingo, 9 de julio de 2023

A Nicaragua, sola y con una cartera…

   La semana que estuve en San José con motivo del Encuentro de Geógrafos de América Latina compartía los desayunos y casi todas las cenas con Susana, Sonia y sus hijas. A veces se sumaban Álvaro y Alejandro Ramos, también de México. San José no tenía demasiados lugares adónde ir a cenar que reúnieran las tres B: buenos, bonitos y baratos, además de darnos cierto temor salir de noche. Así que siempre nos quedábamos en el hotel, que, aunque fuera de cinco estrellas, tenía precios idénticos o más bajos que los restoranes de buen nivel del Centro de Buenos Aires. Si cenábamos antes de las ocho de la noche, podíamos optar por el servicio de bufet, que era autoservicio con tenedor libre muy variado y canilla libre de jugos naturales de frutas, y todo eso por 13U$S. Hasta las diez de la noche era a la carta, y un plato principal muy abundante, un postre y una gaseosa, oscilaba entre 20 y 22U$S.

Pero durante el día, además de la asistencia al Encuentro y las salidas al interior del país, recorríamos San José todo lo que podíamos. Muchas veces, para tener tiempo de visitar diferentes lugares, tomábamos taxis que jamás nos cobraron lo correcto. Si bien tenían tarifas acotadas, tanto por no tener reloj, ser extranjeros y muchas veces subir en el Holiday Inn, éramos blanco preciso para ganarse dos o tres viajes en uno.     

Susana y Sonia durante la sobremesa

  

Y en una de esas idas y venidas Sonia descubrió que, en el Parque Morazán, justo enfrente de nuestro hotel, había un busto de Domingo Faustino Sarmiento. Había sido un homenaje del Gobierno Constitucional Argentino, en épocas del Presidente Raúl Alfonsín al Pueblo y Gobierno de Costa Rica, por haber sido proclamado “Maestro de América”.

 

 

Domingo Faustino Sarmiento

  

Al finalizar el EGAL todos tomamos rumbos diferentes. Algunos volvieron a su país, otros permanecieron el fin de semana conociendo más lugares de Costa Rica, y yo quise hacer un viaje relámpago a Nicaragua.

Como mi intención y presupuesto solo me permitirían ir por tierra, tuve que armar toda una ingeniería de horarios de transportes para poder regresar a San José antes del lunes, día en que saldría mi vuelo a Buenos Aires.

El micro de la empresa TICA partiría a las cuatro y media de la mañana, y debería estar en la terminal cuarenta y cinco minutos antes. Tuve que reservar el taxi con anticipación porque era muy difícil conseguirlo a esa hora. Y como viajaba sola y con una cartera, en el hotel levanté sospecha de que me quería ir sin pagar. Les expliqué que mis amigas permanecerían en la habitación y que yo estaba dejando el resto de mis pertenencias allí porque no las iba a necesitar. No me creyeron demasiado, sobre todo por ser mujer, pero no podían constatar nada porque no era hora adecuada para llamarlas, así que tuvieron que dejarme salir. En la cartera llevaba el cepillo de dientes, una muda, la cámara de fotos, el pasaporte, y algo de dinero en billetes chicos, porque el resto lo tenía repartido en el cuerpo. Con solo ese equipaje yo podría dar la vuelta al mundo, ¿para qué más? Porque como dijera el cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa, “(…) no lleves en la maleta lo que no vayas a usar, son más largos los caminos pa’l que va cargao de más”.

El coche atravesó una zona donde había muchas prostitutas, travestis y gente con demasiado alcohol u otras sustancias encima, que se mostraron agresivos a nuestro paso. Y a poco más llegamos a la oficina de la empresa, y si bien era la hora que me habían indicado, todo estaba cerrado. El chofer me ofreció quedarme en el auto para esperar. La calle estaba desierta y cada tanto, pasaban algunos muchachones con cara de pocos amigos. Finalmente llegaron los empleados de la boletería y pudimos ingresar. Pero el taxista, tal cual nos había pasado en otras oportunidades, no respetó el acuerdo agregando un plus por la hora y por la espera que duplicaban la tarifa convenida. ¡Pero, ¿a quién podía dirigir mis quejas?!

El servicio del bus era común, sin aire, sin baño, sin asientos cómodos… Pero, como me había quedado despierta toda la noche por temor a perderlo, me dormí en cuanto partió.

