En la terminal de ómnibus de Tacna tomamos un ómnibus de la
empresa Cruz del Sur, que estaba considerada como la mejor del país. Sin
embargo, distaba mucho de los micros argentinos, que se destacaban por sus comodidades
y nivel de los servicios.
Era la tarde temprano y el ómnibus se dirigió hacia el
noroeste en dirección a la localidad de Ité.
Desierto del sur de
Perú
El paisaje continuaba siendo desértico, tal cual en el norte
de chileno, lo que realmente disfruté mucho porque me agradan los matices que
toma el paisaje en relación directa con la hora del día en que estemos.
Diferentes matices
en el desierto peruano
Las diferencias de relieve hacían aun más interesante el
camino, aunque gran parte de los pasajeros del micro, se dispusieron a dormir
una profunda siesta.
Diferentes relieves
en el desierto
Las cadenas montañosas absolutamente peladas se debían a la
influencia de la corriente fría de Humboldt o del Perú que producía
precipitaciones en el mar por condensación, y no permitía que las lluvias
ingresaran al continente.
Montañas cercanas a
la localidad de Ité
Antes de ingresar a la localidad de Ité, nos paró la
gendarmería y con un trato de pocos amigos nos revisaron todos los bolsos y
efectos personales. Decomisaron algunos productos que algunos pasajeros
peruanos habían comprado en Chile, y seguimos viaje.
Y al cabo de un trecho nos encontramos con un verdadero
oasis, y eran los campos cultivados de la localidad de Moquegua.
Áreas cultivadas de Moquegua
Tanto en quechua como en aymara, el significado de Moquegua era
de tierra fértil o tierra húmeda, que en esta región podría decirse que eran
sinónimos. Sin embargo, dicha condición era factible a partir de las aguas del
río Moquegua que siendo alóctono, es decir, que su caudal no respondía a las
condiciones climáticas de la región, permitía el regadío y la producción de
variedad de productos, entre ellos maíz y vides.
Producción de maíz en
el valle húmedo y ladera árida detrás
Si bien en el valle de Moquegua se explotaban la agricultura
y la ganadería, la principal actividad económica de la región era la minería.
Ganado lechero para
abastecimiento regional en el valle del Moquegua
El trayecto hasta Lima era muy largo. Desde
Tacna se tardaba alrededor de diecinueve horas, por lo que se fue haciendo de
noche y arribamos a la capital peruana a la mañana siguiente.
Allí, tomamos un taxi y fuimos directamente a
Miraflores, una localidad-barrio de muy buen nivel socioeconómico, y totalmente
preparada para atender a todas las necesidades de los turistas, donde nos
hospedamos.
Martín en la
peatonal de Miraflores
Miraflores era el sector más distinguido de
Lima, pero, además, el que ofrecía mayores ofertas culturales y el más seguro.
En Miraflores muchos
artistas ofrecían sus obras en las calles
Miraflores contaba con varios espacios
verdes, siendo el más importante el Parque Central, frente al cual se encontraba
la catedral. Este templo fue construido sobre la base de la antigua iglesia
denominada San Miguel de Miraflores.
Catedral de
Miraflores frente al Parque Central
Recorriendo Miraflores pasamos por el Palacio
Municipal cuya edificación comenzara en 1941. El edificio no sólo contaba con
oficinas y salas para atención al público sino también con salón de actos y
salas de exhibición de murales de pintores destacados.
Palacio Municipal de
Miraflores
Otra de las ventajas que ofrecía Miraflores era
la posibilidad de cenar y andar por la calle hasta horas más avanzadas de la
noche respecto del Centro de Lima.
Con Omar y Martín,
comiendo pizza en Miraflores
Al día siguiente comenzamos a caminar por la
Avenida Arequipa y a poco de andar pasamos por el edificio de ENACO S. A.,
Empresa Nacional de la Coca, que se encargaba de producir mate de coca en saquitos,
que en Perú era de consumo cotidiano. También lo elaboraban con menta,
manzanilla y otras hierbas.
Empresa Nacional de
la Coca S. A.
Continuando por la misma avenida, vimos el
edificio de la Alianza Francesa, el de otras instituciones y empresas importantes,
y una serie de mansiones que reflejaban las condiciones de la tradicional alta
sociedad limeña.
Antigua mansión
Después de un buen rato, tomamos un taxi
hasta la Plaza de Armas de Lima. Era muy interesante para nosotros conocer Lima
por haber sido la capital del Virreinato del Perú, dependiendo de allí gran
parte de lo que posteriormente fuera el norte del territorio argentino,
incluida la ciudad de Buenos Aires.
Habiendo hecho el recorrido con medios mucho
más cómodos y rápidos, aun a principios del siglo XXI, las distancias seguían
siendo enormes. Y si bien se utilizaba el mar como principal ruta, era fácil
imaginar lo que podía significar depender de autoridades que estaban tan
lejanas durante el lapso de dos siglos, entre 1580, año de la segunda fundación
de Buenos Aires y 1776, creación del Virreinato del Río de la Plata.
Plaza Mayor o Plaza
de Armas de Lima
La Plaza Mayor o Plaza de Armas era el sitio
fundacional de la ciudad de Lima y el principal espacio público de la ciudad.
Estaba ubicada en el centro histórico y a su alrededor se encontraban el
Palacio de Gobierno, la Catedral de Lima, la Iglesia del Sagrario, el Palacio
Arzobispal de Lima, el Palacio Municipal de Lima y el Club de la Unión.
