domingo, 10 de enero de 2021

Andando por Midtown y Upper Manhattan

 Saliendo del Barrio Chino, comenzamos a circular por la Primera Avenida, y al cruzar la 14th Street, ingresamos al sector de la isla de Manhattan conocido como Midtown, que se extendía hasta la 59th Street. Y era, justamente en ese sector, donde se encontraba la mayoría de los rascacielos de la ciudad, y por ende, el de mayor densidad de trabajadores, turistas y estudiantes.

Sin embargo, contaba también con algunos espacios verdes, como el St. Vartan Park, un importante parque infantil, amado por las familias por su amplitud y variedad de juegos bajo copiosos árboles. El nombre del parque estaba relacionado con la herencia armenio-estadounidense, ya que se debía a la proximidad con la Iglesia Ortodoxa Armenia. 

St. Vartan Park

  

Y continuando por la misma avenida, llegamos al edificio de la Organización de las Naciones Unidas, que se encontraba a orillas del río East, sobre la costa de la Turtle Bay, nombre dado a la bahía como metonimia para la ONU.

Si bien esta sede se localizaba en la ciudad de New York, la tierra ocupada y los espacios de los edificios que rentaba, estaban bajo la administración exclusiva de las NNUU, y no del gobierno de los Estados Unidos; sin embargo, a cambio de la protección de la policía de la ciudad, bomberos y otros servicios, las Naciones Unidas aceptaban reconocer las leyes locales, estatales y federales-.

El rascacielos de ciento cincuenta y cuatro metros de altura había sido inaugurado en 1952, en terrenos que habían pertenecido a un matadero, bordeado por los apartamentos Tudor City, de la familia Rockefeller.

En lugar de llevar a cabo una competencia por el diseño de la sede, la ONU decidió encargarle a un equipo multinacional de prestigiosos arquitectos la elaboración del diseño. El arquitecto norteamericano Wallave K. Harrsion fue nombrado Director de Planeamiento, y el Consejo de Diseñadores Consultores, estuvo integrado por planificadores e ingenieros nombrados por diversos gobiernos: N. D. Bassov de la Unión Soviética, Gaston Brunfaut de Bélgica, Ernest Cornier de Canadá, Le Corbusier de Francia, Liang Seu-Cheng de China, Sven Markelius de Suecia, Oscar Niemeyer de Brasil, Howard Robertson de Inglaterra, G. A. Soilleux de Australia y Julio Vilamajó de Uruguay. Y si bien todas las sugerencias fueron tenidas en cuenta, el proyecto final se basó en las propuestas de Niemeyer y Le Corbusier. 

Edificio de la Organización de las Naciones Unidas

  

Siempre por la Primera Avenida, y entre las calles E47 y 48, nos encontramos ante la Trump World Tower, cuya construcción fuera completada en 2001. El edificio contaba con doscientos sesenta y dos metros y setenta y dos plantas, con estructura de hormigón para aumentar su resistencia al viento. 

La Trump World Tower

  

Tomamos E49 Street donde también se destacaban varias moles edilicias. Luego cruzamos la Tercera Avenida, la Park Avenue y la Quinta Avenida, para llegar finalmente al Rockefeller Center.

 

Moles edilicias de E 49th Street

  

Cruzando la Tercera Avenida

 

 

En E 49th St. y Park Avenue

  

En la Quinta Avenida

 

 

Rockefeller Plaza

  

El Rockefeller Center era un complejo de diecinueve edificios comerciales que cubría veintidós acres entre las calles W48 y 51 construido por la familia Rockefeller, encontrándose allí algunas de las boutiques más lujosas de New York, multitud de tiendas y teatros de gran reputación, como el Radio City Music Hall, por lo que fuera declarado Hito Histórico Nacional en 1987.

 

Edificios del Rockefeller Center en la W 49St.

