Enero de 2009. En
realidad, San Marcos de Arica iba a ser solamente la primera meta de un largo
viaje durante el cual nuestro objetivo era alcanzar la línea del Ecuador. De
todos modos, la idea era hacerlo tranquilos, sin apuro, y de no poder llegar en
veinte días, pegar la vuelta desde donde estuviéramos.
Así que salimos de
Retiro en la empresa Balut rumbo a San Salvador de Jujuy. La primera parada la
tuvimos en Ceres, provincia de Santa Fe, donde cenamos. Durante la noche y
parte de la mañana transitamos por la ruta nacional número treinta y cuatro,
que atravesaba el sur de Santiago del Estero. La temperatura superaba los 45ªC,
algo normal en esa zona durante el verano.
Santiago del Estero se
caracterizaba por ser una de las provincias con mayor porcentaje de población
en estado de pobreza e indigencia. Y tenía la particularidad de pasar de la
inundación en verano a la extrema sequía en invierno.
Provincia de Santiago del Estero, en las
proximidades de Colonia Dora
Sin ingresar a la
capital provincial, cruzamos el río Dulce y pasamos por Las Termas de Río
Hondo, que, al vivir del turismo, contaba con mejores condiciones
socioeconómicas.
Río Dulce a la altura de la capital santiagueña
A medida que nos
acercábamos a la provincia de Tucumán, los campos se veían más verdes y el
ganado, de mejor calidad.
Campos cercanos a Las Termas de Río Hondo, en el
límite con Tucumán
Y después de veintidós
horas de haber partido, llegamos a San Salvador de Jujuy. Como siempre, nos
hospedamos cerca de la terminal de ómnibus, en la Residencial San Carlos, lugar
familiar, simple y limpio. Donde a la mañana desayunábamos en la cocina, mate
cocido con bizcochos de grasa caseros y charlábamos con la cocinera,
quien siempre tenía especiales atenciones con Martín.
Río Xibi-Xibi, que atraviesa la ciudad de San
Salvador de Jujuy
Como estábamos en los
primeros días de enero, aún encontramos los pesebres en los cuales el Niño Dios
era colla.
La ciudad nos gustaba mucho. Era bonita,
tranquila, rodeada de montañas, y la gente… ¡espectacular! Era una de nuestras
preferidas a la que hemos vuelto cada vez que hemos podido. Pero en esta
oportunidad se trataba sólo de una escala técnica, ya que al otro día debíamos
tomar el micro de la empresa Géminis, que era la única que cruzaba a Chile por
esas latitudes.
Pesebre colla
Como íbamos a pasar
por una zona de mucha altura, fui a la farmacia a comprar pastillas de ajo, de
sabor y aroma espantosos, pero muy efectivas.
San Salvador de Jujuy desde el puente del río
Xibi-Xibi
Subimos al micro a la
mañana muy temprano. Tomamos la ruta de la Quebrada de Humahuaca hasta Purmamarca,
y desde allí, nos desviamos hacia el oeste. Subimos la cuesta de Lipan. El
camino se presentaba zigzagueante y muy empinado.
En sólo diecisiete
kilómetros pasamos de una altura de 2192 msnm en Purmamarca a 4170 en el Abra
de Potrerillos. Yo había tomado una de las pastillas al salir, y en ese momento
debía tomar la segunda. Y gracias a eso todo estuvo bien.
Salinas Grandes, en el oeste de la provincia de
Jujuy
Pasado el punto de
mayor altura llegamos a las Salinas Grandes, bajando a 3450 msnm. Estas salinas
tenían una extensión aproximada de 200 km2, y abarcaban parte de las provincias
de Jujuy y Salta. Su origen se remontaba de cinco a diez millones de años
atrás. La cuenca de este salar se había cubierto de aguas con gran cantidad de
sales provenientes de la actividad volcánica y la evaporación paulatina generó
una costra con un espesor promedio de treinta centímetros.
Cielo sin nubes
que denotaba la falta de precipitaciones
Las salinas se
explotaban económicamente
Continuamos camino
hacia Susques, pero no ingresamos al pueblo. La estepa arbustiva era cada vez
más xerófila, y la aridez se hacía más evidente.
Cercanías
de Susques
En los pequeños oasis
había producción de ovinos. La introducción y sobrecarga de este tipo de ganado
por parte de los españoles contribuyó a la desertificación de esta zona, que
naturalmente era ocupada por llamas y vicuñas.
Campos
entre Susques y el Paso de Jama
Y acercándonos a la
frontera los suelos se mostraban salinos y la vegetación fue
desapareciendo por completo.
