lunes, 26 de diciembre de 2022

San José, quince años después…

 Sábado 23 de julio de 2011. La partida desde la Ciudad de Panamá fue excelente. Esta vez COPA había puesto una aeronave muy buena, contrariamente a lo que había ocurrido entre Buenos Aires y Panamá, aunque la atención continuó siendo deficiente.  

Despegue desde la Ciudad de Panamá

  

En cuanto tomamos altura el cielo se veía bien azul, y muy pronto comenzaría el festival de nubes. En estas latitudes se presentaban en varios pisos y de todas las formas. Las primeras que vimos fueron cirrus.    

Cirrus en el cielo panameño

  

Luego, más bajos, espectaculares cumulus. Por suerte, muy blancos, indicadores de buen tiempo. 

Cumulus que parecían hechos de algodón

 

Y así continuamos durante la primera parte del viaje, volando entre cirrus y cumulus, sin que el avión se moviera en absoluto. Bueno…, sí, se movía a unos cuantos kilómetros por hora, pero parecía quieto…  

   

Volando entre cirrus y cumulus

 

Cada vez las nubes se espesaban más, formando un verdadero colchón. Y el cielo estaba cada vez más azul.   

Volando sobre un colchón de nubes

 

 Pero en determinado momento debimos comenzar a bajar y atravesar ese espeso manto de nubes, y entonces fue allí, que además de unos cuantos sacudones, dejamos de ver absolutamente todo, salvo el ala del avión. 

Atravesando el manto de nubes

 

Y cuando salimos de la nube, ya en territorio costarricense, comenzamos a ver ríos, montañas y zonas selváticas, que nos parecieron maravillosos.   

Montañas y cursos de agua en territorio costarricense

  

Luego pudimos ver un valle cultivado con un río maduro que seguramente sería la principal fuente de agua para el regadío.   

Valle de regadío en Costa Rica

  

Más tarde el mismo río, o tal vez otro, con meandros muy marcados, a punto de estrangularse; y en forma de línea recta, los caminos regionales.  

Río con meandros en el sur costarricense

  

También observamos las laderas cubiertas de vegetación frente a otras absolutamente peladas, los caminos serpenteantes en la montaña y valles profundos.   

Vista aérea de las montañas costarricenses

  

Comenzamos a volar más bajo y esto nos permitió divisar más detalles de un paisaje impactante y cambiante. 

Vista de las montañas de Costa Rica durante el descenso hacia San José

  

Gran parte del territorio costarricense está cubierto por cadenas montañosas y es uno de los lugares del mundo con mayor biodiversidad.   

Montañas próximas a la ciudad de San José

  

Al acercarnos más a tierra, vimos que gran parte de la tala de los bosques se debía a la producción agrícola. 

Campos cultivados en tierras ganadas a los bosques naturales

  

Si bien disfruto de todo el vuelo, el momento que más me apasiona es el aterrizaje, a pesar de que ya no me dejen más hacerlo en la cabina. Y en esta oportunidad la entrada a San José, con el paisaje del entorno fue espectacular.   

Próximos a aterrizar en San José

  

¡Y arribamos a San José! Con un taxi comenzamos a atravesar la ciudad hasta llegar a la 5ta. Avenida intersección Calle 5, donde se ubicaba el Hotel Holiday Inn San José - Aurola, de cinco estrellas, donde nos hospedamos.

En cuanto entramos a la habitación, en un piso muy elevado, nos sorprendió la hermosa vista que teníamos ante nuestros ojos. Y de inmediato, nos pusimos a tomar fotografías desde el ventanal.   

Vista parcial de San José. El edificio rosado es el Hotel del Rey

 

Con Sonia y Clarita salí a caminar por la ciudad. En el hotel nos indicaron que fuéramos hacia la peatonal, pero no en el otro sentido debido a que era una zona peligrosa. Y así hicimos.

Justo enfrente del hotel estaba el Parque Morazán, con árboles frondosos, donde se encontraba el Templo de la Música. Había mucha gente de todas las edades disfrutando del paseo.  

Parque Morazán con el Templo de la Música

 

Seguimos por la Calle 5 hasta la Plaza de la Cultura, donde se encontraban debajo de ella el Museo del Oro Precolombino y el Museo Numismático. Se unía con la Plaza Juan Mora Fernández para formar el vestíbulo urbano del Teatro Nacional y el Gran Hotel Costa Rica. 

 

 

Plaza de la Cultura

  

Buscamos un lugar donde almorzar y como los precios estaban altos para nosotras, lo hicimos en un autoservicio de comidas rápidas. Tampoco pretendíamos perder mucho tiempo porque el día estaba muy agradable y estaba bueno continuar caminando.

Tomamos el Bulevar Avenida Central, que se convertía en peatonal. Ya corría la tarde y estaba repleta de gente porque había una alta concentración de negocios con las principales marcas, restoranes, confiterías y hoteles. Pero nos costó encontrar un locutorio, ya que nuestros celulares no tenían más señal y queríamos comunicarnos con Buenos Aires.   

Bulevar Avenida Central

  

Hacía quince años que había estado por primera vez, y me encontré con una ciudad más crecida, en especial a lo alto, con mayor nivel comercial y movimiento. Pero paralelamente, con un aumento de la marginalidad e inseguridad.    

Taxis frente al Teatro Nacional

 

Recorrimos diferentes áreas y decidimos volver al hotel antes de que oscureciera. Pero nos habíamos perdido. No encontrábamos el número de las calles y al preguntar a diferentes personas descubrimos que nadie prestaba atención a la numeración sino que se guiaban por lugares destacados. Así que en cuanto preguntamos por el Holiday Inn, nos indicaron que estábamos a dos cuadras, pero desde la zona en que nos habían recomendado no ir.

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