Cuando me desperté estábamos en Peñas Blancas, la frontera del lado costarricense. Algunos aprovecharon para ir a los sanitarios, pero cuando yo vi sus condiciones, preferí abstenerme.

   

“Servi Sio Baño” en la frontera costarricense

  

Y casi sin darnos cuenta pasamos a Peñas Blancas en el sector nicaragüense, donde presentamos la documentación en la oficina de migraciones.

 

En Peñas Blancas - Nicaragua

  

Viniendo de Argentina, las distancias en estos paisitos, geométricamente parecían muy cortas, pero geográficamente no lo eran tanto, debido al estado de los caminos, las condiciones de los vehículos y el tipo de servicio, que paraba en todas. 

 

Yo me bajaba en Granada

  

Abundaban en la zona muchas bicicletas y carritos utilizados para cargar mercaderías en la frontera.

  

 Bicicletas y carritos para cargar mercaderías

 

 Lo que más nos demoró fue la cantidad de camiones que pasaban diariamente entre un país y otro.

   

Permanente tráfico de camiones

  

Al llegar nuestro turno de controles, todo se aceleró porque la revisación fue muy superficial. De todos modos, no podían creer que yo viajara sola y con una cartera. Me preguntaron una y otra vez, cuál era mi valija, pero, aunque extrañados, tuvieron que convencerse…

   

 Control liviano en la aduana nicaragüense

  

 

Como era característico de las áreas de frontera, había vendedores de todo tipo de cosas por todos lados. Los que me parecieron más interesantes fueron los que ofrecían tejidos típicos, aunque no comprara ninguno, simplemente para no cargar con él el resto del viaje.

   Hamacas tejidas con vivos colores

  

Pero los que más ventas tenían eran los que brindaban comestibles, y sobre todo bebidas. A esos sí les hice una buena compra porque el calor era agobiante.

   Muchos vendedores de alimentos

  

Volvimos a subir al micro que estaba que pelaba por permanecer al sol. Me acomodé y recién reparé en lo desagradable que era mi compañero de asiento, ya que a la madrugada no me había dado cuenta por haber dormido. Lucía anteojos negros, una musculosa, terrible olor a alcohol, y a través del celular discutiendo en voz alta, por supuestos negocios, además de tener una conversación erótica con una mujer. Y ante la queja de algunos hombres que estaban a su alrededor, los miró de manera amenazante y nadie más abrió la boca. Yo preferí concentrarme en mirar el paisaje y tomar algunas fotografías.

   Campos muy verdes con producción agropecuaria

  

Durante todo el resto de la mañana recorrimos la zona rural, donde de a poco se iban bajando parte de los pasajeros.

   Zona rural al sur de Nicaragua

  

Y cercano a la ciudad de Rivas, pasamos por un parque eólico muy extenso.

   

Parque eólico

  

La agricultura nicaragüense representaba el sesenta por ciento de sus exportaciones, siendo los cultivos más importantes el algodón, el café, la caña de azúcar, el banano, el maíz, las judías y el ajonjolí.

Campo cultivado con maíz

  

También había grandes extensiones donde se producía arroz, que, como en la mayoría de los países latinoamericanos, constituía el principal acompañamiento de todas las comidas.

  

Arrozales en el sur nicaragüense

  

El ganado vacuno también cubría las necesidades locales, tomando en cuenta que su consumo era muy bajo debido tanto a la escasa cantidad de población como a sus pautas culturales.

 Ganado pastando en verdes campos

  

Llegamos a Granada, antigua ciudad fundada en 1524, que ya formaba parte del Área Metropolitana de Managua. Era una de las primeras ciudades europeas en territorio continental americano. No solo había sido asentamiento de la conquista, sino también una ciudad matriculada en los registros oficiales de la Corona de Aragón y Reino de Castilla. Granada era conocida como La Gran Sultana por su apariencia morisca y andaluza.

El ómnibus continuaba su recorrido, pero yo allí me hospedaría en un hotel de catalanes que me habían recomendado mis amigos mexicanos. No había terminal de ómnibus, solo una oficina de la empresa. En cuanto bajé, uno de los taxistas que estaba en la fila me ofreció sus servicios. Yo le pedí que me esperara porque debía comprar el pasaje de vuelta para el día siguiente. Y luego, tras dar varias vueltas, me dejó en el hotel. Lo que me cobró no me pareció poco pero tampoco abusivo, sin embargo, me dijeron que era cinco veces más de lo que realmente costaba ese viaje. Creo que solo en San Juan de Puerto Rico y Roma los taxistas eran más estafadores, aunque tampoco debo olvidarme de los de Miami. Los del Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires, que eran una gran mafia, parecían bebés de pecho al lado de estos tránsfugas.

