jueves, 22 de junio de 2017

Visita a Campeche



Mientras estábamos en Mérida, Luis Felipe organizó una salida a la ciudad histórica y fortificada de San Francisco de Campeche. Así que fuimos con Cristina, Brisa, Irineo Martínez Barragán, Joaquín Bosque y su señora.
Partimos en una camioneta y nos dirigimos hacia el sudoeste hasta llegar al golfo de México, donde se encontraba ubicada la ciudad. Un bonito malecón con un boulevard de palmeras fue el acceso al centro urbano.
Los barrios históricos daban muestras del período colonial, en que por su composición se convirtiera en el principal puerto de la península de Yucatán, desde donde partían importantes cargamentos del llamado palo de Campeche, también conocido como “palo de tinte.” Este producto dio lugar a grandes haciendas. La sal fue otra carga destacada en este puerto, así como su industria de astilleros.



Recova frente a la plaza de Campeche


En Campeche se conservaba la antigua muralla que la rodeaba, así como puertas, fuertes y baterías. Por ser una de las pocas ciudades amuralladas de México, había sido declarada en 1999, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


Con Irineo Martínez Barragán, de la Universidad de Guadalajara



Debido a las restricciones que imponía el monopolio español, al prohibir comerciar a sus colonias no sólo con otras naciones, sino también entre ellas, se generaba una situación propicia para las actividades ilegales, particularmente la piratería. Y ninguna de las medidas tomadas pudieron contra esta práctica, sino que por el contrario, contribuyeron a su apogeo entre los siglos XVII y XVIII. En esa época se construyó el fuerte de San Miguel, con el fin de proteger la ciudad de los ataques de los piratas, siendo los más famosos Francis Drake, Henry Morgan, Laurens de Graff, Jean David Nau (alias El Olonés). Laurens de Graff era holandés y había servido al rey de España combatiendo filibusteros, pero tiempo después decidió cambiar de bando, y se dedicó él también a la piratería.

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