  

Yendo hacia el oeste, pasamos por varios locales comerciales, entre ellos, restoranes de diversos orígenes gastronómicos para diferentes bolsillos, como de Italia, México y Brasil, entre otros. Además, negocios donde se vendían recuerdos a precios accesibles. Esto demostraba, no solamente, el cosmopolitismo de New York, sino también, la diferencia socio-económica interna que la caracterizaba.

 

Ristorante Alfredo en W 49St.

  

Restoranes italianos y mexicanos

  

Recuerdos a precios accesibles

  

Comida brasileña en la Octava Avenida

  

Por la avenida Octava llegamos hasta la torre Hearst, sede mundial de dicha coroporación, que albergaba las numerosas empresas de publicaciones y comunicaciones de ese conglomerado mediático que incluía, entre otras, a Cosmopolitan, Esquire, Marie Claire, Harper’s Bazaar, Good Housekeeping y Seventeen.

La base de seis plantas sobre las que se elevaba el rascacielos se había coemzado en 1928, habiendo sido encargado por el fundador de la empresa, William Randolph Hearst, pero, debido a la Gran Depresión, se suspendió su construcción, retomándose recién ochenta años después, en 2006, con un nuevo diseño. La torre contó con ciento ochenta y dos metros de altura y cuarenta y seis plantas, con una extraña estructura con soportes de forma triangular, también conocida como “diagrid”.

En 2006, el edificio recibió el Premio de Rascacielos Emporis, que lo reconoció como el mejor tascacielos construido en el mundo durante ese año; y en 2016, también recibió el Premio 10 Year Award-Winner, galardón que reconocía el rendimiento óptimo de un edificio diez años después de su construcción.

La Torre Hearst fue el primer rascacielos de oficinas ecológico de New York, teniendo varios elementos medioambientales. El suelo del atrio estaba pavimentado con caliza conductora del calor, y debajo de él había tuberías de polietileno con agua en circulación para enfriar el ambiente en verano y calentarlo en invierno. La lluvia recogida en la azotea se almacenaba en un tanque en el sótano para su uso en el sistema de refrigeración, para regar las plantas, y para la fuente del vestíbulo principal. El ochenta y cinco por ciento del acero estructural había sido producto del reciclado. Y, en total, el edificio se diseñó para usar un veintiséis por ciento menos de energía que los requisitos mínimos  de New York, consiguiendo así, la certificación LEED ORO del United State Green Building Council, siendo el primero en recibirla. 

La torre Hearst

 

 Cruzamos la avenida de las Américas o Sexta Avenida, y llegamos a una zona de tiendas de moda internacional en los alrededores de la Quinta Avenida, donde se encontraban, entre otros, Yves Saint Laurent, Chanel, Dior y Armani. 

Avenida de las Américas

 

 

Yves Saint Laurent y NOKIA

  

CHANEL y Dior en E 57th St.

  

ARMANI COLLEZIONI

  

Tiendas de moda internacional

  

Unas cuadras más, y llegamos a la plaza Grand Army, frente al céntrico hotel Plaza, en la esquina sureste del Central Park, culminada en 1916, desde donde partían los tradicionales carruajes de la ciudad. 

Carruajes en la plaza Grand Army, frente al Central Park

  

Nos encontrábamos en la Central Park Sur, que marcaba el límite entre la Midtown y la Upper Manhattan. Y desde allí pudimos ver The Pond, la cuarta laguna más grande del Central Park, con cerca de una hectárea y media de superficie. Ese estanque se ubicaba en una especie de valle por debajo del nivel de la calle, por lo cual, los ruidos de la ciudad desaparecían, generando un ambiente de paz, en medio de una de las urbes más ruidosas del planeta, además de constituir un verdadero refugio de aves migratorias. 

The Pond, una de las lagunas del Central Park

  

Y a pocos metros, con gran sorpresa, me topé con la estatua ecuestre de Simón Bolívar, que se trataba de un regalo del gobierno venezolano, y que fuera inaugurada el 19 de abril de 1921, con un discurso del Presidente de loa Estados Unidos Warren G. Harding, ante un público que incluía a representantes de todas las repúblicas de América del Sur. 