Suelos
salinos cercanos a la frontera entre Jujuy y el norte de Chile
Este paso fronterizo,
a pesar de su altura, tenía la ventaja de permanecer abierto todo el año,
porque las nevadas no eran intensas. Y por encontrarse en el Trópico de
Capricornio y por la amplitud térmica, las temperaturas durante el día solían
ser elevadas, aunque a la noche estuvieran por debajo de 0ªC.
Control
fronterizo en el Paso de Jama
Después de más de ciento
cincuenta kilómetros sin ningún tipo de infraestructura de apoyo, se llegaba al
puesto fronterizo Paso de Jama, donde por lo menos se podía conseguir
alguna bebida caliente y utilizar los sanitarios.
El control fronterizo
se encontraba a 4200 msnm, por lo que, si bien fue el único efecto, a pesar de
mis pastillas de ajo, al bajar del micro sentía que el piso se me movía.
Quiosco
y sanitarios en el Paso de Jama
Ya en el sector
chileno se llegaba a una altura de 4700 msnm en una línea recta, con un camino
muy consolidado, que bajaba suavemente a lo largo de ciento sesenta kilómetros
hasta llegar a San Pedro de Atacama.
Otra ventaja que ofrecía
este paso, si bien era de mayor altura que los otros que unían a Argentina con
Chile, era la de no tener demasiadas curvas, lo que permitía el tránsito de
camiones de gran porte. Y por esa razón se había convertido en la principal
conexión entre los puertos de Santos (en Brasi), con Antofagasta, Mejillones,
Iquique y Arica (en Chile).
Camino
en el sector chileno a 4700 msnm
Parte
de los pasajeros del ómnibus, se descompusieron a causa de la altura
Estábamos una vez más
en el Desierto de Atacama, admirando sus formas y colores. En el camino podían
verse cordones de volcanes que aparentemente estaban apagados, por no
producirse erupciones registradas durante el período de poblamiento.
Cordón
de volcanes
Tonos increíbles en el Desierto de Atacama
Fueron los
Atacameños quienes crearon la conocida "Cultura San Pedro".
Ellos se ubicaron en el río Loa y en los principales lugares del extenso desierto
de Atacama, siendo los primeros en practicar la agricultura, y por ende, los
primeros sedentarios.
Ellos construyeron
terrazas a los pies de los cerros para poder llevar a cabo sus cultivos en este
difícil suelo. Las terrazas eran regadas en forma artificial y eran
fertilizadas con guano de alpacas y llamas. De este modo la agricultura llegó a
ser la principal fuente de la actividad económica de la región destacando los
cultivos de maíz, porotos, zapallos, papas y algodón entre otros.
Otra fuente importante
de economía fue brindada por la ganadería, sacando provecho de la carne y lana
de las alpacas y llamas, estos animales al mismo tiempo fueron el principal
medio de transporte para los lugareños, lo cual les permitió realizar “trueque”
con los pueblos vecinos.
Los pueblos originarios se servían de las
escasas fuentes de agua
La agricultura y la ganadería fueron las
actividades desarrolladas por los Atacameños
Hacia el sur del
camino pudimos ver, a lo lejos, el volcán Llullaillaco, de 6739 msnm, con
nieves eternas. Era la sexta montaña más alta de Sudamérica. Se consideraba que
era el cuarto volcán más elevado del planeta y la montaña de mayor altura en la
provincia de Salta, Argentina. Estaba inactivo desde 1877, cuando según una referencia
imprecisa, se habría producido la última erupción.
El Llullaillaco fue el
volcán sagrado de los Incas. Muy probablemente del quechua: Llullaq yaku, agua
engañosa, debido a una laguna cenagosa en su piedemonte oriental.
Llullaillaco, el volcán sagrado de los Incas
El arte de los
Atacameños fue expresada a través de sus tejidos, cerámica y tallados en
madera, cobre y bronce. Muy similar a otras culturas, ellos creían en la vida
después de la muerte, por lo cual los cadáveres eran enterrados con sus
respectivos bienes tales como vestuario y alimentos. Eran creyentes de las
fuerzas de la naturaleza, por eso en esta región no se han presentado templos
ni lugares de adoración.
La inhalación de
sustancias alucinógenas constituyó una práctica común entre los indígenas de
América. Un gran número de objetos utilizados para este fin provenían de
ajuares funerarios en el área de San Pedro de Atacama. Los hábitos inhalatorios
eran practicados principalmente por sacerdotes, quienes cumplían funciones
mágico-religiosas y curativas dentro de la sociedad, aunque también pudo
inhalar alucinógenos gran parte de la población de San Pedro de Atacama, sin
tener el significado que le otorgaban los sacerdotes. La droga daba al chaman
el poder de transformarse en animales o seres mitológicos, que ellos suponían
poseedores de fuerzas misteriosas, y que aparecían esculpidos y grabados en las
tabletas y tubos del complejo alucinógeno. Las representaciones más comunes las
constituían los felinos, serpientes y cóndores entre los animales. También era
frecuente el "Sacrificador", personaje ampliamente difundido en la
cultura andina que se representaba con máscara de jaguar, llevando en la mano
un hacha y en la otra una cabeza cortada. El ajuar clásico del complejo estaba
compuesto por tabletas, tubos inhalatorios, espátulas, pilones y manos de
moler. Los tubos eran de hueso de ave y de madera, este último era el material
más frecuente empleado en la manufactura de las tabletas, con la excepción de
algunos ejemplares de piedras y hueso. La tableta típica consistía en una
cavidad llana rectangular, aunque en raros casos podía ser redonda. La mayoría
tenía algún tipo de decoración.
San Pedro de Atacama era la capital arqueológica
de Chile
Debido a que San Pedro
de Atacama era considerada la capital arqueológica de Chile, y a que en su
museo se podían apreciar gran parte de los objetos pertenecientes a la cultura
atacameña, la de mayor desarrollo de Chile, los mochileros europeos, se bajaron
allí. Pero nosotros seguimos, dejando esa visita para algún otro momento.
En el desierto de Atacama se utilizan pantallas
solares para la generación de energía
El ómnibus seguía a
Antofagasta, por lo que nosotros nos bajamos en Calama, que estaba a sólo 2200 msnm.
Y desde allí, dos horas más tarde, tomaríamos otro micro hacia Arica.
La terminal era muy
rudimentaria. Apenas un mostrador y unos asientos. Nada más. Y lo que nos llamó
la atención fueron algunos carteles no habituales en las terminales argentinas:
“No se permite subir al bus en estado de ebriedad” y “Los sobres y encomiendas no
se envían de forma urgente”. Si bien en Chile había
disminuido el problema de la ebriedad, todavía sigue seguía siendo muy importante.
Por otra parte, el ómnibus que recorrían esa zona, no tenían demasiada
capacidad como para cargar encomiendas y además, la gente llevaba demasiados
bultos.
Anuncios en la terminal de ómnibus de Calama
Durante toda la noche
atravesamos el largo desierto que nos separaba de Arica, lugar donde llegaríamos
a la mañana siguiente. ¡Ya estaríamos a nivel del mar!
El Océano Pacífico en las costas de Arica
Desayunamos en la
terminal de ómnibus de Arica, donde había variedad y buen precio. Los valores
de los desayunos estaban entre 2,50 y 4 dólares. Muy similares a los que en ese
momento se pagaban en Buenos Aires. De todos modos, hay que tener en cuenta que
Arica era una de las ciudades más baratas de Chile.
Tabla de precios de los desayunos en la terminal
de ómnibus de Arica
En la
peatonal los precios no diferían demasiado. Un menú que incluía una sopa
de mariscos, más una entrada surtida, pudiendo elegirse como plato principal
entre mariscos, pescado, guiso, pasta, carne o pollo, costaba alrededor de tres
dólares.
Martín junto a la pizarra de menú en la peatonal
de Arica
Era muy común en Chile
acompañar las comidas con té o café. En un lugar más económico, el hot dog o
una paila con dos huevos más una infusión costaba 1,50 dólares, mientras que un
churrasco y algunos sándwiches apenas llegaban a 2,80 dólares.
Precios en un
bar céntrico de Arica
Otro ejemplo de menú
económico era el que incluía cazuela de vacuno, que consistía en una especie de
sopa con trozos de carnaza, y como segundo plato se podía elegir entre
picante de guata, pescados o carnes, todo por tres dólares. Mientras que
la chuleta a lo pobre, que se acompañaba con papas fritas, cebollas fritas y
dos huevos fritos, no llegaba a los tres dólares y medio.
Menú económico
en Arica
Y después de
alimentarnos opíparamente, nos hospedamos en un hotel sencillo pero tranquilo y
con pileta, donde nos quedamos varios días para recorrer la ciudad, ya que
siempre habíamos estado de paso o solamente habíamos disfrutado de sus playas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario