“Viajar solía ser un placer; ahora se ha convertido en industria. No hay
duda que existen hoy mayores comodidades para viajar que hace cien años. (…) No
obstante, viajar parece haberse convertido en un arte perdido”, decía Lin
Yutang.
Sin embargo, nosotros pretendíamos continuar
desarrollando ese arte perdido, y por eso, salimos de Riobamba en un micro de
línea popular. ¿Comodidades? Ninguna. Nada que ver con las combis que realizaban
turismo formal. Pero justamente era lo que queríamos, viajar como lo hacía la
gente del lugar, para poder conocer la realidad y no tener una versión naif de
la región.
Población
indígena sólo en los transportes públicos
Encaramos
hacia el sur continuando el recorrido por la Avenida de los Volcanes. Nuestro
próximo destino sería la ciudad de Cuenca. Viendo el mapa de manera ligera
parecería que estaba allí nomás, muy cerca. Pero todo el camino esra de montaña
y por esa razón, la distancia se estiraba sobremanera.
En
el camino pasamos por varias localidades en los valles intermontanos. Vista panorámica de Alausí
Se
trataba de una zona de gran densidad de población, incluso la rural, por lo que
el micro no solamente que entró en todos los pueblos, sino que la gente iba
subiendo y bajando en pleno campo.
Y
en uno de los pueblitos vimos con sorpresa un cartel que, además de anunciar
una fábrica de quesos, incluía en su oferta dulce de leche, cosa que a los
argentinos nos parecía insólito porque siempre nos habían hecho creer que,
además de ser un invento nuestro, teníamos la exclusividad mundial de su
elaboración.
Producción
de lácteos en los valles de la Avenida de los Volcanes
Y
después de un fantástico recorrido por la Región de la Sierra Ecuatoriana, a
mitad de la tarde ingresamos a la ciudad de Cuenca, cuya plaza central se encontraba
a 2550 m.s.n.m.
Ciudad
de Cuenca en la Región de la Sierra
Cuenca
se desplazaba a través de tres terrazas, y el río Tomebamba separaba la terraza
media donde se encontraba la ciudad vieja de la terraza baja, lugar de
asentamiento de la ciudad nueva. En este último sector había edificios
modernos, barrios residenciales, los principales centros comerciales, avenidas
anchas, espacios verdes, centros educativos, deportivos y hospitales con
tecnología de última generación. Mientras que en el Centro Histórico las calles eran
estrechas, y se mantenían muy bien conservadas antiguas construcciones tanto de
viviendas como de templos y edificios públicos.
La ciudad moderna vista desde un puente del río Tomebamba
Balcones
del Centro Histórico
El Centro
Histórico había sido declarado en 1999, Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO. La ciudad era tan importante por su nivel cultural, por su arquitectura,
por el desarrollo de las artes, las ciencias, las letras y por ser el lugar de
nacimiento de muchos personajes ilustres de la sociedad ecuatoriana, que era
llamada la Atenas del Ecuador.
Calle del Centro Histórico
Monasterio de las Conceptas
En su zona histórica y central se conservaba el trazado en cuadras perpendiculares o en damero, propio de los cánones urbanísticos españoles de la época de su fundación.
Plano en cerámica en el centro histórico
Si bien algunos conventos e iglesias databan del siglo XVIII, gran parte de las construcciones eran republicanas, ya que procedían del siglo XIX.
Predominio de
arquitectura republicana
La ciudad era
muy tranquila para caminar, entrar y salir de sus iglesias y museos, ya que se
tenía la sensación de que el tiempo no pasara. Turistas de todo el mundo la
visitaban, y muy especialmente europeos.
Cuenca era una verdadera muestra arquitectónica
Como en muchas otras ciudades hispanoamericanas, se destacaba la arquitectura barroca que se caracterizaba por la abundancia, muchas veces exagerada, de elementos decorativos, explotación de los contrastes, imitación de la naturaleza y propensión a lo trascendental, a lo solemne y a lo magnífico.
Un exponente del barroco en el Centro Histórico
Las cúpulas celestes podían verse desde lejos y constituían una particularidad de la ciudad, cuyas iglesias nos daban muestras de diferentes estilos.
Iglesia San Cenáculo
Muy extenso
el Centro Histórico que, como el resto de la ciudad, se destacaba por su orden
y limpieza.
Orden y limpieza en toda la ciudad
La Nueva Catedral de Cuenca o de la Inmaculada Concepción era una conjunción de los estilos románico y barroco. Su construcción había comenzado en 1880 y debido a sus dimensiones era considerada una de las más grandes de Sudamérica. Estaba hecha de alabastro y mármol. Y los pisos, cubiertos de mármol rosa importado en su tiempo desde Carrara, Italia.
Nueva Catedral de Cuenca o de la Inmaculada Concepción
La zona del
barranco era el límite entre el sector antiguo y el moderno, tratándose de una
zona residencial de alto nivel socioeconómico. Estaban
presentes tanto casas tradicionales de lujo con amplios jardines que daban al
río como las modernas construcciones con los últimos recursos arquitectónicos.
Viviendas modernas de alto poder adquisitivo
Casas de lujo de familias tradicionales
Para tener
una visión panorámica subimos a uno de los tantos cerros que rodeaban la
ciudad. Y al llegar al mirador pudimos tener una idea mayor de la extensión y de
los diferentes barrios.
Vista parcial de la ciudad de Cuenca
Vista panorámica de la ciudad de Cuenca
Si bien al
alejarnos de la zona céntrica las condiciones socioeconómicas eran más
deficientes, sin duda, se trataba de la ciudad ecuatoriana con mejores niveles
relativos y con gran predominio de clase media.
Vehículo en el cual realizamos el ascenso al cerro
Cuenca gozaba
de un clima primaveral durante casi todo el año, con temperaturas extremas que iban
de los 7ºC a los 25ºC, lo que la convertía en ideal para el cultivo de flores
que se exportaban a todo el mundo.
Feria de flores en el Centro Histórico
Realmente fue
una grata vivencia conocer esta ciudad, que, a pesar de ser la tercera en
cantidad de habitantes del Ecuador, tenía una belleza y una calma excepcionales.
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