Estatua ecuestre de Simón Bolívar en el sur del Central Park y Sexta Avenida

  

Desde Central Park S y Sexta Avenida, a lo lejos, divisamos las dos torres gemelas de doscientos veintinueve metros, del Time Warner Center, entrelazadas entre ellas por una gran galería comercial, cuya construcción había comenzado en noviembre de 2000, inaugurándose oficialmente el 27 de febrero de 2003. 

Central Park S y Sexta Avenida. A lo lejos las torres gemelas del Time Warner Center

  

En la intersección de la Central Park South, la Octava Avenida, la avenida Broadway y la Central Park West, se situaba el Columbus Circle, en cuyo centro se erigía la estatua del marino genovés, rodeada de canteros florales. Y frente a él, en la la esquina de Broadway y Central Park W, un enorme globo terráqueo, mostrando loa continentes suspendidos en anillos de acero que representaban los paralelos y meridianos.

 

Columbus Circle

 

 

Canteros floridos en el Columbus Circle

 

Globo Terráqueo frente al Columbus Circle, entre la Broadway Avenue y la Central Park West

  

Avanzando por la avenida Broadway llegamos al Avery Fisher Hall, sede de la New York Philharmonic. Habiendo sido inaugurado como Philharmonic Hall en 1962, cambió su nombre en 1973, en honor del empresario fundador de Fisher Electronics, quien donara diez millones de dólares a la orquesta.

El Avery Fisher Hall, sede de la New York Philharmonic

  

Desde allí nos dirigimos hacia el sector occidental del Central Park admirando diversos edificios antiguos que se destacaban por su ornamentación, hasta llegar al Dakota, en cuya puerta fuera asesinado John Lennon, el 8 de diciembre de 1980. 

Balcón en esquina de un edificio antiguo

 

 

Balcones cerrados y gran ornamentación en un edificio neoyorquino

  

El sector occidental del Central Park

  

The Dakota, el edificio en cuya puerta fuera asesinado John Lennon

  

Luego pasamos por la Fourth Universalist Society, congregación miembro de la Asociación Unitaria Universalista, que tuviera su origen en 1838 en los distritos bajos de Manhattan, inspirada por la causa de la religión liberal. Sus fundadores eran universalistas que creían en un Dios amoroso, cuando esa idea, a menudo, se creía herética. El edificio al frente del cual nos hallábamos había sido construido en 1898, buscando atraer a personas progresistas de fe de toda la ciudad de New York. Apoyaban causas como los derechos de LGBTQ (PERSONAS LESBIANAS, GAYS, BISEXUALES, TRANSEXUALES Y CUESTIONADORAS), BLACK LIVES MATTER (UNA VIDA NEGRA IMPORTA), y el CAMBIO CLIMÁTICO, entre otras. Fourth Universalist no constituía un credo por lo que le daban la bienvenida a personas de diferentes religiones, ya que veían sabiduría en todas, en cuanto a esperanza, alegría y amor. 

Fourth Universalist Society

  

Al llegar a la intersección con 77th Street, nos encontramos ante la New York Historial Society, museo estadounidense que fuera fundado en 1804, como el primero de la ciudad. Y, en ese momento, abril de 2010, se estaba llevando a cabo la muestra “Lincoln and New York”.

 

New York Historical Society

  

Frente a él, en un amplio predio entre las calles 77 y 81 W, se ubicaba el American Museum of Natural History, considerado el museo de historia natural más grande del mundo, con muestras de más de treinta millones de especímenes de todas las ramas junto con gran cantidad de artefactos antropológicos en un vasto complejo de edificios interconectados.

Había sido fundado en 1869 por algunos de los hombres más ricos de New York, que esperaban que dicha institución impartiera prestigio a su ciudad y educara a las clases trabajadoras sobre las leyes de la naturaleza, convirtiéndose, en poco tiempo, en una de las filantropías favoritas de la aristocracia. Y si bien el municipio financió la operación y el mantenimiento de las instalaciones, los fideicomisos adinerados, incluidas las familias Dodge, Huntington, Morgan, Rockefeller, Schiff, Vanderbilt y Whitney, fueron responsables de adquirir y administrar las colecciones. Ese método de financiación ha continuado, completándose con donaciones, cuotas de membresía y entradas.

