sábado, 27 de junio de 2020

El nacimiento de Rocío y las vacaciones de invierno en tiempos de la Gripe A


   
El 1ro de julio de 2009 nació en Buenos Aires Rocío, mi cuarta nieta. Y si bien mis planes habían sido estar lo más cerca posible de ella, todo fue muy particular porque debido a las medidas de seguridad tomadas contra la Gripe A, tanto en el sanatorio como en otros lares, habíamos tenido que estar todos con barbijo, además de desinfectarnos las manos con alcohol en gel, tenerla lo más aislada posible de los lugares públicos, limitar al máximo las visitas, tanto de familiares como de amigos, y evitar darle besos.
Yo cumplía con todas las normas impuestas por las entidades dedicadas a la salud cuando estaba en presencia de la beba, pero no me creía demasiado la situación que se estaba viviendo, considerando que se trataba de un circo que estaba generando pingües negocios para algunos pocos. De hecho, no me vacuné, no andaba con barbijo por la calle, y no pasaba las manos por alcohol con gel, sino que me las lavaba como siempre, con agua y jabón, tal cual me lo había indicado mi médico.

Rocío con sus papás, mi hija Alicia y mi yerno Tobías


Como todos los años, a mitad del mes de julio comenzarían las vacaciones de invierno, sin embargo, en ese entonces se adelantarían ya que por prevención tanto colegios como universidades permanecerían cerrados. Contábamos con todo el tiempo libre, pero todo lucía demasiado extraño, y gran parte de los espectáculos más atractivos de Buenos Aires habían sido suspendidos.
Así que, con Martín y Omar, haciendo caso omiso de las tendencias generales, tomamos un micro rumbo a Santiago del Estero para pasar unos días en Las Termas de Río Hondo, cuyos precios estaban por el piso ya que, en la temporada más alta del año, los hoteles permanecían casi vacíos.
Una de las ventajas de estar en pleno invierno en Santiago del Estero, era su temperatura primaveral. Sin embargo, sumado a la Gripe A, una ola de frío azotó a la región y las calles quedaron desiertas. Los hoteleros y comerciantes, desesperados. Adonde fuéramos nos trataban de lo mejor, pero era muy triste que en muchos bares y restoranes nuestra mesa fuera la única ocupada, por lo que nos atendían de a dos o tres mozos con el fin de repartirse la propina.
También los espectáculos programados habían sido suspendidos, y otros contaban con muy escaso público, significando grandes pérdidas.
Una tarde salimos a caminar por la vereda del sol, y pasamos por el Centro Cultural y Artesanal San Martín, justo enfrente del parque General Martín Miguel de Güemes, donde había una fuente de aguas danzantes. Hacía mucho frío, y nos encontramos con la sorpresa de que existían también piletas al aire libre con agua termal llenas de gente. También alquilaban equinos de paseo. Pero nosotros con conformamos con disfrutar de la variada arboleda, observar las esculturas, y visitar las ferias que se localizaban en sus bordes.
Los incas decían que los manantiales de agua termal llevaban el fuego de la tierra y daban milagrosamente la salud al sufriente o al enfermo. Y su fama había sido tan extendida a través de relatos hasta el Imperio del Hijo del Sol, en las alturas del Tahuantinsuyo, que se organizaban caravanas para aprovechar las virtudes de las “Yacu Rupaj”, que en quechua significaba “Aguas Calientes”.

Para mitigar el frío, todos al agua termal a cielo abierto y en espacio público


Alquiler de equinos de paseo


Mansos caballitos para el disfrute de los niños


Fuente en el parque Güemes


Diversidad arbórea en el parque Güemes


Árboles de algodón en el parque Güemes


Una de las estatuas del parque Martín Miguel de Güemes


Paseando por el parque Güemes

Esculturas en el parque Güemes


Vista del Centro Cultural y Artesanal San Martín desde el parque Güemes


Centro Cultural y Artesanal General San Martín


Feria de textiles multicolores


Feria donde se vendía todo tipo de prendas y otros textiles de diferentes calidades


Venta de panes artesanales


Como ya conocíamos la ciudad, decidimos tomar un city tour en uno de los “trencitos” que nos llevara hasta sitios más alejados, por lo que partimos desde el Parque Güemes. Lo rodeamos, luego pasamos por el hotel termal Los Pinos, donde yo había parado junto con mi padre y una delegación de periodistas en 1973; y desde allí tomamos la avenida Juan Bautista Alberdi hasta llegar a la calle Sarmiento donde la oferta hotelera y gastronómica era muy abundante, además de la cantidad de locales destinados a la venta de artículos regionales.

El “Tren del Sol” y el “Tren de la Alegría” hacían recorridos turisticos en Río Hondo


Hotel City en la calle Tacuarí


Avenida Manuel Belgrano


Pasando por calle Suipacha y avenida Manuel Belgrano


Hotel Los Pinos Resort y Spa Termal


Esquina de Juan Bautista Alberdi y Sarmiento


Calle Sarmiento, en pleno Centro de Las Termas, con gran cantidad de oferta gastronómica


Restaurante “El Lugar de Siempre”, también en la calle Sarmiento


Pasamos por la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, dedicada a la patrona de la ciudad. De estilo colonial, databa de 1942.

Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro


Y al llegar a la intersección con la calle Bolívar nos topamos con el edificio de la Municipalidad de Las Termas de Río Hondo. También de estilo colonial español, contaba con dos plantas y una torre de cuatro caras con un reloj, sobre el cual había un balcón. Lo rodeaba un jardín y había sido inaugurado en 1949.

Edificio de la Municipalidad de Las Termas de Río Hondo


La Municipalidad de Las Termas de Río Hondo desde la calle Bolívar



Se anunciaba la presentación de Jorge Corona, uno de los “cómicos” más groseros de la Argentina


Dimos la vuelta por la calle Fleming y ya sobre Rivadavia esquina Caseros divisamos el Casino Provincial y Bingo del Sol; otro edificio neocolonial. Había sido inaugurado en 1943. Ese lugar constituía un punto clave de la diversión nocturna porque además de las mesas de ruleta, póquer, black jack, punto y banca, bingo, tragamonedas y otros juegos por el estilo, ofrecía espectáculos teatrales y musicales.


Casino Provincial y Bingo del Sol


Hotel Casino Center, sobre la calle Caseros



Monumento al General José de San Martín, cercano al Centro de la ciudad


A medida que nos alejábamos del Centro de la ciudad, pudimos ver varias ferias donde además de artesanías, en especial cestería, se vendían prendas de diferentes calidades como también comestibles, algunas de ellas destinadas al consumo de los habitantes locales.

Venta de la cestería típica santiagueña


Exhibición y venta de prendas en la calle


En pocos minutos nos encontrábamos en el Autódromo Internacional de Río Hondo, el más moderno de la Argentina en ese entonces, que estaba en condiciones de recibir tanto todas las categorías del automovilismo como del motociclismo.

Autódromo Provincial Termas de Río Hondo


En el autódromo durante los entrenamientos


Bordeando el autódromo por el paseo costanero


Larga pista de cuatro mil ochocientos seis metros de longitud


Ambulancia disponible durante las pruebas de los pilotos


Y dejando atrás al autódromo, nos allegamos al gran espejo de agua generado por el Dique Frontal de Río Hondo, que interrumpiendo el paso del río Salí, se constituía en la cabecera del Complejo Hidráulico del Río Dulce, que se pusiera en funcionamiento en 1968, embalsando grandes volúmenes de agua procedentes de las cumbres calchaquíes y de las sierras tucumanas del Aconquija.
Allí, además de controlar las crecidas y destinar al riego en épocas de sequía, se presentó la posibilidad de practicar diversas actividades náuticas como la navegación a vela y la pesca deportiva del dorado, del pacú, del surubí y de las tarariras.

 Ganado vacuno a la vera del espejo de agua del embalse de Río Hondo


Embalse de Río Hondo


Dique de Río Hondo


Generación de electricidad en el embalse de Río Hondo


Vista panorámica del dique frontal de Río Hondo

Detalle del dique frontal de Río Hondo


Plantas acuáticas en las costas del embalse



Control de las crecidas, disponibilidad de agua, de energía, de pesca y de paseo para los santiagueños


Regresando a la ciudad, pudimos ver los esteros y bañados que le daban el nombre a la provincia. Y a pesar de que nuestros compañeros de excursión los veían como algo negativo, nosotros los valoramos como un ambiente de gran biodiversidad, en especial en relación con la avifauna, que fue lo que, aunque parcialmente, pudimos divisar. Se trataba de una estepa arbustiva en suelos salitrosos en un clima subtropical con estación seca en invierno.

Río Dulce


Bañados en las inmediaciones del dique


Esteros que le daban el nombre a la provincia


Suelos salitrosos


Una estepa arbustiva en un clima subtropical con estación seca en invierno

Regresando a la ciudad


Los partidos de fútbol, infaltables


Parques muy cuidados


A la mañana siguiente una gran feria local se extendía por gran parte del Centro, muy próxima al edificio de la Municipalidad, donde gran cantidad de gente se concentraba para hacer sus compras cotidianas, aunque el fantasma de la Gripe A daba vuelta por todas partes.


Venta de los productos del embalse


Feria urbana callejera con venta de cabritos y de otros productos de la zona


Verduras y hortalizas de excelente calidad en los mercados


Nosotros nos tomamos un día entero de descanso, utilizando el agua termal de la bañera del hotel, y haciendo una larga siesta al mejor estilo santiagueño. Pero a la noche fuimos a disfrutar de las típicas empanadas y del cabrito asado a fuego lento durante horas, para luego ir a tomar una infusión a una de las confiterías más coquetas del lugar.
Restoranes con asadores y empanadas


Omar leyendo el diario en una de las coquetas confiterías


Al otro día dejamos Las Termas para continuar nuestro viaje rumbo a la ciudad de Catamarca, haciendo una pequeña escala técnica en Tucumán. El frío seguía siendo intenso, al punto que los campos estaban escarchados. Y en el camino pudimos ver ganado y algunos cultivos.



Dejando Las Termas de Río Hondo


Campos escarchados a primera hora de la mañana


Caballo pastando en campos del oeste de Las Termas de Río Hondo


Establecimientos agropecuarios en camino hacia Tucumán

Plantas xerófilas en la frontera santiagueño-tucumana


Plantación de caña de azúcar en la provincia de Tucumán


El ómnibus en que viajamos estaba casi vacío. No había más turistas que nosotros, y éramos los únicos que no llevábamos barbijo.

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