lunes, 29 de junio de 2020

En Santa Rosa de Calamuchita


   
La mañana del 1ro. de agosto de 2009 partimos de Córdoba Capital hacia el SSW, y en poco más de una hora y media llegamos al dique Los Molinos, donde hicimos una breve parada para observar el paisaje desde un mirador.

Omar y Martín en un mirador del lago del dique Los Molinos



Ese dique había sido inaugurado el 17 de octubre de 1953 para aprovechar las aguas de los ríos Los Molinos, Los Espinillos, San Pedro y Los Reartes, contaba con una superficie de dos mil quinientas hectáreas, y podía utilizarse tanto para riego como para la producción de energía eléctrica.


Espejo de agua del dique Los Molinos



La zona donde se hallaba el dique era llamada por los Comechingones “Locasacate”, pero el nombre del dique obedecía a que en el siglo XVIII la familia Cornejo tenía dos molinos, siendo su propietario el primer molinero del lugar.
El lago artificial contribuyó a cambiar notablemente la economía de la zona ya que los numerosos turistas que lo visitaban, además de admirar el paisaje y la obra ingenieril, podían navegar, practicar deportes náuticos, vuelo, pescar y comer en los restoranes que allí se habían instalado.


Infraestructura turística en los alrededores del lago del dique Los Molinos



En media hora más estuvimos en Santa Rosa de Calamuchita, un pueblo rodeado de sierras y con el río Santa Rosa que lo atravesaba.


Río Santa Rosa atravesando el pueblo



El río se presentaba con su menor caudal debido a que el invierno era la estación seca en la región, pero sus aguas eran límpidas y  con abundantes guijarros.


Guijarros en un típico río cordobés



Los guijarros consistían en pequeñas piedras que por acción mecánica caían desde las laderas de las montañas, y el río, durante sus crecidas, las arrastraba con fuerza dándoles una forma redondeada; y tal cual, sucedía en los veranos cordobeses.
A pesar de la escasa cantidad de agua, los patos podían nadar y se formaba el espejo suficiente para que los árboles se reflejaran.


Durante el estiaje, podían nadar los patos


Los árboles se reflejaban en las aguas del Río Santa Rosa



El valle de Calamuchita se encontraba limitado por las Sierras Chicas por el este, y las Sierras Grandes por el oeste, por lo que su sismicidad era frecuente, aunque de baja intensidad.


Las Sierras Chicas podían verse desde todo el pueblo


 Puente colgante sobre el río Santa Rosa



Toda la zona estaba rodeada por bosques de coníferas y caducifolias, por esa razón, por encontrarnos en pleno invierno, gran parte de los árboles de la ribera habían perdido sus hojas.


Bosques de coníferas y caducifolias en la ribera del río Santa Rosa



El clima del lugar era templado seco, por lo que si bien los veranos se presentaban con elevadas temperaturas que incentivaban a los turistas a disfrutar de los balnearios del río, los inviernos eran muy fríos, llegando a nevar en algunas ocasiones.


Tarde de invierno, muy fría pero soleada


Martín caminando por el borde de la ribera



Los Comechingones eran agricultores y ceramistas. Los españoles los tomaron en encomienda y recibieron en mercedes reales sus tierras, que con el paso del tiempo se convirtieron en estancias.
Una de dichas estancias, ubicada junto al río, pertenecía a la familia Carranza quien la nombró “Santa Rosa” en honor a la santa limeña. Luego sus herederos se la vendieron al Presbítero Vicente Peñaloza, quien mandó a construir una capilla que estuvo concluida en 1784, habiendo sido el primer bautizado José Hilario Luján, un esclavo de dos meses. Contiguo a la capilla, como era habitual, se ubicó el cementerio.
Desde principios del siglo XIX, tras el fallecimiento del Padre Peñaloza, la capilla sufrió un proceso de deterioro que fue revertido setenta años después por la familia Baños-Prado Núñez, quien en 1877 donó una cuadra cuadrada para poblar a su alrededor, dando origen a un poblado que creció de manera espontánea, conocido como Villa Santa Rosa.
  

La “Capilla Vieja” alrededor de la cual tuvo origen el pueblo de Santa Rosa de Calamuchita



En 1997 la “Capilla Vieja” fue nuevamente restaurada y pasó a llamarse “Museo de Arte Religioso Santa Rosa de Lima”.


“Museo de Arte Religioso Santa Rosa de Lima”



Muy cerca de la “Capilla Vieja” fue construido un templo muy moderno, que pasó a constituirse en la Parroquia “Santa Rosa de Lima”, al que popularmente se lo conocía como “iglesia Nueva”.


Parroquia “Santa Rosa de Lima”, popularmente conocida como la “Iglesia Nueva



Aunque en el verano la población crecía considerablemente, la estable era de sólo doce mil habitantes, muchos de los cuales se dedicaban a la hotelería, comercios y otros servicios dedicados al turismo.
  

Establecimiento donde se vendían productos comestibles regionales así como souvenires



En parte por estar cansados por la caminata y debido a que la temperatura comenzara a bajar aceleradamente a medida que el sol se hacía más debil, decidimos volver al hotel, y prepararnos para al día siguiente regresar a Buenos Aires.
  

El hotel “Arcos del Río”, frente al río, donde nos alojamos


Ésta había sido la última etapa de un viaje que había incluido las provincias de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y Córdoba, durante unas largas vacaciones forzadas por la “epidemia de Gripe A”.




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