En ese momento se estaba exhibiendo una muestra de lagartos y serpientes vivos.

 

Cúpula del Museo Americano de Historia Natural

 

 

Muestra de lagartos y serpientes vivos

  

Desde W 81th St. continuamos transitando por la Central Park West hasta W 86Th, desde la cual viramos y tomamos Amsterdam Avenue, donde había locales gastronómicos de China e India.

 

Esquina de Central Park West con W 81 St.

  

Comida china y de la India en Amsterdam Avenue

 

En el cruce de la Amsterdam Avenue con la W 112th,  se localizaba la Cathedral of Saint John the Divine (Catedral de San Juan el Divino) y Diócesis Episcopaliana de New York, rama de la Iglesia Anglicana de los Estados Unidos de América.

Era conocida popularmente como Saint John the Unfinished (San Juan la Inacabada o San Juan la Interminable), ya que siendo diseñada en 1888 en estilo neorrománico-neobizantino, comenzó su construcción en 1892, modificándose su planteamiento a partir de 1909 a un neogótico, e interrumpida su edificación durante las dos guerras mundiales. Y después de un incendio ocurrido el 18 de diciembre de 2001, fue cerrada para su restauración hasta noviembre de 2008, cuando, si bien había reabierto sus puertas, en 2010, las obras aun no habían acabado. 

Catedral de San Juan El Divino

  

Dirigiéndonos hacia el Riverside Park, nos detivimos ante la Tumba del General Ulysses S. Grant, uno de los principales protagonistas de la Guerra de Secesión, y decimooctavo presidente de los Estados Unidos. En el mausoleo, estaba inscripta la frase “LET US HAVE PEACE” (TENGAMOS PAZ), que fuera el lema no oficial de su campaña, algo muy bien visto por muchos estadounidenses, por lo que el gran militar que ganara la Guerra Civil salvando la Unión, estaría a punto de asegurar la pacificación del país. 

Llegando al Riverside Park

  

Tumba del General Grant

LET US HAVE PEACE

  

Al frente, en diagonal a la Tumba del Gral. Grant, se hallaba la Riverside Church, una iglesia bautista construida en estilo gótico entre los años 1927 y 1933. La obra se desarrolló gracias al impulso del magnate del petróleo John D. Rockefeller Jr. y del pastor Harry Emerson Fosdick.

Numerosas personalidades han dado discursos en este templo, entre ellas Martin Luther King, Nelson Mandela, Fidel Castro, y el Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. 

La Riverside Church

  

Dimos unas vueltas por el Riverside Park, un extenso pulmón verde a la vera del río Hudson, que denotaba gran calma, luciendo muy florido por el comienzo de la primavera, donde varias personas paseaban a sus perros. 

El Riverside Park a la vera del río Hudson

 

 

Gente paseando perros en el Riverside Park

  

Muchísimas flores en el Riverside Park

  

Desde allí regresamos a la Amsterdam Avenue, pero ya, en el barrio de Harlem, una zona donde predominaba la población afro-americana, famosa por sus clubes de jazz. También se conocía por sus locales gastronómicos, siendo uno de los destacados el Max Caffé. 

Max Caffé en la avenida Amsterdam en Harlem

 

La historia de Harlem empezó en 1626, cuando los holandeses bautizaron esa área como “Nieuw Haarlem”,  y a finales del siglo XIX estaba considerado como un barrio muy “chic”, por lo que aún convivían casas victorianas con modernos rascacielos.

