jueves, 4 de junio de 2020

Lima y Miraflores


  
Permanecimos varios días en la capital peruana, que nos permitieron conocer algunos lugares interesantes y tener una visión general.
El tipo de cambio nos beneficiaba porque en enero de 2009 el sol y el peso argentino estaban uno a uno, pero los precios de casi todo, en especial de las comidas, en Buenos Aires estaban exactamente al doble que en Lima.
Existían muchos lugares para almorzar en el Centro, siendo los más populares los que costaban solo 2,50 soles, pero no siendo muy onerosos los de mayor confort y calidad, ya que en los menúes ejecutivos podíamos encontrar precios que no superaban los 5 ó 6 soles.



Menú popular en el mercado


Caminando la ciudad vimos muchos edificios bonitos, aunque no todos bien conservados. Y en cuanto a los balcones, no los había solamente en el centro histórico, sino que los podíamos encontrar en diferentes barrios de la ciudad.



Balcones enrejados para resguardar la intimidad


No sabíamos cuál era el origen de los nombres de muchas de las calles del Centro limeño, y mucho menos el de “Calle de Mariquitas”, que en la Argentina se estaría refiriendo a cierto afeminamiento masculino.



Calle de Mariquitas en el Centro de Lima


Anduvimos yendo y viniendo por áreas administrativas, comerciales y residenciales de diferente nivel socioeconómico. Muchos barrios presentaban una marcada marginalidad muy por encima de la que estábamos acostumbrados a ver en Buenos Aires. Yo tenía la idea de conocer las márgenes del río Rimac, pero nos aconsejaron que no lo hiciéramos debido a la inseguridad que se vivía en la zona. Así que después de media tarde, volvimos a Miraflores para descansar en el hotel y luego cenar con Hildegardo y Paquita, su mujer.
En Miraflores había un bar muy exótico, con todas mesas diferentes y una decoración más relacionada con una biblioteca que con un sitio gastronómico. Era un lugar muy a tono con nuestros gustos, por lo que todos los días le dedicábamos una hora de lectura y café.



Martín y Omar en un bar de lectura de Miraflores


En Lima no llovía casi nunca. El promedio anual de precipitaciones no llegaba a veinte milímetros, sin embargo, tampoco aparecía el sol. Los días nublados y la bruma ocupaban la mayor parte del tiempo.

Costa limeña con la sempiterna niebla


Desde la costa podía verse, a lo lejos, llover en el mar, pero este fenómeno no llegaba al continente. No obstante, las barrancas cayendo hacia el mar, compensaban lo anterior, haciendo sumamente agradable pasear por las playas.



Playas sin sol, pero agradables a la vista


Caminando por la costa llegamos a Larcomar, un shopping en la zona de Miraflores que estaba construido a la vera del mar. Era un lugar semi-abierto donde podían encontrarse, además de las casas comerciales, diversiones para niños y lugares donde comer y tomar algo, de alto refinamiento.


Vista general de Larcomar


En el Malecón de la Reserva, en el distrito de Miraflores había una gran cantidad de inversiones edilicias de categoría, y se habían emplazado hoteles de las principales cadenas internacionales.

Martín frente al Marriott Hotel de Miraflores


Mucha gente se concentraba para mirar el mar con su bruma y este aspecto era uno de los que menos me agradaban de Lima.



Vista del mar desde el shopping de Miraflores


También era factible disfrutar de la playa en la denominada Costa Verde en Miraflores, y a pesar de la ausencia directa del sol, debían utilizarse sombrillas porque el calor y las consecuencias para la piel, igualmente estaban presentes.


Playa de la Costa Verde en Miraflores


Y mientras algunos permanecían en la playa, otros salían a navegar y los más, trabajaban en las oficinas y comercios de la gran ciudad.



Vista de Lima desde Miraflores


Las zonas de Miraflores linderas al mar estaban totalmente parquizadas por lo que muchos limeños y turistas, salían a caminar o correr por ellas.



Zona parquizada junto al mar en Miraflores


Estos parques y jardines constituían un verdadero pulmón para la ciudad, que como toda gran urbe, tenía áreas de alto grado de contaminación.


Área urbana de Lima detrás de los parques de Miraflores


Pero esto consistía en un pequeño paraíso dentro del área metropolitana de Lima, que era una ciudad bastante insegura en varios sentidos, tanto edilicio en caso de sismo, como en cuanto al tránsito y la delincuencia.



Palmeras y flores en el Parque Largomar


En este distrito, el 15 de enero de 1881, durante la Guerra del Pacífico, se había librado la Batalla de Miraflores, en que el ejército chileno, al mando del General Manuel Baquedano, apoyado por tres buques de la armada, derrotó a las fuerzas peruanas, para entrar dos días después a la ciudad de Lima.



Playas contaminadas por combustible y desechos en el mar


Y después de pasar un buen rato disfrutando de este sector privilegiado, tomamos un remis para continuar conociendo otros aspectos del conurbano limeño.



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