domingo, 21 de junio de 2020

De Cuenca a Lima

   
Después de haber pasado una grata estada en la bella ciudad de Cuenca, partimos una mañana rumbo a Loja. El camino era extremadamente sinuoso, algo que siempre me había gustado mucho porque detrás de cada curva, el paisaje era diferente.

Saliendo de Cuenca


Camino extremadamente sinuoso entre Cuenca y Loja


En ese trayecto vimos diferentes plantaciones en los valles, algunas entre las propias viviendas, gran parte de ellas de maíz, y varios caseríos y pequeños pueblitos perdidos en la montaña, uno de los cuales contaba con un salón de belleza unisex. Y en cuanto al nivel socioeconómico, era muy diverso. La vegetación también difería en función de la altura.


Plantaciones de maíz en los valles




Caseríos en las áreas rurales 


Cultivos entremedio de las casas


Vivienda de buen nivel socioeconómico


Verdes campos en suaves colinas


Cambios en la vegetación en función de la altura


Al aproximarnos a Loja, además de cruces a la vera del camino, comenzamos a ver pintadas referidas al Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, de tendencia indigenista y socialdemócrata. Por otra parte, en las colinas verdes, había ganado vacuno y equino pastando libremente.

Aproximándonos a Loja…


Suburbios de Loja con una tumba a la vera del camino


Pintadas del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, de tendencia indigenista y socialdemócrata


Ganado vacuno y equino pastando en verdes colinas


Si bien la distancia entre Cuenca y Loja era de sólo doscientos kilómetros, debido al tamaño del ómnibus que dificultaba tomar las pronunciadas curvas a velocidad, y a la cantidad de paradas en el camino, llegamos a destino pasado el mediodía.
Loja había sido fundada como un sitio de descanso (Tambo), entre las ciudades de Quito y Lima, y también ese era nuestro propósito en ese momento, descansar del largo tramo que estábamos transitando.


Llegando a Loja, en el valle de Cuxibamba


Ya era el 28 de enero de 2009, día en que Martín cumplía dieciocho años. Así que prontamente nos propusimos encontrar un lugar donde hacer un sencillo festejo por la noche, con pizza y torta de chocolate.

Martín festejando sus dieciocho años


Después de la cena salimos a caminar por el Centro Histórico, que estaba totalmente iluminado. Pasamos por el Parque Central frente al cual se encontraban la Catedral (hogar de la Virgen del Cisne), y el Banco Bolivariano, entre otros edificios emblemáticos; y luego, por la calle de Lourdes donde se mantenían varias casonas coloniales, muchas de ellas reconvertidas en locales típicos.

Catedral de Loja, hogar de la Virgen del Cisne


El Banco Bolivariano, frente al Parque Central


Callejuelas de Loja


A la mañana siguiente salimos a recorrer la ciudad. Pequeña y bonita, rodeada por cerros, contaba con apenas doscientos mil habitantes.
A lo largo del recorrido pudimos ver varias iglesias. La que se destacaba en medio del paisaje era la de Santo Domingo que había sido construida en 1557 en estilo gótico, pero después del terremoto de 1867, sólo las torres gemelas permanecieron en pie, manteniéndose a pesar de que el edificio fuera renovado en estilo colonial.

 De entre montañas y edificios se destacaban las torres de la iglesia de Santo Domingo


Vista parcial del casco histórico de Loja


Loja, construida entre cordones montañosos


Loja se caracterizaba por una rica tradición en las artes, y era conocida como la capital musical y cultural del Ecuador. La ciudad albergaba dos universidades, la Nacional de Loja fundada en 1859 por el Gobierno Federal de Loja, y la Técnica Particular de Loja que tuviera su origen en 1971. Pero, como en muchos países latinoamericanos, las condiciones no eran las ideales, por lo que estudiantes, docentes y administrativos, llevaron a cabo una gran marcha a través de las principales calles del Centro.

 Marcha universitaria por las calles del Centro de Loja


La Juventud Universitaria de Loja


 Por una universidad progresista” – FIU
Área de Educación, el Arte y la Comunicación. Sector Administrativo


Esa noche cenamos en un local autoservicio y a pesar de la cantidad de platos que se ofrecían, muchos de ellos desconocidos por nosotros, pedimos salchipapa, el preferido de Martín.

Parte de la oferta gastronómica con los precios expresados en dólares, moneda oficial de Ecuador


Si bien la ciudad hubiera merecido que nuestra presencia fuera más prolongada, al día siguiente la abandonaríamos porque ya estábamos en viaje de vuelta y debíamos prever cualquier inconveniente en la ruta a transitar.
El ómnibus que nos conduciría tenía varias limitaciones, pero no había opciones. Nos acomodamos en las primeras filas por la posibilidad de tomar fotografías y descubrimos risueñamente que el conductor tenía algunas contradicciones ideológicas, o bien, era muy amplio en sus convicciones. En diversas partes de la unidad había pegado calcomanías de la bandera de los Estados Unidos, junto al Che Guevara y a la Virgen María.

Al conductor del micro se le presentaban algunas contradicciones:
la bandera de los Estados Unidos junto al Che Guevara y a la Virgen María
El mapa con la bandera de los Estados Unidos, la Virgen y una cruz con el Che Guevara


En la mañana del 30 de enero nos despedimos de Loja


A medida que avanzábamos hacia la frontera ecuatoriano-peruana, la vegetación se hacía más exuberante, señal evidente del aumento de las precipitaciones. Había claveles del aire en los alambrados y diversidad de cultivos tanto en los valles como en las laderas de las montañas. El paisaje, ¡bellísimo!
 Gran nubosidad en el camino hacia la frontera ecuatoriano-peruana


Claveles del aire en los alambrados


Diversidad de cultivos en los valles y laderas


Vegetación cada vez más exuberante


Bellísimo paisaje entre Loja y la frontera con Perú


Ya cerca de la frontera comenzaban los cultivos de arroz, típicos de zonas cálidas y muy húmedas


Al llegar al paso fronterizo de Macará, presentamos la documentación ante las autoridades ecuatorianas. Y en cuanto vio mi pasaporte argentino, el agente que me estaba atendiendo, me preguntó serio y con voz grave:
-                     Es usted de Boca o de River”.
-                     De River”, le dije con orgullo.
-                     Entonces no la dejaré pasar”, respondió. Y acto seguido desabrochó los botones de su uniforme mostrando su gran panza cubierta por la camiseta xeneixe.
Yo largué la carcajada, y repliqué: - “Pero mi hijo es bostero. ¡Sucede en las mejores familias!
-          Entonces haremos una excepción. Pasará gracias a él.”
Fue una simpática despedida de Ecuador, país que nos había agradado muchísimo, tanto por la diversidad de sus paisajes como por el trato que nos diera su gente.

Martín en el puente fronterizo ecuatoriano-peruano


Omar y Martín, todavía del lado ecuatoriano


Río Macará, límite entre Ecuador y Perú


Ingresamos a Perú sin inconvenientes. La vegetación continuó siendo higrófila, y aumentó la cantidad de arrozales que ya se habían presentado en el transcurso del camino, pero notamos sectores de pobreza mucho más marcados que los que habíamos visto en territorio ecuatoriano.


La vegetación continuó siendo higrófila


Grandes plantaciones de arroz a la vera de la carretera


Establecimientos ganaderos muy rudimentarios


Típico paisaje del norte peruano


Llegamos a la ciudad de Piura a media tarde, y mientras comíamos algo ligero, vimos pasar un camión que trasladaba trabajadores de una manera no muy adecuada.

Traslado de obreros en la ciudad de Piura


Continuamos viaje en otro ómnibus hacia Lima, distante a casi mil kilómetros de allí, lo que demandaría alrededor de trece horas de viaje.
Antes de dejar Piura, pasamos por el Óvalo Grau, construido en honor al máximo patriota peruano, conocido como “El Caballero de los Mares”, luego, atravesamos el río Piura por el puente Bolognesi.
 Óvalo Grau, en honor al máximo patriota peruano, conocido como “El Caballero de los Mares”  


Puente Bolognesi sobre el río Piura


Ya en Lima hicimos algunas caminatas por el Centro Histórico, disfrutamos de las exquisiteces de la cocina peruana en la peatonal, y observamos antiguas y modernas edificaciones.

Martín en un paseo peatonal de la ciudad de Lima


Martín junto a una típica reja en el Centro Histórico de Lima


Dentro de la nueva arquitectura, uno de los edificios más destacados, era el del hotel Sheraton, que se había construido con técnicas sismo-resistentes basadas en grandes bloques de hormigón sin mampostería ni revoque externo. Indudablemente era muy seguro, pero sumamente desagradable a la vista.

El Sheraton de Lima, un edificio sismo-resistente…


Tan desagradable como seguro


Al caer la noche, las iglesias eran iluminadas, luciendo más impactantes aún que durante el día.

Iluminadas, las antiguas iglesias se veían más impactantes aún


Volvimos a cenar junto a nuestros amigos Hildegardo y Paquita, ahora para contarles el viaje; y después de una muy agradable sobremesa, nos dispusimos a descansar para, al día siguiente, emprender un largo camino hasta la capital chilena.

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