  Rejas típicas de Granada

  

En el hotel también me preguntaron: - ¿Viene sola y con una cartera? Pero, a pesar de eso no me cobraron anticipadamente. 

Piscina del hotel

  

Patio interior del hotel

  

Ya era el mediodía, así que pedí que me recomendaran un lugar donde almorzar y me buscaran un remis que me llevara a conocer Managua esa misma tarde.

A las dos de la tarde el hombre con su auto me pasó a buscar. Pasamos primeramente por el obelisco que se encontraba ubicado en el Parque Central de Granada, que había sido construido en homenaje a los Héroes de la Independencia en su primer centenario en 1921.

 

Obelisco en el Parque Central de Granada

  

Luego me llevó a lo que había sido la estación Granada del ferrocarril, que había quedado convertida en una escuela taller y un restaurante. “La Violeta Chamorro nos quitó los trenes”, me dijo. Fue en la década de los ’90, tal cual en la mayoría de los países latinoamericanos.

 

Antigua estación del ferrocarril en Granada

  

Tomamos la autopista hacia Managua y a mitad de camino pasamos por el Parque Nacional Volcán Masaya, cercano a la localidad de El Raizón. Existía allí un complejo volcánico compuesto por varias calderas y cráteres, siendo Las Sierras el más grande de todos. Dentro de éste se encontraba el volcán Masaya propiamente dicho, que alberga la caldera Masaya formada dos mil quinientos años atrás por una erupción basáltica. Dentro de esa caldera, un nuevo complejo basáltico había crecido que incluía los conos Nindirí y Masaya. Si bien desde el siglo XVI solo se habían registrado dos correntadas de lava, en 1670 y 1772, en los últimos años se habían producido diferentes episodios como la emisión de vapor ácido, en especial dióxido de sulfuro que había provocado trastornos en la salud y en los cafetales de las laderas contiguas a Managua.

   

Parque Nacional Volcán Masaya

  

Managua se había convertido en una ciudad sin centro. Había sido destruido por el terremoto ocurrido en la madrugada del 23 de diciembre de 1972. No fue reconstruido de inmediato y con el paso del tiempo la ciudad se fue desarrollando de manera desordenada en diferentes zonas.

Si se observaba la ciudad desde la Loma de Tiscapa, pequeña elevación al sur del antiguo centro histórico, podía divisar diferentes edificios separados por amplios espacios verdes, que originariamente estaban construidos. El sismo causó alrededor de cinco mil muertes y más de quince mil heridos, además de que doscientas cincuenta mil personas perdieran sus viviendas.

 

Vista panorámica del antiguo centro y el lago Managua al fondo

  

El único edificio en medio del “campo” era el del Banco de América, el más alto del país. Todo lo demás eran construcciones bajas o manzanas enteras sin nada, solo vegetación.

  

Banco de América en el “Centro" de Managua

 

El General José María Moncada Tapia, presidente de Nicaragua desde enero de 1929, construyó la Casa Presidencial en la parte más alta de La Loma, inaugurándola el 4 de enero de 1931. Pero el 31 de marzo de ese mismo año, es decir, casi tres meses después, se produjo el terremoto de seis grados en la escala Richter, que dañó parte del lado sur, junto a la laguna. Se reconstruyó y continuó funcionando como sede del Poder Ejecutivo hasta el terremoto del 23 de diciembre de 1972, cuando fue destruida casi por completo.

 

Palacio Presidencial después del terremoto de 1931

  

La Loma de Tiscapa contaba con una laguna en su centro, que ocupaba el lugar de un extinto volcán. Su formación geológica era producto de una explosión volcánica que había cortado la parte más alta del volcán Tiscapa comúnmente llamado loma. La falla que lo atravesaba, seguido de un hundimiento brusco, dio origen a la fosa de agua, lo que devino en laguna. El cráter había sufrido repetidos movimientos de la falla cruzante, alcanzando desplazamientos verticales y horizontales de quince a cincuenta metros respectivamente. Sus reactivaciones más recientes habían sido las que dieron origen a los terremotos de 1931 y 1972.

Esa elevación fue considerada estratégica por su fácil defensa y completa vista de la ciudad por lo que José Santos Zelaya López, quien fuera presidente de Nicaragua entre 1893 y 1909, construyera la primera fortaleza.

En 1934 Augusto César Sandino fue fusilado al bajar de esa loma después de haber firmado un Convenio de Paz en el Palacio Presidencial. El asesinato fue planeado por el entonces Jefe Director de la Guardia Nacional, General Anastasio Somoza García. Posteriormente se creó en la cima de la loma el Parque Histórico Nacional donde se encontraba la efigie de Sandino.

 

 

Efigie de Sandino

  

En el mismo parque se exhibía la tanqueta obsequiada por Benito Mussolini al dictador Anastasio Somoza García. Se trataba de un tanque ligero tipo carro veloz para dos tripulantes. El General Juan Domingo Perón también había sido complaciente con Somoza, obsequiándole caballos.

El General Somoza García ejerció la presidencia del país de 1937 a 1947 y entre 1950 y 1956. Y tras su muerte, lo sucedió su hijo mayor Luis Anastasio Somoza Debayle, quien se mantuvo hasta 1963, falleciendo por un ataque cardíaco cuatro años más tarde. Su hermano Anastasio Somoza Debayle fue electo presidente permaneciendo en su cargo entre 1967 y 1972, y posteriormente entre 1974 y 1979, renunciando por las presiones del Movimiento Sandinista de Liberación Nacional. Anastasio Somoza se exilió en Paraguay con apoyo del General Alfredo Stroessner, donde fue asesinado un año después por el grupo guerrillero argentino ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), encabezado por Enrique Gorriarán Merlo. La dinastía Somoza era dueña de la mayor parte de las tierras y empresas nicaragüenses, además de las inversiones en los Estados Unidos y en otros países latinoamericanos. Pero, además, tanto en los mandatos del padre como en los de sus hijos, la mayoría de los cargos de responsabilidad estaban en manos de todos sus familiares.

  

Tanqueta enviada por Mussolini al dictador Anastasio Somoza García

  

Estábamos en julio de 2011 y se llevarían a cabo elecciones generales en el mes de noviembre por lo cual las campañas electorales llegaban a su máxima expresión. Si bien había varios partidos políticos, los dos más importantes eran el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) en ejercicio del gobierno y el PLI (Partido Liberal Independiente), principal opositor.

 

Publicidad del FSLN

  

Augusto César Sandino fue un líder nicaragüense, de origen my pobre, que trabajó como minero en Nicaragua, Honduras y México. En 1926 regresó a su país, ocupado desde 1916 por las tropas norteamericanas que defendían los intereses de las compañías fruteras estadounidenses. Optó por defender la autonomía nacional, afectada por el convenio Bryan-Chamorro y por la firma del tratado Stimpson-Moncada, por lo que reunió un grupo de guerrilleros y se alzó en armas.

 

Mural exhibido en la Exposición “Sandino Vive”

  

Durante seis años combatió contra las tropas de diferentes gobiernos apoyados por Estados Unidos, refugiándose en las selvas de Nueva Segovia donde se convirtió en prácticamente invencible. Al no poder derrotarlo, el presidente estadounidense Herbert Hoover ordenó la retirada de las tropas desplegadas en Nicaragua, lo que, junto con la elección de Franklin Roosevelt como presidente de Estados Unidos, movió a Sandino a negociar con el gobierno nicaragüense deponiendo las armas y retornando a la vida civil. Sin embargo, su prestigio político continuaba siendo una amenaza para los dirigentes del país, de ahí su ejecución.

 

Sandino luchó contra la ocupación norteamericana

 

Tras su muerte, Sandino se convirtió en el referente ideológico del Frente Sandinista de Liberación Nacional y de la revolución promovida por dicho movimiento.

   

Retrato de Sandino en la Exposición “Sandino Vive”

  

La exposición “Sandino Vive” pertenecía a la Alcaldía de Managua. El montaje había sido realizado por el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA/UCA), y había contado con el apoyo del Centro de Historia Militar del Ejército de Nicaragua, del Archivo General de la Nación del Instituto Nicaragüense de Cultura, del Banco Central de Nicaragua, de Correos de Nicaragua y de Lotería Nacional. No solo se exponían atributos destacados del líder revolucionario, sino que se vendían libros y folletos relacionados con su vida y obra.

   

Sellos postales dedicados a Sandino

  

Salimos del salón de la exposición de Sandino y nos encontramos con una lluvia torrencial, pero eso no impidió que continuáramos recorriendo la ciudad. El chofer me iba explicando muy entusiasmado la historia de cada cosa que veíamos y contestaba con lujo de detalles a cada pregunta que yo le hacía.

Lluvia torrencial en las calles de Managua

  

En cuanto la lluvia amainó un poco nos dirigimos al Parque Central. Allí había un monumento al General Francisco Morazán, quien fuera un insigne político defensor de la Unión Centroamericana.

 

Monumento al General Francisco Morazán

  

Luego paseamos por la costanera del lago Xolotlan o Managua, segundo en tamaño después del lago Cocibolca o de Nicaragua con el que estaba unido a través del río Tipitapa.

En el lago Xolotlan se volcaban las aguas residuales de la ciudad de Managua, pero desde 2009 estaba funcionando una planta de tratamiento que permitía verterlas ya depuradas.

 

 Lago Xolotlan o de Managua

  

El gobierno socialista había construido viviendas populares muy criticadas por la oposición por ocupar terrenos considerados céntricos y de gran valor inmobiliario.

   Viviendas populares

  

En 2004 se inauguró la concha acústica, un escenario para festivales de música muy variada en una enorme explanada donde podía asistir numeroso público, obra del gobierno del municipio.

 

La concha acústica

  

La Plaza de la República, rebautizada en 1979 como Plaza de la Revolución, era una plaza seca que había servido de escenario de varios episodios políticos del país. Frente a ella se encontraban como principales edificios la Antigua Catedral y el Palacio Nacional.

La noche del viernes 22 de diciembre de 1972 había tenido lugar una protesta en el atrio de la Catedral, contra el gobierno a causa del hambre causado por la sequía de ese año. Pocas horas después, a las 12 y 35 de la madrugada, ya 23 de diciembre, se produjo el famoso terremoto con réplicas a la 1 y 18 minutos y a la 1 y 20, que dañaron a la catedral quedando en abandono.

 

Plaza de la Revolución y Antigua Catedral de Managua

  

Los intentos de reparación no tuvieron buen éxito, y se optó por construir una nueva en otro sector de la ciudad. Por esa razón, el edificio ya no pertenecía a la Arquidiócesis de Managua, sino al estado, debido a que un decreto de la Junta Nacional de Gobierno de 1973 confiscó el centro de la capital prohibiendo la reconstrucción. Las cuatro esferas del reloj de la torre de San Pablo continuaban marcando la hora del primer sismo. 

 

El reloj marcando la hora del primer terremoto

  

No corrió tan mala suerte el edificio donde hasta 1994 funcionaron el Congreso Nacional, el Ministerio de Hacienda, la Dirección General de Ingreso y Tribunal de Cuentas, quedando convertido en el Palacio Nacional de la Cultura, apoyado por el Programa de las Naciones Unidas, Japón, Holanda, China, Taiwán y Suecia.

 

 Palacio Nacional de la Cultura

  

En los alrededores había una serie de pequeños monumentos en homenaje a quienes pelearon por la revolución sandinista. El conductor del remis me dijo que él había tenido el honor de formar parte del ejército sandinista cuando era joven, siendo algunos de esos caídos sus compañeros de lucha.

 

  Excombatiente junto al monumento a Santos López

 

 Entre una y otra cosa, fue avanzado la tarde, y era hora de regresar no sin antes volver a pasar por ciertos terrenos que permanecían vacíos, o con los escombros del terremoto que se produjera casi cuarenta años atrás, debido a que por allí pasaban las fallas principales.

 

 Terreno en pleno centro que permanecía sin edificar

  

Y ya en el camino de vuelta hacia Granada, desde la autopista, frente a un shopping se encontraba la Nueva Catedral, que estaba construida sobre un terreno que había pertenecido a la familia Somoza, quien trató de recuperar esos bienes, pero continuaban en poder del estado. Posterior a 1979 hubo en ese lugar una base militar del Ejército Popular Sandinista. Y en 1990, al designar el terreno para la construcción de la nueva Catedral, se quiso erigir como un monumento para la oración, por la reconciliación y la paz entre hermanos, tras la guerra civil de los años 80.

 

Nueva Catedral a la vera de la autopista Managua-Granada

  

La ciudad de Managua estaba hermanada con muchas otras de diferentes partes del mundo, entre las latinoamericanas con Río de Janeiro, Caracas, Santiago de Chile, La Habana, Quito, San José de Costa Rica, San Salvador, Panamá, Guatemala, México y Buenos Aires. 

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