Palacio de Gobierno
de Perú
Balcones coloniales como los del edificio del
Club de la Unión o del de la Municipalidad de Lima, se habían construido como
parte de la remodelación de la Plaza Mayor realizada en 1944. Y, aunque más
estilizados y de una escala dos veces mayor, se asemejaban a los balcones originales
del centro histórico.
Balcones del
complejo arquitectónico de la Plaza Mayor de Lima
El Palacio Municipal de Lima o Municipalidad
Metropolitana de Lima era lo que antiguamente se denominaba Cabildo de Lima. La
fachada era de estilo arquitectónico neocolonial y conservaba su estructura
básica, es decir, portales en planta baja y galerías, con balcones de madera,
que se le adicionaron, pero que no eran compatibles con el estilo original.
Palacio Municipal de
Lima
La fachada del Palacio Arzobispal de Lima era
de estilo neocolonial, presentando elementos característicos del barroco y estaba
hecha totalmente de piedra reintegrada. Sobre la puerta central o principal,
que era de estilo neoplateresco, se hallaban dos grandes balcones, de estilo neobarroco,
tallados en madera de cedro y reflejaban el sensualismo andaluz.
Palacio Arzobispal
de Lima
Otro de los edificios destacados del centro
histórico era la Basílica y Convento de San Francisco de Lima, también conocido
como San Francisco el Grande o San Francisco de Jesús. Su construcción se
inició en 1546. Pero en febrero de 1655 un
terremoto tiró abajo el templo, y el edificio reconstruido fue inaugurado en
1672.
Basílica de San
Francisco de Lima
La iglesia de San Francisco, joya del barroco peruano, ha sido
declarada por la UNESCO, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Detalle del
frente de la Iglesia de San Francisco de Lima
Como en muchos otros lugares con edificios que contaban
con recovecos, las palomas se alojaban para anidar y permanecer durante las
noches, haciendo aun más agradable el paisaje urbano.
Palomas
alojadas en la fachada de San Francisco
En el centro de la Plaza Mayor se encontraba la
Pileta del Virrey Conde de Salvatierra. Esta fuente ornamental de bronce estilo
renacentista, coronada por el ángel de la fama o de la anunciación, contaba con
ocho grifos destinados a la realización de abundantes juegos de agua. La taza mostraba
adornos platerescos como rosetas circulares y jarrones con flores, y en la
parte superior sobresalía el Escudo Real de Armas de Lima.
Esta pileta tenía la particularidad de ser el centro
geodésico del Perú ya que desde allí partían todas las medidas del territorio
peruano.
Pileta del
Virrey Conde de Salvatierra
Otra obra de arte del centro histórico de Lima era
la iglesia de Santo Domingo, cuya construcción comenzara durante la fundación
de Lima en 1535, y finalizara cincuenta años después. Constaba de una torre
construida en 1766 después de que el terremoto de 1746 destruyera la original.
Era de estilo rococó, siendo la parte baja de forma octogonal. Estaba dividida
en un cuerpo inferior llamado cubo y dos cuerpos altos donde había un balcón de
estilo limeño. En la cima se situaba la escultura conocida como el Ángel de la
Fama. La altura era de cuarenta y seis metros, y sus colores originales, blanco
y rosado, convirtiéndose en el elemento más característico y llamativo del
complejo religioso.
Torre de la Iglesia de Santo Domingo
Junto a la iglesia se encontraba el Convento de
Santo Domingo, que también fue reconstruido después de un terremoto y que se podía
visitar.
Era allí donde en 1551 se fundó la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, la primera de esta parte del continente.
Complejo
arquitectónico de Santo Domingo
Era característica de la arquitectura limeña, la
cantidad y diversidad de balcones, ya que nunca se repetía el mismo diseño
dentro de la ciudad. Al punto que, para los extranjeros, Lima era conocida como
la ciudad de los balcones.
Según los historiadores, los nobles y las personas
adineradas que llegaban a la capital del Virreinato del Perú, construían
casonas y mansiones con estilos similares a la arquitectura árabe-morisco
española. Y dentro de las costumbres españolas no se veía con beneplácito que
sus mujeres salieran a pasear por las calles. Por eso, balcones y ventanas
cumplían su rol enmarcado dentro de las normas sociales de la época,
permitiendo a las señoras de alcurnia observar la vida de la ciudad sin tener
que salir de sus casas, al tiempo que ofrecían la discreción necesaria. El
enrejado de estos balcones era típico del norte de África, que agregaba
frescura y sombra al clima cálido y sin lluvias, común en Lima y en Marruecos.
Entre los tantos balcones limeños se destacaban los
de la Casa de Osambela, edificio de estilo neoclásico con reminiscencia del
rococó, cuyos balcones eran de estilo Luis XVI, ornamentados con guirnaldas.
Balcones del centro
histórico de Lima. A la derecha Casa Osambela
Y continuando con el recorrido por el centro
histórico, encontramos el Santuario dedicado a Santa Rosa de Lima. Si bien su
nombre verdadero era Isabel Flores de Oliva, su madre la llamaba Rosa por haber
visto un día que el rostro de la niña se veía de ese color, como encendido. En
1671, el Papa Clemente X proclamó la santidad de Santa Rosa y señaló el 30 de
agosto como día de la celebración de la patrona de toda América, Filipinas e
Indias Occidentales.
Santuario de Santa
Rosa de Lima
Conocer este centro histórico, al margen de sus
bellezas arquitectónicas, era muy importante por la significación que tuvo no sólo
para la historia de Perú sino para otros países sudamericanos, productos del
desmembramiento de su antiguo Virreinato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario