jueves, 23 de abril de 2020

Excursión a Villavicencio




  
El miércoles 28 de mayo estuve toda la mañana en la Universidad Nacional de Cuyo participando de las X Jornadas Cuyanas de Geografía, pero al mediodía pasé a buscar por el hotel a mi mamá y a mi hijo Martín para llevarlos a almorzar y a hacer una excursión a Villavicencio.

En camino a Villavicencio


Los caracoles de Villavicencio


El atractivo de la zona databa de 1923 gracias a la difusión de las propiedades curativas del agua surgente por lo que el emprendedor Ángel Velaz había comenzado la explotación de las termas.
En 1940, este ganadero, miembro de la Sociedad Rural Argentina, había hecho construir un hotel, que se hizo famoso por estar en la etiqueta del agua mineral “Villavicencio”.

A lo lejos ya se veía el famoso hotel


El hotel Villavicencio desde la ruta


El hotel Villavicencio, al pie de la ladera oriental de la Precordillera Mendocina


Acercándonos al hotel Villavicencio


El hotel Villavicencio, de neto estilo normando, contaba con treinta lujosas habitaciones, hermosos jardines, glorietas, piscina con agua termal y cancha de tenis, albergando a las familias más notables de todo el país.


Mi mamá en los jardines del hotel Villavicencio


El hotel Villavicencio, de estilo normando


Detalle del frente del hotel Villavicencio


Fuentes de los jardines del hotel Villavicencio


Aguas congeladas en las fuentes de los jardines


Martín sorprendido por el congelamiento de las aguas de las fuentes


Los jardines nevados en pleno otoño


Con el fin de asistir a la celebración de la misa y de regularizar la situación de los habitantes de las inmediaciones, quienes no estaban casados ni bautizados sus hijos, es que, la señora de Velaz junto con otras damas de alcurnia, tomaran la iniciativa de construir una capilla en 1941. De estilo neocolonial, la campana fue donada por la familia Anchorena; y se destacaba por su acústica, un gran fresco frontal, apliques barrocos de la época de la colonia, su techo de paja, maderas tachueladas y una hermosa luz interior.

Llegando a la capilla del hotel


La Capilla, en medio de una añosa arboleda


La Capilla, de estilo neocolonial, construida en 1941


Detalle del campanario de la Capilla


Ingresando a la Capilla


Gran fresco frontal en el interior de la Capilla


Paisaje que rodeaba a la Capilla


A la muerte de Velaz, ocurrida en 1943, sus sobrinos manejaron la empresa hasta 1979 en que la vendieron al Grupo Greco, que, al quebrar, dejara al hotel en un largo abandono.
En el año 2000, mediante Resolución Nro. 1065 de la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la Secretaría de Medio Ambiente del Gobierno de la Provincia de Mendoza, fue creada la Reserva Natural Villavicencio, con una superficie de 62000 ha, entre el valle de Uspallata y las planicies orientales de la Precordillera Andina. Los objetivos de dicha reserva han sido la protección de la biodiversidad nativa, la preservación de los recursos hídricos, en especial las fuentes de agua mineral natural, así como el cuidado del patrimonio arqueológico e histórico y la profundización de su conocimiento.

Reserva Natural Villavicencio en la Precordillera de los Andes


Guanacos en la Reserva Natural Villavicencio


Y ya bajando por los caracoles hicimos una parada en el Puesto Vaquería, donde funcionaba un centro de interpretación de fauna y flora de la Reserva Natural Villavicencio.
Al descender del mini-bus, había que atravesar un puentecito y caminar por un tramo congelado, por lo que el guía se ofreció a ayudar a mi madre para evitar una caída. Pero ella, ofendida, se rehusó a ser tomada del brazo tanto por él como por mí, aduciendo que estaba acostumbrada a andar por la nieve y el hielo, por haber vivido en Ushuaia. El único detalle era que ahora tenía ochenta y cinco años, y cuando residía en el sur, contaba con treinta años menos. Pero, como era habitual, ¡salió con la suya!

El guía ofreciendo ayuda a mi madre para caminar por la nieve y el hielo


Mi madre (85) cruzando sin ayuda el puentecito del Puesto Vaquería


Mi madre caminando sola por el hielo en el Puesto Vaquería


Mi hijo Martín en el Puesto Vaquería


Puesto Vaquería


Mucha nieve en el Puesto Vaquería


Guanaco en el Puesto Vaquería


Mi mamá y mi hijo Martín no se arrimaron mucho al guanaco por temor a una escupida


La excursión había sido maravillosa, pero estaba llegando a su fin; así que regresamos al Centro de la ciudad de Mendoza, donde con una merienda caliente mitigamos la fría jornada de otoño que habíamos vivido.






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