Por otra parte, durante el período de la Reconstrucción, a posteriori de la Guerra de Secesión que se había desarrollado entre los años 1861 y 1865, hubo una ley federal que proporcionó protección de los derechos civiles en el sur para los afroestadounidenses libertos, que anteriormente habían sido esclavos. Sin embargo, a fines de la década de 1870, los demócratas conservadores blancos, poco a poco, retomaron el poder en los estados del sur, a veces, como consecuencia de elecciones en las cuales, grupos paramilitares, intimidaban a los opositores, atacando a negros o impidiéndoles votar, proclamando las leyes Jim Crow, que segregaban a la población tanto en espacios públicos como privados.

El origen de la frase “Jim Crow” se ha atribuido al número de espectáculo musical caricaturesco “Jump Jim Crow”, que era interpretado por el actor blanco Thomas Dartmouth Rice, pintando su cara de negro. El espectáculo se había estrenado en 1832, utilizándose para satirizar las políticas populistas del entonces presidente Andrew Jackson. Debido a la fama del personaje, “Jim Crow” se había convertido en una expresión peyorativa que hacía referencia a los afroestadounidenses.

El lema había sido “separados pero iguales”, sin embargo, en realidad, el tratamiento y la infraestructura para los blancos eran superiores, por lo cual la población negra debía subsistir mediante empleos de escasa calificación y reducido salario, además de tener mayores dificultades para acceder a la educación, siendo, por lo tanto, más susceptible al desempleo. Y si bien la segregación de iure se aplicó principalmente en los estados del sur, en el norte, fue de facto, predominantemente hacia los negros que vivían en guetos urbanos.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se originó un movimiento de masas llamado la Gran Inmigración Negra, un éxodo de más de seis millones de personas que emigraron desde el “profundo sur”, huyendo de la opresión y de las leyes de segregación de Jim Crow, hacia ciudades del norte como New York, Chicago, Detroit, Cincinnati, Pittsburg o Filadelfia, estableciéndose mayoritariamente en el Upper West Side de la isla de Manhattan, en Harlem, convirtiéndose en el hogar del Nuevo Movimiento Negro, que fuera conocido como el Renacimiento. El Renacimiento de Harlem floreció durante la década de 1920 y supuso un boom social, cultural y artístico, con influencias en la literatura, la pintura, y la música, principalmente blues y jazz. Téngase en cuenta que Louis Armstrong y Ella Fiztgerald, entre otros, actuaron en los mejores clubes de Harlem.

La influencia de este movimiento se extendió incluso fuera de las fronteras norteamericanas, llegando hasta Cuba, Puerto Rico, Haití y Jamaica. Tal fue la migración, que New York fue considerada la capital negra de Estados Unidos.

Sumado a estos hechos, después de la crisis inmobiliaria de la década de los ’30, muchos de los residentes más ricos, abandonaron el barrio, y a posteriori de la Segunda Guerra Mundial, los afroestadounidenses comenzaron a desafiar el sistema de segregación debido al servicio militar que habían cumplido y al sacrificio de vidas durante la contienda, por lo que el presidente Harry Truman, en 1948, emitió la Orden Ejecutiva que eliminaba la segregación racial en las fuerzas armadas.

A lo largo del siglo XX, la Corte Suprema comenzó a anular leyes Jim Crow hasta  la promulgación de la Ley de Derechos Civiles de 1964, y la Ley de Derecho de Voto en 1965. Sin embargo, en muchos estados, la segregación continuaba, de hecho, a comienzos del siglo XXI, aunque muchas veces, solapada. 

Parada de ómnibus en Harlem

  

Negocios en Harlem

  

Cadena de farmacias Duanereade en Harlem

  

Grupo de adolescentes en Harlem

 

 

Cruce peatonal en Harlem

 

 

Típicas casas estilo victoriano

  

Circulando por la avenida Lenox, una de las más importantes de Harlem, llegamos a la Saint Martin’s Episcopal Church (Iglesia Episcopal de San Martín), construida entre 1887 y 1889.

Dos incendios, el último en 1930, le habían dejado sólo sus paredes en pie, pero la Congregación de Saint Martin’s la reconstruyó agregándole un carrillón de cuarenta y dos campanas en la torre. Y la Comisión de Conservación de Monumentos Históricos de la Ciudad de New York la consideró el ejemplo más hermoso del estilo arquitectónico del Renacimiento Románico en todo Manhattan.

La iglesia también se involucró con el lado secular de la vida del vecindario a través de la Unión de Crédito Federal de Saint Martin, cuya cooperativa fuera fundada en 1937 por el reverendo John H. Johnson para hacer posible que los afroamericanos obtuvieran hipotecas y adquirieran bienes inmuebles, empoderándolos así en una sociedad segregada. 

Circulando por la avenida Lenox

  

Iglesia Episcopal de San Martín, sobre la avenida Lenox y W 122 St.

  

Esquina de Lenox Avenue y W 116 St.

  

Dejando Harlem y la Upper Manhattan, regresamos a Midtown, concretamente a Broadway, el circuito con más de cuarenta teatros, considerado uno de los centros de espectáculos más importantes del mundo, cuyo corazón estaba representado por Times Square, antes llamada plaza Longacre. situada en la intersección de la avenida Broadway entre la Sexta y la Octava. En los años ‘20, figuras como Fred Astaire y Charles Chaplin han estado relacionadas con Times Square, aunque también, en esa época, la zona estaba invadida por la delincuencia, la corrupción, los juegos de azar y la prostitución. 

Entre los años 1994 y 2002, el alcalde Rudolph Giuliani, “limpió” el lugar, aumentando la seguridad, eliminando tanto los cines pornográficos como a los traficantes de drogas, atrayendo a locales gastronómicos de lujo y a turistas de todo el mundo. Además, un gran número de empresas comenzaron a localizarse, como por ejemplo, el edificio de NASDAQ, en la esquina de la Avenida Séptima y W43 Street.

A partir de 2009, Times Square había sido convertida en una plaza peatonal.

Llegando a Broadway por la Séptima Avenida

  

Policías neoyorquinos en la avenida Broadway

 

 

Times Square, en 7th Avenue y Broadway

 

 

Nasdaq, en 7ma. Avenue y W 43th St.

  

Circulando por W42 St.

 

 

Mc Donald’s y el museo de Madame Tussauds en W 42 St.


  

Turistas de todo el mundo por W 42 St.

  

Continuando por W 42 St.

  

Y en W 41 Street entre la Séptima y la Octava Avenida se encontraba el edificio del New York Times, que había sido inaugurado tres años atrás.

Se caracterizaba por tener una fachada icónica, con una cortina de cristal con el nombre del famoso periódico. Precisamente el uso del cristal combinado con barras de cerámica permitía que sus ocupantes disfrutaran de un espacio abierto y con vistas, al mismo tiempo que preservaban su intimidad, protegiéndolos, además, del sol directo, y ahorrando energía.

El rascacielos, uno de los más altos de New York, contaba con un sistema de distribución del aire que mejoraba su calidad y temperatura; siendo otro detalle ecológico, que el noventa y cinco por ciento del acero utilizado en su construcción había procedido del reciclaje.

 

El edificio del New York Times

  

Bajé del ómnibus de turismo, y tomando la Séptima Avenida, encontré en la vereda del Chase Bank, la estatua de bronce del Garment Worker (Trabajador de la Confección), que consistía en un hombre cosiendo con una máquina de pedal. Esta obra, de la artista Judith Weller, representaba a su padre, uno de los tantos inmigrantes judíos que se había mudado a New York, y terminó trabajando en la confección de prendas de vestir. Junto a esa estatua, se situaba la casilla del Centro de Información del Distrito de la Moda, sobre la cual había un enorme botón atravesado por una aguja de gran tamaño.

 

La estatua de “Garment Worker” y el Centro de Información del Distrito de la Moda

en la vereda del Chase Bank

  

Seguí caminando las siete cuadras que me separaban del hotel Pennsylvania, donde me estaba hospedando, y después de una abundante cena, me dediqué a descansar porque al día siguiendo debía partir rumbo a Washington D. C.